El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está dispuesto a llevar su lucha contra la participación de deportistas transgénero en competiciones femeninas hasta el Comité Olímpico Internacional (COI). Esta semana, Trump firmó una orden ejecutiva para prohibir la participación de atletas transgénero en deportes femeninos y en categorías infantiles.
En la ceremonia en la que firmó la disposición, Trump expresó que su gobierno pretende que el COI “cambie todo lo relacionado con los Juegos Olímpicos y con este tema absolutamente ridículo”, de cara a los Juegos Olímpicos de 2028 en Los Ángeles.
La orden, titulada “Mantener a los hombres fuera de los deportes femeninos”, da amplias facultades a las agencias federales, incluyendo los departamentos de Justicia y Educación, para asegurarse de que las entidades que reciben fondos federales cumplan con el Título IX, interpretando “sexo” como el género asignado al nacer.
Con respecto a la firma, Trump declaró: “Con esta orden ejecutiva, la guerra contra los deportes femeninos ha terminado”, y estuvo acompañado por legisladores y deportistas que habían pedido públicamente la prohibición, entre ellas la ex nadadora Riley Gaines.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, explicó que la medida “mantiene la promesa del Título IX”, que prohíbe la discriminación por género en el ámbito educativo y deportivo. Esta orden busca garantizar que las mujeres no pierdan acceso a deportes y vestuarios exclusivos para su género, tomando acciones inmediatas contra escuelas y asociaciones atléticas que infrinjan estas normas.
La firma de la orden coincidió con el Día Nacional de las Niñas y Mujeres en el Deporte, y es una de las últimas de una serie de medidas ejecutivas de Trump dirigidas a la comunidad transgénero. Durante su campaña, Trump prometió “mantener a los hombres fuera de los deportes femeninos”, una declaración que resonó incluso más allá de las fronteras partidarias.
La nueva disposición autoriza al Departamento de Educación a penalizar a las escuelas que permitan la participación de atletas transgénero, citando el incumplimiento del Título IX. Las instituciones que violen esta norma podrían perder fondos federales.
Además, Trump ha dispuesto que organismos deportivos privados se reúnan en la Casa Blanca para que el presidente pueda escuchar de primera mano “las historias de atletas femeninas que han sufrido lesiones de por vida, que han sido silenciadas y obligadas a competir con hombres”.
Esta orden se suma a un conjunto de medidas que limitan los derechos de la población transgénero, como rechazar la transición de género en el gobierno federal, prohibir a los miembros del servicio transgénero en el ejército, eliminar seguros de salud federales para personas transgénero menores de 19 años y restringir la enseñanza sobre género en las escuelas. Estas acciones han sido desafiadas en tribunales por organizaciones de derechos civiles, que argumentan que algunas de ellas violan las leyes federales y la Constitución.
Además, Trump afirmó que dio instrucciones al secretario de Estado Marco Rubio para que deje en claro ante el COI que “Estados Unidos rechaza categóricamente la locura transgénero” y pidió que el organismo olímpico cambie sus políticas al respecto.
Por su parte, el COI ha delegado en las federaciones internacionales de cada deporte la responsabilidad de decidir sobre la participación de los atletas transgénero. Esto podría cambiar si un nuevo presidente del COI reemplaza a Thomas Bach, quien se retirará. Entre los candidatos a sucederlo se encuentra Sebastian Coe, actual líder de World Athletics, quien ha defendido la limitación de la participación de transgénero en los deportes femeninos.