En Córdoba, donde el sol marca el ritmo de las estaciones, la sombra dejó de ser un recurso improvisado: hoy, forma parte de la estrategia de diseño. Las pérgolas, los toldos y las galerías se consolidan como soluciones que amplían los espacios y mejoran la relación entre la casa y el entorno.
El cambio no es menor. Lo que antes se resolvía con una lona o una parra, ahora es parte del proyecto. En barrios residenciales y viviendas urbanas, la frontera entre interior y exterior se vuelve más flexible, y la sombra pasó a ocupar un lugar central en la planificación arquitectónica.
Cultura y clima
Como se sabe, el patio y la galería tienen peso propio en la cultura doméstica cordobesa. Funcionan como lugares de encuentro, de descanso y hasta de trabajo. Esa tradición se combina con una búsqueda más técnica: controlar la radiación solar sin perder luz ni ventilación.
“El diseño que contempla el asoleamiento es una de las estrategias más efectivas para lograr confort térmico y eficiencia energética. Cada orientación tiene sus ventajas, y aprovecharlas reduce la demanda de refrigeración o calefacción”, explicó el arquitecto Gonzalo Ferrer, de Techos Clapp Holl.
El profesional agregó que las soluciones de sombra no sólo responden a una necesidad climática, sino que también construyen identidad: “Vinculan la arquitectura con el paisaje. Recuperan un diálogo que durante años se había perdido por la tendencia al cerramiento total”.
En ese sentido, la sombra dejó de ser el resultado del azar para transformarse en una herramienta de diseño capaz de definir el carácter de una vivienda.
Sombras de diseño

Pérgolas: estructura y carácter. Cuando la orientación de la casa no permite aprovechar el sol de forma directa, aparecen las pérgolas. Se trata de un espacio intermedio que filtra la luz y regula la temperatura sin cerrar por completo. “Son filtros que permiten controlar el paso del sol y crear sombras adecuadas según la época del año”, detalló Ferrer.
En las piezas de madera, la disposición y la distancia entre los listones varían según esté orientada la edificación. Al norte, por ejemplo, conviene una trama más densa; al sur, más abierta, para no perder luminosidad. Ese juego genera efectos visuales que cambian a lo largo del día.
Además de su función térmica, las pérgolas favorecen la vegetación. Las enredaderas y las trepadoras aportan sombra natural, bajan la temperatura del aire circundante y suavizan el impacto visual de las estructuras.
De aluminio. En los últimos años, las empresas incorporaron materiales más livianos y sistemas automatizados. Modernia, por ejemplo, presentó una pérgola de aluminio con lamas orientables que permiten regular la luz, la ventilación y la privacidad desde un control remoto o una aplicación móvil. La estructura se integra a distintos entornos y puede conectarse a energía solar, lo que reduce el consumo eléctrico. Esta tendencia marca un avance hacia soluciones más eficientes y duraderas.

Toldos: tecnología y control solar. La evolución tecnológica también transformó los toldos. Hoy existen versiones con brazos invisibles, sistemas cofres que protegen la lona, toldos verticales para balcones y velas tensadas que se ajustan a distintas superficies.
La elección depende de la orientación, el tamaño del espacio y la exposición al viento o la lluvia.
“La automatización cambió el uso del toldo. Dejó de ser un accesorio de verano para integrarse al confort diario”, señalaron desde Julia Sol Design Center, firma especializada en el rubro.
Los modelos más avanzados incluyen sensores de sol, lluvia y viento. Se despliegan o se recogen de forma automática para proteger el espacio y optimizar el consumo energético.
El uso de tejidos técnicos también amplió las prestaciones. Las lonas microperforadas filtran los rayos ultravioleta (UV), reducen el calor interior y habilitan el paso de la luz sin encandilar. Esta combinación de control y transparencia mejora la calidad ambiental y mantiene las visuales hacia los exteriores.

Ventajas principales
Ahorro energético: reducen la ganancia térmica en interiores hasta 10 grados, lo que disminuye el uso del aire acondicionado.
Protección: bloquean hasta el 95% de los rayos UV y prolongan la vida útil de muebles, pisos y cortinas.
Ampliación de uso: balcones, terrazas y patios se transforman en zonas habitables durante gran parte del año.
Privacidad: los toldos verticales generan una barrera visual sin perder ventilación.
Integración: suman coherencia al diseño arquitectónico y refuerzan el carácter del conjunto.

Galerías: tradición que se actualiza
La galería representa un elemento clásico de la arquitectura local. Desde las casonas del casco histórico hasta las viviendas serranas, funciona como espacio de transición y refugio frente al calor. Su valor se mantiene, pero la tecnología modificó su construcción y los materiales.
Hoy, predominan las estructuras industrializadas, con componentes modulares que se fabrican en taller y se ensamblan en obra.
“El sistema mejora la precisión, acorta los plazos y garantiza un resultado controlado. Además, reduce los desperdicios y facilita el mantenimiento”, explicó Federico Vega Reynoso, director de Modernia, empresa especializada en soluciones constructivas.
Las nuevas galerías incorporan techos livianos, carpinterías de aluminio y vidrios templados. Algunos modelos incluyen cerramientos móviles o corredizos para abrir o cerrar el espacio según la época del año. De esta manera, la galería amplía el uso cotidiano del hogar. Puede utilizarse como comedor, estar o zona de descanso, y adaptarse a diferentes estilos sin mayores obras.
Más allá de lo técnico, refuerzan el vínculo entre interior y exterior. Extienden la casa hacia el jardín y facilitan la vida doméstica al aire libre durante gran parte del año. En una ciudad donde las temperaturas superan con frecuencia los 35 grados, estos espacios ofrecen confort térmico y uso prolongado.
Decisión de diseño
La incorporación de sistemas de sombra cambió la manera de proyectar viviendas. Arquitectos y desarrollistas los incluyen con el fin de optimizar recursos y responder a las condiciones climáticas locales. El enfoque combina criterios de eficiencia energética con una mirada estética y funcional. Las pérgolas, galerías y toldos no son agregados, sino partes del proyecto.
“El control solar bien pensado mejora la calidad ambiental y reduce el consumo. No se trata sólo de tapar el sol, sino de administrarlo”, resumió Ferrer. En ese sentido, la sombra se convierte en una herramienta de diseño, capaz de transformar la experiencia cotidiana en los hogares.

Precios
Galería industrializada, con techo en PVC, con plafones de iluminación: el metro cuadrado (m2), desde $ 200.000
Pérgola con estructura de madera compensada de eucalipto saligna y listones de eucalipto grandis sin nudos: el m2, desde $ 123.282
Toldo retráctil motorizado de 3 x 2,4 metros, tela poliéster resistente a los rayos UV, desde $ 3.500.000























