Son parte de aquel grupo de jugadores que “puso la piedra fundacional” de Los Gladiadores, el mote que lleva con orgullo la selección argentina masculina de handball desde hace 15 años; son referentes dentro y fuera de la cancha, el amor por el deporte y los colores de la camiseta son su carta de presentación adonde vayan. Y Córdoba pudo disfrutarlos por unos días, en el marco del Nacional de Clubes A, que coronó en la rama masculina precisamente a SAG Villa Ballester. Sebastián Simonet y Andrés Kogovsek trascienden a su disciplina y son de esas personas que viven por y para el deporte.
El mayor de los Simonet lo hace todavía como jugador; “Cogote” (como apodan a Andrés Kogovsek), desde el otro lado de la línea, controlando sus ganas de saltar a la cancha en los partidos definitorios. “Esos son los partidos que me gustaban jugar”, tiró entre risas a La Voz el excapitán del seleccionado argentino, el mismo que llegó a Córdoba por invitación del entrenador de Ballester. “Le dije que sí porque igual iba a estar y prefiero estar sentado en el banco y no en la tribuna. Estoy desde otro lado, tranquilo, aprendiendo cosas y aportando lo que el entrenador quiere que aporte”, completó Andrés Kogovsek, el hombre que disputó siete mundiales de mayores con la Albiceleste.

Desde adentro, el aporte lo hace “Seba”, capitán del equipo de Ballester que el sábado pasado se quedó con el título, en un dramático final en tiempo extra, ante Dorrego Handball. A los 39 años, el central aseguró “que es un lujo poder competir” a su edad. “Me entreno, me cuido para poder seguir haciéndolo a este nivel y poder acompañar al equipo me pone muy bien. No es fácil, uno trabaja, tiene familia, otras obligaciones, pero lo tomo en serio, entreno mucho, no falto, al final eso se nota y suma”, se sinceró Simonet, cuyo vínculo con Córdoba es fuerte.
“Desde muy chico (Córdoba) significa mucho para mí; primero por vacaciones, por amigos; después por venir a jugar Nacionales, amistosos, distintos torneos, lo que sea. Siempre somos muy bien recibidos y yo disfruto mucho cada vez que vengo, la gente me trata muy bien la paso bien, siempre hay buen clima, es todo es muy lindo, muy sano”, completó y aseguró que le da satisfacción ver que la provincia está más comprometida con el handball, levantando su nivel.
Campeón panamericano y tres veces olímpico (Londres 2012, Río 2016 y Tokio 2020), el mayor de los hermanos Simonet e integrante de una familia que es sinónimo de handball en Argentina, vive esta etapa de su carrera de una manera diferente, pero no por eso menos competitiva. “Es jodido cuando uno toda su vida compitió, le gusta competir y no le gusta perder, pero creo que aprendí a congeniar un poquito más con el disfrute, con el goce, con no amargarme tanto. Siempre con la cabeza de estar lo más arriba posible, de mantenerme bien, de sumarle a mi equipo, de sumarle al club o a donde esté. Siempre me gustó sumar, siempre ayudar”, confesó el “Gladiador”.
Y continuó: “Aprendí a disfrutar y a no amargarme tanto cuando las cosas quizás no salen tan bien. Hoy la cabeza está puesta en eso, en intentar mixear el disfrute con la competición y sobre todo la familia. Que les guste ir a ver los partidos, que estén, que mi mujer me siga bancando. No quedan muchas balas, pero por suerte las estoy disfrutando mucho”.
El presente de Los Gladiadores en la mira de Simonet y Kogovsek
Desde su primer Mundial en Japón 1997, la selección argentina de handball jugó de manera ininterrumpida la máxima cita de este deporte en el mundo. En Dinamarca, Noruega y Croacia 2025, Argentina concretó su 15ª participación consecutiva, siendo el mejor registro el 11° puesto obtenido en el Mundial Egipto 2021. Además, Los Gladiadores cumplieron en París 2024 con su cuarto Juego Olímpico al hilo, tras las participaciones en Londres 2012, Río 2016 y Tokio 2020.
“El deportista argentino ha equiparado mucho el nivel con el resto del mundo, en todos los deportes. La globalización ha ayudado mucho, los videos, el poder tener la misma información que los demás, eso ha ayudado mucho. Pero el deportista argentino tiene un plus, ese mix de pasión y de garra, o de adaptarse. En el alto rendimiento es todo detalles y los detalles marcan la diferencia porque todos juegan más o menos parecido, si estás ahí ya sos más o menos igual al resto”, describió Sebastián Simonet.
Y agregó: “Estamos demasiado lejos en todo, en todos los aspectos que quieras poner, salvo en pasión, en ganas, en todo eso. Pero el handball se juega jugando handball y a Los Gladiadores les fue bien cuando jugaron bien al handball, no cuando pusieron mucho huevo. Tenemos un límite, un techo y creo que hemos estado cerca en muchos momentos. Por eso me enojo, me pongo mal, cuando escucho que la gente dice: ‘tenemos que ganar, no clasificamos nunca en un Juego Olímpico a cuartos’; es una tontería o es ser demasiado iluso pensar que eso puede pasar, al menos en el corto plazo, y si se da no va a ser casualidad”.

Seguir trabajando es la clave y así lo puso en palabras uno de los jugadores símbolo de Los Gladiadores “fundadores”: “Tenemos que seguir sentando bases, seguir progresando; decir eso es no saber dónde estamos parados. Ojalá que ese techo se pueda empujar y construir más arriba, pero hoy el techo está muy cerca de donde estamos y mantenerse ahí es la clave”.
Y Andrés Kogovsek, otro histórico del handball argentino, reforzó lo expresado por Simonet y argumentó que “no es fácil estar ahí (en Mundiales y Juegos Olímpicos) por más de una década” porque hay otros países que trabajan por lo mismo. “Brasil o Chile pretenden lo mismo y ellos están del otro lado diciendo ‘basta de que Argentina esté tan seguido en todo esto’; Argentina tiene que seguir trabajando con los chicos que vienen de abajo, no quiero decir que lo va a lograr porque si no pareciera que es fácil y no es nada fácil. No sé si hay una dimensión tan grande de lo conseguido, de haber participado de tantas cosas tan seguido”, cerró uno de los hombres que abrió la puerta grande del handball argentino al mundo.