Argentina aprovechó el primer día de competencias por medallas para abrir su marcador en los Juegos Panamericanos Santiago 2023, y sumó dos preseas de plata y tres de bronce de la mano de Fernanda Russo (tiro) y Lucas Guzmán (taekwondo), y la cordobesa Macarena Ceballos (natación), Giulia Sendra (taekwondo) y José Luis Acuña (taekwondo), respectivamente.
Los cinco iluminaron con sus sonrisas un día frío y gris en la capital chilena, donde la acción argentina se repartió por 18 escenarios pero explotó de alegría en el polígono de tiro, el centro de deportes de contacto y el centro acuático panamericanos.
Para Russo y Guzmán significó la tercera medalla panamericana en Juegos consecutivos, para Ceballos, en cambio, el bronce obtenido en los 100 metros pecho es la materialización del estado de plenitud en el que se encuentra, el premio a esa “resiliencia” que, como dijo, implica para ella estar en Santiago 2023.
La primera medalla cordobesa
Macarena Ceballos lo consiguió. En Santiago 2023, la tercera fue la vencida para la nadadora de Río Cuarto.
“Maca” comenzó con una alegría su tercera participación en los Juegos, después de dos primeras experiencias que no le dejaron buenos recuerdos. Marcó 1m07s68 para ocupar el tercer escalón de un podio ocupado en sus primeros puestos por dos canadienses: Rachel Nicol (1m07s28) y Sophie Angus (1m07s55).
Con la medalla en la mano, la emoción a flor de piel y la conciencia de saber que no se puede detener en este logro “porque aún quedan más pruebas por correr”, “Maca” reconoció que “quería la de oro”, pero eso no le saca la felicidad por saberse “medallista panamericana”.
“Soy muy autoexigente y el tiempo no fue bueno. Pero igual estoy feliz. Me subí al podio de los Juegos Panamericanos”, valoró después de nadar también la final en el relevo 4x100 metros libre.
Su mejor tiempo en los 100 metros pecho fue de 1m06s69, que lo hizo en el Mundial de pileta larga este año en Fukuoka (Japón), le dio la clasificación olímpica y es récord sudamericano.
De sueños y convicciones
Ceballos tuvo la convicción de ir por sus sueños y la determinación para hacer todo lo necesario para alcanzarlos. No hay medias tintas en la nadadora de Río Cuarto.
Sabe que en cada entrenamiento en la pileta, en cada exigencia en el gimnasio, en cada encuentro con su psicóloga, en cada clase de pilates, en cada descanso da todo lo que tiene para dar. Con alegría o lágrimas, con entusiasmo o cansancio. Explotar su potencia al máximo es su elección de vida.
“A veces los otros nadadores me miran y no lo pueden creer. Salgo contenta de cada entrenamiento, conforme con lo hecho, y capaz 10 minutos antes estuve llorando porque sentía que no podía más”, cuenta.
A los 28 años encontró su plenitud, después de haberse caído una y otra vez, y haberse vuelto a levantar.
En la previa a Santiago 2023 habló de estos Juegos como resiliencia. Porque en los de Lima 2019 tocó fondo, “subsuelo” y cayó más bajo de lo que creyó que podía caer. Su anterior experiencia panamericana, en Toronto 2015, tampoco había sido feliz. Había enojo en una veinteañera debutante, desconcierto en su mirada por no compartir lineamientos con su entonces entrenador.
La tristeza se apoderó de su rostro cuatro años después en la capital peruana cuando un maldito dolor en el hombro derecho limitó sus posibilidades.
Pero en Santiago es otra historia. “Maca” se operó y volvió mejor que antes.
“Pienso en mi papá, que desde el primer momento me dijo que no venía porque quiere ir a París. En mis hermanas, en que les pedí que por favor la hagan acordar a mi abuela de que me mire. Lo hago por ellos”, dijo emocionada, ya con la medalla en sus manos.
Ceballos admitió que luego de asegurarse su presencia en París 2024, su mentalidad cambió. “Me lo tomo con mucha más calma. Sí, lo disfruto, lo vivo y lo disfruto, pero con calma”.
Reconstrucción
Calidad en cada entrenamiento. Eso buscó Ceballos después de que en agosto de 2021 pasó por el quirófano para solucionar de una vez y para siempre su lesión en el hombro derecho. Y no descuidó ningún aspecto.
Con mucha paciencia encaró los primeros meses de rehabilitación y retornó de forma gradual a la competición. Su premisa, entonces y ahora, es disfrutar.
“¿Si no, para que vengo?”, le dijo a La Voz al arribar a Santiago.
Y esa pregunta se la hizo tantas veces antes que hasta coqueteó con el retiro. Pero fueron apenas tres semanas.
“Desde 2022 no detiene su evolución. Pareciera que volvió a tener 15 años, con todo por delante y disfrutando cada entrenamiento y competencia como si fuera la primera”, define Gustavo Roldán, entrenador en jefe de la selección argentina de natación pero también coach de la cordobesa en Sociedad Alemana de Gimnasia de Villa Ballester.
“Su madurez le aporta la tranquilidad para tomar decisiones serenas y acertadas, sin dudas ni inseguridades. Es otra atleta en esta nueva etapa”, agrega Roldán y concluye: “Era una excelente nadadora sin posibilidades de entrenar atléticamente al 100 por cien, ahora podemos decir que es una excelente atleta que eleva su máxima potencialidad como nadadora”.
Más desafíos en Santiago
A Macarena aún le quedan tres pruebas por nadar. El lunes competirá en los 200 metros pecho y admite que aún no sabe “cómo cambiar el chip”. Pero no tiene dudas que dará todo.
“No quiero pensar mucho en esta medalla. Imagino que caeré y la valoraré cuando terminen los Juegos. No me quiero relajar porque quiero hacer lo mejor para mí y para el equipo en lo que queda”, avisa.
El mismo día se tirará a la pileta con la posta 4x100 combinada mixta. El miércoles cerrará su participación panamericana con el relevo 4x100 combinado femenino.
