El humo, encender el fuego, evitar que se “arrebate”: todas las excusas quedaron en el pasado. En el mundo de las parrillas, la historia empieza una nueva página. Uno de los principales cambios es que el asador ya no es fijo; ahora, se puede trasladar por un sistema de ruedas. El modo de cocción también cambió, hoy se asa a leña (o carbón), a gas y con electricidad. Así, hacer un asado dejó de ser un privilegio para quien tiene patio: también lo disfruta quien vive en un departamento, y hasta los que van de un lado a otro paseando.

Hoy, siguen vigentes las parrillas tradicionales, a carbón y/o leña; se sumaron las que funcionan a gas, y hace poco las que asan con electricidad. Cada una tiene sus ventajas y beneficios, según cada usuario. En ese sentido, Esteban Rojas, titular de La Cautiva, destacó: “En general, la gente tiene definido qué tipo de artefacto para asar quiere, por las instalaciones con las que cuenta”.
Los paladares “caprichosos” optan por proyectos más sofisticados. Mario Cistaro, titular de Cima Metal, subrayó: “La tendencia es combinar un espacio para asar tradicionalmente a la leña o carbón, con su respectivo leñero, y tener a la par un sector a gas”.
Jeremías Matheu, representante comercial de Salamandras Córdoba, dijo: “Los asadores a gas y eléctricos son muy apreciados, porque permiten cocinar de manera más rápida y controlada”.

Al tope de gama, las parrillas tradicionales están integradas a un centro de cocción que además tiene parrillas a gas y electricidad. El combo incluye sectores de guardado y otros accesorios.
Cistaro, de Cima Metal, afirmó: “Los asadores de alta gama cuentan con revestimiento interior de acero inoxidable negro (fácil de limpiar y larga durabilidad). El emparrillado es de acero inoxidable con módulos intercambiables y un exclusivo sistema de elevación con guías traseras que opcionalmente se pueden motorizar; extractor e iluminación led. El cerramiento frontal es con puerta guillotina auto-compensada y un espacio bajo-mesada”.
En tanto, Jeremías, de Salamandras Córdoba, destacó: “Uno de los modelos más conocidos es el asador tipo chulengo, que ofrece distintos diseños, como el Tromen Federal, una parrilla de alta calidad. Incluye varios accesorios, tales como parrilla de doble altura con ladrillo refractario, un fogón con módulo de plancha, estantes de madera, tabla de madera y destapador, además de una base con ruedas para facilitar su movilidad”.
Otros equipos llaman la atención del público: los fogoneros y los kamados, que ofrecen una experiencia distinta al ritual.
Rojas remarcó: “Los fogoneros permiten prender un fuego en una reunión y aprovechar para cocinar a la llama o con brasas; los kamados son más sofisticados, su estructura es de cerámica y por eso conservan bien la temperatura. Se puede cocinar de muchas maneras”.
En las parrillas eléctricas, el gasto es similar a cualquier artefacto encendido durante 1 hora y media, o 2 horas.
“Tienen regulador de temperatura, luz testigo que indica cuándo está en uso, termostato, entre otros accesorios de control”, indicó Nadia Wilson, representante comercial de La Vaca Tuerta.
Estas parrillas incluyen un sector para colocar las astillas que se comercializan para aportar el sabor ahumado a la carne asada. Dato clave: no generan humo.
En síntesis, hoy la experiencia de asar está a disposición de todo el público interesado.