En Córdoba, la decoración navideña atraviesa un proceso de transformación silencioso, pero sostenido. Lejos de los esquemas recargados y del brillo artificial que dominó otras épocas, este año la escena se ordena en función del clima veraniego, con un consumo consciente y la recuperación de lo afectivo.
Desde esa mirada, se aprecia una Navidad más sobria, funcional y conectada con el entorno inmediato. Los materiales naturales, la iluminación cuidada y los objetos con historia proponen nuevos escenarios hogareños. No se trata sólo de una decisión estética: el contexto económico y las condiciones del verano local influyen en la forma de decorar.
En esta nota, Diseño repasa algunas ideas para la ambientación festiva: una mirada sobre el árbol, los adornos y la mesa para Nochebuena y Año Nuevo.
El arbolito
El árbol navideño sigue siendo un símbolo central, pero aparece con otras propuestas. Cada vez más hogares optan por versiones alternativas: estructuras armadas con ramas, composiciones murales o plantas vivas intervenidas con luces y pequeños ornamentos. Lo que se busca es reducir costos, evitar la acumulación de objetos y generar piezas que puedan reutilizarse.
“Marcan tendencia los árboles naturales con ramas verdes que después serán parte del jardín o del patio. Piezas decoradas con bolas color arena y tostado (muy empleadas en esta temporada), adornos de madera y cintas de raso en tonos naturales y en escala de marrones”, señaló la decoradora Guadalupe Martínez Allende.
Materiales del entorno
A diferencia de las estéticas invernales asociadas a la Navidad europea o América del Norte, en Córdoba el paisaje ofrece otras referencias. Maderas claras, piñas recolectadas, ramas de eucalipto, espinillo o romero, fibras vegetales y frutos secos se integran a la decoración con naturalidad. No es una copia literal del entorno serrano, sino una lectura local que se adapta a interiores y exteriores urbanos.
El eucalipto, por ejemplo, gana protagonismo con su aroma fresco y su disponibilidad. Se utiliza en coronas, centros de mesa y guirnaldas simples. También aparecen cerámicas artesanales, vidrio y hierro liviano sin recargar.
“Armar una mesa de Navidad (o de Año Nuevo) y decorar sus alrededores es un desafío alegre y divertido. El uso de follaje verde, ramas de árboles combinadas con flores de estación en imponentes floreros de vidrio o canastos de fibras naturales nos permite rescatar lo rústico. El desafío está en el jardín de nuestra casa y en crear arreglos descontracturados. Las conexiones entre texturas, la creatividad, la naturaleza, los objetos y los colores inspiran y sorprenden”, precisó Martínez Allende, quien se especializa en ambientaciones eventuales.
La mesa, eje de la celebración
En la cultura cordobesa la mesa sigue siendo el centro de la Navidad, no sólo como espacio gastronómico, sino como lugar de permanencia y encuentro. Por eso, la decoración baja el tono y prioriza la funcionalidad: manteles de lino o algodón, caminos simples, centros bajos y vajilla combinada.
“Para empezar, como centro de mesa se puede colocar alguna planta de estación con flores rojas intensas y hojas verdes, envueltas en un lienzo natural y cintas decorativas en color avellana y tostado. Vuelven los geranios rojos y la hiedra, en pequeñas macetas”, argumentó la experta.
Martínez Allende agregó que esta temporada reafirma lo iniciado en años anteriores: “Armar caminos de mesa con ramas sutiles o hiedras verdes combinadas con flores secas o naturales, intervenir con frutas como lima, uvas, limones, ciruelas, naranjas, pomelos y verduras como la berenjena. Para algo más atrevido, por ejemplo, las hortensias se pueden combinar con salvias y ramas de cedrón”, puntualizó la especialista.
La paleta cromática se aleja un poco del rojo intenso y se inclina por tonos más apagados: verdes oliva, arenas, terracotas y blancos.
Textiles, vajilla y velas
En cuanto a los textiles, las fuentes consultadas coinciden en que los cordobeses muestran preferencia por telas livianas, de fondos naturales y rayas sutiles, ya sean en tonos rojo o verde seco, como opciones ideales.
Para la vajilla, vuelven las colecciones heredadas, en particular aquellas que vienen de padres o abuelos. Se prefieren copas transparentes, para resaltar la sutileza del follaje. Además, se mezclan piezas nuevas con objetos llenos de historia: platos antiguos, copas y fuentes de loza o cerámica. “No es una búsqueda nostálgica, sino una forma de construir identidad y cercanía”, aseguró la especialista.
En servilletas, hoy marcan tendencia las telas naturales con bordados, en especial aquellas hechas a mano: pueden ser antiguas, o de juegos que se consiguen en ferias artesanales.
“Las velas siempre son protagonistas y no deben faltar en ningún rincón. Se imponen los colores naturales, verdes y champagne, con candelabros de dos o tres elementos”, concluyeron desde la firma Lucrecia Home.
Plantas vivas y reutilización
Las plantas de interior se consolidan como grandes protagonistas. Helechos, potus y suculentas se utilizan como soportes decorativos temporales: se suman luces, cintas o pequeños colgantes, sin alterar su estructura. Pasadas las fiestas, vuelven a su función habitual.
En exteriores, las coronas naturales hechas con hierbas aromáticas —romero, lavanda, salvia— ganan espacio. Resisten el calor, perfuman y pueden reutilizarse luego en macetas o en la cocina. Se trata de una solución práctica, económica y alineada con una estética descontracturada.
Hoy, los sprays home o difusores tienen un rol protagónico. Las fragancias en madera y cítricas son las más elegidas. “Ya es una costumbre muy nuestra: nos hemos habituado a jarrones o esferas difusoras, que generan un ambiente de paz y calidez”, comentaron desde la firma Chiche Bombón.
Detalles
“No olvidar que envolver regalos otorga un plus a los obsequios. Papel kraft, hilo de yute o cintas de lienzo y ramitas de olivo para decorar. Las tarjetas pintadas a mano por los niños, en papeles de semilla, permiten continuar con lo artesanal”, agregó Martínez Allende.
Otro detalle lo marca la corona de Navidad, realizada con flores secas, ramas de olivo o eucalipto, enlazadas con un moño de raso rojo. Todo se puede hacer en casa.
