Muchos pasan la vida añorando viajar a destinos soñados para conocer obras de la arquitectura y de la ingeniería que se han vuelto verdaderos hitos turísticos. Sin embargo, son pocos los que se animan a ser turistas en su propia ciudad.
Por eso, Edisur confeccionó un listado de construcciones increíbles de Córdoba, que destacan por su legado, infraestructura y dimensiones.
En la historia cordobesa no hubo reinas ni reyes pero sí majestuosos palacetes que hoy nos remiten a épocas de esplendor. En el noreste de la capital, rodeado de amplios espacios verdes, se impone la silueta del histórico Palacio Chateau Carreras.
Te invitamos a recorrer una de las casonas más emblemáticas de la ciudad y a descubrir su transformación: de residencia señorial a Centro de Arte Contemporáneo.
El esplendor arquitectónico del “chateau”
En 1890, sobre más de 450 hectáreas en la zona conocida como Bajo de Ontivero, se levantó esta imponente residencia encargada por David Carreras y Ponce de León, empresario, político y primer presidente del Banco Provincia de Córdoba.

La construcción, de estilo italianizante, condensaba la estética y la fastuosidad de su tiempo, al igual que otras grandes obras de la ciudad como el Teatro del Libertador San Martín.
Rodeado de un parque diseñado por el paisajista Carlos Thays (creador del parque Sarmiento), el “Chateau de los Carreras” fue concebido como una casa suburbana de alta sociedad, con un carácter elegante y distintivo.
Arquitectura europea
La fachada monumental contaba con un ingreso sobreelevado sostenido por ocho columnas corintias y una gran escalinata de inspiración europea. El pórtico principal y los amplios ventanales respondían a una impronta palladiana que aportaba armonía y simetría.
En el interior, el patio central articulaba las galerías que lo rodeaban, destacando el aljibe y una torre mirador en la esquina, que otorgaba a la construcción un aire medieval y ecléctico, con vistas panorámicas privilegiadas.
De residencia señorial a ícono cultural
Originalmente casco de estancia, con su tranquera ubicada donde hoy se encuentra El Tropezón, la propiedad permaneció en manos familiares por décadas. Tras su expropiación en 1972, el edificio sufrió abandono, deterioro y saqueos, como el robo del mármol de la escalera principal.
Aunque existieron proyectos administrativos que no prosperaron, en el predio se construyó Fecor y un estadio mundialista. Recién en 1987 comenzó su recuperación gracias al artista Antonio Seguí y a una fundación, quienes vislumbraron en el palacio el escenario perfecto para el Centro de Arte Contemporáneo.

El reconocido artista junto a colegas latinoamericanos, donaron 500 obras para dar vida al museo inaugurado en 1988. Posteriormente, la Provincia asumió la gestión y llevó adelante intervenciones para refuncionalizar el edificio, preservando su arquitectura original.
Hoy, el “chateau” cuenta con ocho salas de exposición que alojan muestras de múltiples disciplinas. Las obras paisajísticas en su entorno, con senderos y jardines ornamentales, terminaron por consagrar al palacete como un ícono del patrimonio histórico, cultural y arquitectónico de Córdoba.
#DatoEdisur: Grupo Edisur promueve la conexión con la naturaleza desde su Edificio corporativo.

























