Fernando Martínez, el único campeón mundial que queda en pie, tratará de rescatar al boxeo masculino argentino de un año con malos resultados a nivel internacional.
El monarca supermosca de la Asociación hará el martes la cuarta defensa de su corona dándole la revancha directa a 12 rounds al japonés Kazuto Ioka a quien ya venció por puntos el domingo 7 de julio pasado en un espectacular combate. ESPN televisará en vivo la velada desde las 4 de la madrugada y la pelea del argentino comenzaría alrededor de las 6.
“El Pumita”, además del alicaído pugilismo nacional representa la pasión y el sentimiento boquense (sube hasta con el cabello teñido con los colores azul y amarillo), deberá sostener una bandera que sólo recogió derrotas en este 2024 que se va.
La caída por puntos del viernes por la noche en Managua del santafesino Tobías Reyes a manos del nicaragüense Félix Alvarado en una eliminatoria por el primer puesto del ranking minimosca de la Federación Internacional fue el último eslabón de una cadena inacabable de peleas perdidas en el primer nivel internacional.
Cada vez que hubo que definir una posición importante en un ranking o afrontar combates contra figuras de cierto lustre en condición de visitantes, los boxeadores argentinos no dieron la talla y perdieron, en algunos casos de mala manera. Los triunfos de ocasión en el país fueron engañosos y logrados ante colombianos, venezolanos y mexicanos de muy baja competitividad.
Derrotas en continuado
Además de Reyes, el 19 de octubre en Mendoza, el local Juan Javier Carrasco perdió por nocaut técnico en el 12º asalto por el ruso Zaur Abdullaeb en una eliminatoria por el título liviano de la FIB y el 2 de noviembre, la bonaerense Celeste “Chucky” Alaniz cayó por nocaut en el séptimo asalto en Las Vegas ante la floridense Gabriela Fundora y dejó los títulos mosca del Consejo y la Organización que había recuperado en junio frente a la tejana Marlén Esparza.
Apenas dos días más tarde, el riojano José “Sansón” Rosa resignó con amplitud su invicto por puntos frente al ruso Khariton Agrba en la ciudad de Samara (Rusia). Y una semana después en Norfolk (Virginia), el bonaerense Gustavo Lemos duró poco más de 4 minutos en el ring ante el invicto local Keyshawn Davis tras haberse excedido largamente del límite pactado en el peso superliviano. Todas las peleas fueron televisadas por TyC Sports, una de las cuatro señales deportivas (ESPN, Fox Sports y TNT Sports son las otras) que transmiten boxeo argentino en vivo.
Ni siquiera pudo sostenerse el otrora promisorio mosca bonaerense Agustín Gauto. Cierto desorden en su carrera que se acentuó cuando pasó a manejarlo Marcos “el Chino” Maidana y sobre todo dos derrotas por fuera de combate ante el zurdo inglés Galai Yafai en Las Vegas y el probador chaqueño Sixto Pérez en Buenos Aires, esta última en el primer round, dejaron en evidencia su baja resistencia al castigo, lo bajaron de los rankings mundiales y lo forzaron a un replanteo cuando sólo tiene 26 años de edad.
Como se verá, el balance del año en general cierra con saldo en rojo. Mucho más si se tiene en cuenta que por primera vez en la historia, nuestro país tampoco compitió en los Juegos Olímpicos de París, los últimos que por ahora albergarán la disciplina que, por razones políticas, no está programada para los Juegos de Los Ángeles 2028. Resulta todo un dato que no hayan podido estar los peleadores argentinos: el boxeo aportó 24 veces al medallero nacional.
Un salvavidas
En este contexto no tan alentador, la figura del “Pumita” Martínez aparece como un salvavidas, recién en el 42º puesto del ranking de peleadores mundiales de todas las categorías que arma la página de resultados y récord boxrec.com y que lidera el fenómeno japonés Naoya Inoue, cuádruple campeón de los supergallos.
A los 32 años e invicto en 17 salidas profesionales con 9 triunfos antes del límite. Martínez ya sabe lo que es pisar fuerte más allá de nuestras fronteras: le ganó pelea y revancha en 2022 al campeón filipino Jerwin Ancajas en los Estados Unidos y en 2023, defendió exitosamente su corona ante otro filipino, Jade Bornea, a quien casi le arrancó la oreja izquierda en Mineápolis venciéndolo por nocaut técnico en 11 vueltas.
Ioka no es ningún improvisado. Fue campeón minimosca y mosca de la Asociación, mosca de la Federación y supermosca de la Organización y su récord actual suma 31 triunfos (16 antes del límite) y 3 derrotas. Pero en la primera pelea, el “Pumita” no le respetó ningún antecedente: hizo tres primeros rounds intachables combinando sus manos con firmeza y claridad y repartiendo castigo a la cabeza y al cuerpo a partir del manejo estupendo de su izquierda y de un ritmo de pelea avasallante.
Después, entre el cuarto y el sexto asalto, Martínez se plantó de contra para tomar aire y reponerse de los envenenados ganchos de izquierda al plexo que le colocó Ioka. Del 7º al 9º round recuperó dinámica, solidez y claridad para conectar al japonés y cerró aquella noche dejando una sensación de autoridad y convicción de victoria que los jurados, siempre en duda, no tuvieron más remedio que reconocer. Sin margen para que le escamoteen la victoria. Más o menos deberá hacer lo mismo ahora para volver a ganar.
Si al “Pumita” le tocara perder, el boxeo masculino de nuestro país se quedará otra vez sin campeones del mundo. Y habrá apenas tres argentinas coronadas: Nazarena Romero (Supergallo de la AMB), Clara Lescurat (Supermosca de la AMB) y Evelyn Bermúdez (Minimosca FIB y OMB). Poco si se considera que a esta misma altura de 2019, llegó a haber nueve reinas mundiales.
Pero Martínez está convencido de que no hay lugar para la derrota. Tal es así que esta vez lo acompañaron a Tokio su esposa Micaela y su hija menor Alma, quienes no estuvieron en la pelea de julio. Y tanto él como su técnico Rodrigo Calabrese y su mánager, el “Chino” Maidana, ya tienen un nombre y un apellido grabado entre ceja y ceja para su futuro: el de Jesse “Bam” Rodríguez, campeón del Consejo, para una eventual unificación en el primer semestre de 2025. Pero no es recomendable almorzarse la cena. Antes espera Ioka, quien de local dejará todo para sumar el quinto título del mundo de su carrera.
“El Pumita” Martínez garantiza pelear en Tokio como ya lo hizo en Las Vegas o en California, sintiéndose amo y señor de cada punto del cuadrilátero. Además, tiene una motivación adicional: en un año de vacas muy flacas para el fútbol xeneize, hasta puede darle a Boca una alegría de fin de año con los puños enguantados.