Según la Real Academia Española (RAE), una hornacina es un “hueco en forma de arco que se hace en una pared o un muro, para colocar un objeto decorativo o de culto”. Sin embargo, la palabra ha sido desafiada por diseñadores y arquitectos, quienes están entrenados para revolucionar los espacios con creatividad e ingenio.
Las hornacinas se han convertido en elementos decorativos y funcionales que se adaptan a todos los ambientes del hogar. Su tamaño no importa, lo que sí gravita es el rol que se le asigne, y de ahí la definición de su dimensión.
Las hornacinas son una gran solución para proteger, exponer, ocultar, camuflar y ordenar. Además, pueden crear nuevas perspectivas visuales para destacar (o no) un rincón dentro del espacio.
Tips a tener en cuenta
Estudiar y planificar las paredes: si se trata de una casa nueva, las hornacinas deberán ser proyectadas desde el día 0, dado que es clave considerar que están dentro de los muros. Ahora bien, si queremos sumarlas a edificaciones existentes, deberán estudiarse las paredes para definir la viabilidad de “empotrar” las hornacinas y y ganarle la profundidad al muro.
El grosor y la consistencia de las paredes es fundamental. Una hornacina necesita entre 15 y 20 centímetros de profundidad, según la función que vaya a tener. Por lo tanto, se requerirá de una pared de entre 30 y 40 cm de grosor. Para quienes no pueden o quieren intervenir las paredes ya construidas, es posible crear “falsos” muros de madera y así recuperar el espacio entre el entarimado existente y la nueva pared.
Los baños son los ambientes en los que habitualmente se las incorporan, dado que resultan cruciales para alojar los elementos de cuidado personal en el espacio de aguas sin tener que recurrir a elementos extra que no contribuyan desde lo funcional y estético.

Definir el hueco y diseñarlo
Una vez elegida la pared, se define la hornacina en términos de tamaño y diseño. Puede tener arco o no, pueden ser incluso más de un “agujero” si queremos simular una biblioteca con espacio para adornos, TV y libros, por ejemplo.
Dotar de valor a la hornacina
La madera es la clave. En general, estos agujeros tienden a ser fríos, porque suelen capitalizarse las materialidades habituales de los muros. Entonces, revestirlos con madera o simplemente agregar estantes de espesores robustos del noble material puede sumar, y mucho.
Cetol, marca líder en el cuidado y protección de la madera del grupo AkzoNobel, agrega tres tips a tener en cuenta para sumar madera y garantizar su durabilidad.
1. Estantes: robustos y de maderas protagonistas, con vetas pronunciadas y tonos que contrasten con el fondo de la hornacina. Protección: Belleza Natural, la solución que respeta el color de la madera y aporta un acabado mate, o bien Cetol Parquet Balance si se trata de superficies de mucha fricción, dada por el uso.
2. Machimbre: revestimiento ideal para cubrir grandes hornacinas. Cetol Classic Vintage puede ser un aliado para quienes prefieren el blanco pero desean la calidez de la madera.
3. Hornacinas simuladas: la versatilidad de la madera hace que incluso puedas tener tu hornacina sin perforar la pared. Con la tabiquería correspondiente y revistiendo la superficie con madera, se puede crear una “falsa pared” con su correspondiente hornacina. En esos casos, se sugiere proteger con Cetol Classic Balance, que viene en seis colores y dos terminaciones, para todos los gustos y necesidades.
“La madera casi todo lo puede. Su capacidad innegable de adaptarse a todas las necesidades y su inigualable calidez la convierten en el material que nunca pasa de moda”, dijo Viviana Insaurralde, arquitecta especializada en marketing para la línea Woodcare Akzonobel en Sudamérica.
