La escena que abre este repaso ocurrió durante las últimas vacaciones de invierno, en un café ubicado en la zona céntrica de Córdoba. Tres generaciones de la misma familia compartían una merienda. El más chico sostenía un celular, actividad que lo mantenía concentrado a pesar de la chocolatada y las medialunas ya servidas en la mesa. Con orgullo new age, el abuelo exclamó: "¡Qué inteligente es mi nieto, no cumplió los cuatro años y mirá cómo maneja el teléfono!".
La madre del pequeño respondió, pocillo en mano: "Lamento desilusionarte papá, pero en este caso el habilidoso no es Mateo; la inteligencia está el diseño".
¿Cuánto hay de cierto en esa afirmación? Y en ese sentido, la cuestión es poder determinar si realmente el diseño de interfaces apunta a que cualquiera pueda usar productos tecnológicos, incluso un nene chiquito.
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"El diseño UX (por experiencia de usuario, en español) busca generar la menor fricción posible al utilizar un producto. Dentro de esto se encuentra la capa de diseño de interfaz de usuario (UI) que procura que ésta sea estética, placentera y fácil de usar", explica Nicolás Alvarez Quirós, un referente en el área y quien actualmente reside en barrio Juniors, Córdoba.
Conversamos con él para conocer más sobre esta habilidad, una de las profesiones del presente y del futuro, y para desentrañar la aseveración oída en aquella merienda familiar.
–¿El diseño UX/UI realmente busca que sus resultados puedan ser accesibles para cualquiera, incluyendo los niños?
–Definitivamente, aunque es importante hacer algunas aclaraciones. Que las nuevas generaciones tengan acceso a interfaces y tecnologías desde que nacen, colabora a que puedan interiorizarlo de una manera más natural en relación con un adulto que trata de aprender algo nuevo. Además, en edades tempranas, las experiencias previas con productos digitales no son tan claras. Entonces hay más espacio para que reintenten y descubran ciertas acciones que para un adulto puede resultar frustrantes.
Ahora bien, el rol de quien diseña la pantalla es entender a los usuarios y trabajar teniendo en cuenta experiencias que dan comodidad y facilitan las tareas. Creo que el diseño no es el inteligente, sino que es la herramienta para hacer un producto efectivo, fácil de usar y que comunique lo que deseamos sin hacer que el usuario esté pensando en cada interacción.
–¿Qué significa la transparencia en este terreno?
–El diseño es transparente, ya que el usuario sólo debe pensar en su objetivo y no en el proceso. Ahí se genera esa sensación de inteligencia, cuando quien usa la herramienta cumple con lo que quería hacer, sin fricciones.
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Por lo general sabemos dónde están los botones "aceptar" y "cancelar" en una pantalla sin necesidad de leer la palabra, porque la mayoría de las interacciones de ese tipo tienen la misma lógica y estructura visual. Tomamos el botón con el fondo de color como una acción principal y el link que lo acompaña como una acción secundaria, pero sin procesar en el momento esa decisión. El diseño UI es el responsable de que eso pase.
–¿Cuáles son las claves para lograr que apps, softwares, sitios web, tengan diseños intuitivos?
–Hay algunos aspectos fundamentales. Por un lado, conocer a los usuarios. UX significa experiencia de usuario, y no hay que olvidarse de eso. Para hacer un gran producto hay que saber quiénes son las personas que lo están usando. Conocerlas, escucharlas, estar al tanto de las experiencias reales que tienen con tu producto. En ese sentido aparece la empatía: si ya tenés la información adecuada y conocés a tus usuarios, ponete en el lugar de ellos en cada momento.
También hay que aprovechar los patrones. Esto implica tomar información tanto de interfaces como de experiencias de la vida real. Además, el diseño tiene que tener sí o sí una base de tecnología que permita que el producto funcione a la perfección. Por eso un equipo de desarrollo que trabaje a la par del de diseño, ambos hablando el mismo lenguaje, es algo clave.
Finalmente hay que saber que nunca se termina: un producto va a estar siempre iterándose, sea por cambios en los hábitos, por nuevas tendencias tecnológicas o porque vas obteniendo información sobre cómo interactúan tus usuarios con el mismo.
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Nicolás, quien fue menor Sr. de la carrera de Diseño UX/UI en Acámica y que en 2019 seguirá vinculado a esta academia tecnológica en su sede de Buenos Aires, sostiene que conocer el behind the scenes de las interfaces también ayuda a diseñar otros aspectos de la vida cotidiana.
"En lo personal, me cambió muchísimo la forma de ver e interactuar con el mundo, así como descubrir nuevos aspectos de una película al ver el detrás de escena, en la vida real suelo pensar cosas como \'este cajero podría ser más fácil de usar si...\'. También me sirve para elegir cómo ordenar mi departamento, por ejemplo", reconoció.
La conclusión de Nicolás, Shuga para sus conocidos, coincide con nuestra actitud de escucha en aquel bar cordobés. "El diseño también me ayudó a escuchar a las personas y lograr interpretar mejor lo que están diciendo y, así también, a comunicar mejor mis ideas", concluyó el diseñador.