El pasado martes 3 de junio, luego del acto inaugural de Proyectar Córdoba 2025 se realizó un almuerzo exclusivo con la disertación de Guillermo Oliveto, especialista en tendencias sociales y de consumo. Titulada “Aceleración 2025: consumo, contexto y humor social post shock”, el referente de Consultora W planteó que 2024 fue el año del shock, en el cual los ciudadanos-consumidores atravesaron un caos emocional, y que 2025 muestra una sociedad polarizada, en la cual, más allá de ciertos matices, una mitad aprueba al gobierno y la otra mitad no.
Después del shock, en 2025 se instala la expectativa de la revancha, con escenarios que pronostican un crecimiento de la economía en torno al 5% anual, pero con una sociedad que ante el inevitable ajuste y la consecuente restricción se vuelve cada vez más dual. El gran desafío de la clase media es seguir siendo clase media, pero en medio de un proceso de degradación: hoy, ante la velocidad y la visibilidad del deterioro en la estructura social, ser clase media es no ser pobre. En los 80 era la casa propia, en los 2000 viajar por el mundo, hoy es llenar la heladera. Se degradaron el deseo y el aspiracional. Hoy, la clase media alta y la clase alta son las que viajan por el mundo e impulsan el crecimiento del turismo emisivo.
El consumo también es dual: del C3 (clase media típica) para abajo, después de tantos años de inestabilidad se registra un agotamiento crónico: “¿porqué no puedo?”, es la pregunta que se instala.

Cambio de paradigma en el mercado
Retomando un planteo del antropólogo Marc Augé (el creador del concepto de “no lugar”), el primer trimestre de 2025 estuvo atravesado por una esperanza condicional.
“Con apoyo social luego del shock, el modelo tiene un único destino posible: acelerar. La sociedad eligió correr el riesgo de hacer un gran reset, cruzar el Rubicón. Hay que cambia el chip, el mindset. Emerge una nueva lógica de la velocidad y la tecnología es vista como un potenciador de la vida hacia una humanidad ampliada”, agregó el analista.
La omnicanalidad es el nuevo mercado; parafraseando al publicista Ernesto Savaglio (autor del libro Disculpen las molestias) el desafío para las marcas es generar un vínculo, una familia, un territorio, una comarca, una identificación, una cultura. El vínculo es un seguro de vida para las marcas. En la era de la omnicanalidad, para que ese vínculo y ese territorio resulten consistentes, las marcas y sus mensajes deben sonar como una sinfonía.
“Las marcas sinfónicas son aquellas donde la identidad se expresa en cada múltiple touch point de esa omnicanalidad: institucional, e-commerce, punto de venta, medios, redes, productos, narración, comunicación”, concluyó Oliveto.