La tucumana Mercedes Paz fue la primera argentina en ganar un torneo en el circuito mayor del tenis mundial (WTA); el cordobés Héctor “Pichi” Campana es el máximo goleador histórico de la Liga Nacional de básquetbol y el correntino Sebastián Crismanich es el único campeón olímpico argentino de taekwondo; los tres tienen un punto en común: defendieron los colores de la bandera argentina en los Juegos Odesur.
Para ellos, como para tantos otros deportistas, la cita sudamericana fue el trampolín “de sus sueños” deportivos. Para Campana, Rosario 1982 marcó el comienzo del “idilio” con la celeste y blanca, camiseta que llevó con orgullo durante 15 años y con la que disputó un Mundial Juvenil, tres de Mayores y dos Preolímpicos, entre tantos otros torneos.
“Pichi” tenía 18 años cuando participó de los Juegos Odesur y recuerda: “Cuando me tocó jugar en el ‘82 estaba en la selección juvenil argentina; fue un año muy importante porque tuvimos muchos torneos y al año siguiente, el Mundial. Representar a la Argentina en un Sudamericano es muy importante sobre todo cuando hay diferentes disciplinas y uno puede ver el amplio abanico del deporte en nuestro país”.
Y agrega: “Para mí fue un honor porque era la primera vez que vestía la camiseta argentina y ya estaba muy entusiasmado por seguir progresando y en un futuro poder vestir la de mayores. Es probable que eso me haya marcado para seguir esforzándome”.
“Mecha” Paz también tiene muy buenos recuerdos de los Juegos Odesur Rosario 1982. Para la hoy capitana del seleccionado argentino femenino de tenis aquella fue la primera experiencia importante representando a la Argentina en un evento de este tipo.
“Tengo los mejores recuerdos de esa competencia. Pude ver deportes que nunca había visto en vivo y después toda la experiencia de compartir en el comedor o en la villa fueron inolvidables recuerdos para mí. Toda la vivencia olímpica de compartir con deportistas amateur, que ellos te cuenten cómo entrenan, qué los motiva, todo eso me parece una de las cosas más ricas que tiene este tipo de competencia”, relata la tucumana y asegura que en la actualidad, desde su rol, les inculca a las jugadoras la importancia de estas competencias.
“No hay evento más lindo que poder jugar por tu país, defender los colores y mucho más si te consagras y logras tener una medalla, el poder presumir esa presea enfrente de todos tus compañeros es algo inolvidable”, completa.
Inolvidable también lo es para Sebastián Crismanich, quien tuvo su primera experiencia sudamericana en Buenos Aires 2006, repitiendo en 2010 y 2014, y llegó a la gloria máxima en 2012, cuando se consagró campeón olímpico en Londres 2012. “La importancia que tiene un Juego Odesur en la carrera de cualquier atleta es altísima ya que en él se encuentran los mejores atletas de todos los deportes de todo Sudamérica. Nos da una muestra de a qué nivel nos encontramos a nivel mundial. Es uno de los eventos más importantes, sobre todo por poder compartir con toda la delegación argentina”, cierra el taekwondista correntino.
