En distintos rincones de Argentina hay desarrollos vitivinícolas, bodegas boutiques y viñedos familiares cuyas producciones van captando adeptos. Eso permite descubrir un universo interesante que trasciende la elaboración de vinos, porque existen una tradición y una cultura milenarias que pasan de generación en generación con devoción.

En este contexto, en los proyectos de viviendas comienzan a crecer los espacios reservados para la cava familiar.
En términos técnicos, el asesor comercial de Häfele Bosch, Sebastián Bello, explicó: “Una cava sirve para almacenar y conservar vinos en condiciones óptimas. Proporciona un ambiente controlado para mantener la temperatura, la humedad y la protección contra la luz, factores que pueden afectar la calidad del vino”.
A su turno, el titular de Cavas.ar, Martín Mussino Stauber, agregó: “Más allá de su forma, una cava es un símbolo de disfrute, de cultura y de estilo de vida”.

En otras palabras, la propietaria de Crux Cavas, Belén Cocconi, completó: “Hoy, ya no se limitan exclusivamente a espacios técnicos o de guarda prolongada. También incluyen soluciones funcionales y estéticas pensadas para quienes disfrutan del vino en su vida cotidiana”.
Modelos
En la actualidad hay diferentes modelos de cavas, con diferentes materiales, fijas o móviles, y con distintas funciones. Todo depende de las expectativas y requerimientos de cada interesado, porque incluso existen coleccionistas de etiquetas y/o de crianza, entre otros.
Al respecto, Cocconi, de Crux Cavas, explicó: “Una cava puede adoptar múltiples formatos; bodegas subterráneas o climatizadas, muebles y sistemas abiertos que se integran al interiorismo de un ambiente”.

En esta línea, Bello, de Häfele Bosch, añadió: “Existen diversos tipos de cavas (o bodegas) para guardar vinos, que se diferencian principalmente por su tamaño, tipo de construcción y características especiales”.
Por su capacidad, las cavas se clasifican en compactas, medianas, grandes y empotrables; por las funciones, dual zone, climatizadas y de madera; y por los materiales, de madera, plástico y metal.
A su turno, Belén Coccioni completó: “Las cavas subterráneas son soluciones modernas que reinterpretan la cava clásica —subterránea, rústica o vinculada a lo patrimonial— desde una óptica contemporánea, versátil y personalizada”.

Planificación
Si bien cada cava es única porque sintetiza las expectativas de cada usuario, es común que al diseñarlas se tengan en cuentan determinados patrones, tales como la ubicación lejos de fuentes de calor y luz directa; la experiencia que busca el usuario, la cantidad de botellas a almacenar y el uso que se dará.
Al respecto, Cocconi subrayó: “Una cava bien planificada agrega valor al espacio, al uso y al usuario. Cuando se diseña contemplando los gustos, hábitos y experiencias de quien la usará, se convierte en un elemento único, significativo y funcional”.

En la misma línea, añadió Martín, de Cavas.ar: “Combinamos funcionalidad, estética y tecnología en cada proyecto. Buscamos que la cava no sólo cumpla su función técnica, sino que también represente el gusto y la identidad del cliente”.
ATB, apta para todo bolsillo
A la hora de hacer números, Sebastián Bello (de Häfele Bosch) estimó: “El costo de una cava para vino en Argentina puede variar significativamente, pero generalmente se encuentra en un rango de $ 771.219 y $ 3.720.000, o incluso más para cavas más grandes o personalizadas”.

La tecnología incluida, sobre todo en lo referente a la climatización e iluminación, también impacta en el costo. En este sentido, Belén, de Crux Cavas, destacó: “Las cavas funcionales y decorativas rondan los 300 mil pesos; las climatizadas a partir de los 600 mil pesos y los 10 millones incluso, dependiendo de la capacidad; en las subterráneas (requieren obra civil), el valor estimado es a partir de los 20 mil dólares”.
Finalmente, Martín Mussino Stauber subrayó: “Una cava básica puede comenzar en torno a los U$S 100, mientras que un proyecto a medida, con cerramientos especiales, climatización y mobiliario personalizado, puede superar los U$S 15 mil. Cada cava es una pieza única”.