La crisis sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19 ha tenido múltiples y profundos efectos en todos los sectores de la sociedad. Los niños y niñas se convirtieron en un grupo de especial vulnerabilidad ya que se vieron afectados sus aspectos sociales, educativos e incluso sanitarios. Así lo afirma Carolina Isla, doctora en Odontología, quien además de su rol docente se desempeña como directora del Instituto Provincial de Odontología y coordinadora del Programa Provincial de Salud Bucal del Ministerio de Salud.
“Los meses de confinamiento provocaron la suspensión en los controles periódicos de salud general y bucodental, tanto en el ámbito público como en el privado. Pero, debo destacar que en el sector público y especialmente en el Instituto Provincial nunca se dejaron de atender las urgencias y emergencias odontológicas de manera presencial y espontánea. Si bien eran muy pocas la personas que concurrían, las instituciones públicas siempre permanecieron abiertas al público”, señaló.
Para Isla, desde que comenzó la pandemia por Covid-19 los equipos de salud debieron informarse, actualizarse y prepararse para enfrentar el flagelo. “Debimos desarrollar e implementar estrictos protocolos de atención con pautas específicas para el contexto de esta emergencia”.
Un tema preocupante para la odontología –agregó– es la “aerolización” que se produce en muchos procedimientos y que representa una ruta potencial para la transmisión del virus. “Por esa razón, muchas prácticas en las que se usa turbina, contra ángulo, ultrasonido, jeringa triple, etcétera, requieren un nivel de equipamiento de protección personal (batas, cofias, cubre botas, mascarillas o barbijos N95, escafandras) que contemple ese riesgo”.
La doctora destacó que se empezaron a implementar técnicas nuevas de tratamiento odontológico, como la Práctica Restaurativa Atraumática (Prat), para disminuir el uso de la turbina.
“A diferencia de los métodos convencionales de tratamiento dental, el Prat no es amenazante ni doloroso, por consiguiente no necesita anestesia, no usa prácticamente la turbina y tiene una relación costo-eficacia ventajosa. Dicha técnica abrió un nuevo horizonte en el abordaje de la enfermedad caries durante la pandemia. Es de instrumentación oportuna y sin trauma para los niños”, agregó.
Otro cambio fue la implementación de la atención remota o teleodontología, con la que padres o cuidadores pudieron realizar consultas sobre problemas bucodentales de sus niños, mediante llamadas desde sus celulares o a través de redes sociales. “Cuando el aislamiento dejó de ser tan estricto y comenzó la circulación de personas, la atención odontológica se fue ampliando en cantidad de pacientes y tipo de prestaciones.
–¿Esos cambios perduran hoy?
–La mayoría de las adaptaciones siguen y seguirán vigentes. No olvidemos que la pandemia no ha concluido, si bien algunas cuestiones fueron flexibilizándose. Las adaptaciones edilicias con tabiques divisorios, cuando hay más de dos consultorios en una misma sala, son mejoras estructurales que se debieron realizar rápidamente por la contingencia y persistirán. Los protocolos de atención continúan, como las distintas medidas de protección; se intensificaron las medidas de limpieza, higiene, ventilación y sanitización; se implementó el “triagge” tanto telefónico para otorgar turnos, como al ingresar a la institución para la atención. Y se realiza el testeo del personal en Salud Pública de manera regular. Esto permite tomar decisiones de manera rápida y efectiva en caso de Covid positivo, proceder por protocolo y prevenir.
–¿La salud bucal es difícil de instalar en la población de niños? ¿Cómo es el aprendizaje de hábitos en los lugares más desprotegidos?
–Los niños de los barrios urbano–marginales de la provincia de Córdoba poseen una elevada prevalencia de patologías bucales. Se desprende así la necesidad y el compromiso del Ministerio de Salud de establecer estrategias reorientando acciones hacia la promoción y prevención de enfermedades más frecuentes, como la caries. Por eso, desde 2012 se implementa el Programa Provincial de Salud Bucal, pensado como herramienta de inclusión social y de derecho a la salud. La idea es contribuir a la construcción de prácticas saludables en las poblaciones infantiles y para las generaciones futuras, estimulando el intercambio de saberes y la participación activa de la comunidad como responsables en el cuidado de su salud, garantizando así una mejor situación de vida.
Para Carolina Isla, las actividades de aprendizaje sobre salud bucal están basadas en acciones educativas que estimulen el desarrollo de una actividad preventiva, que enseñen cómo lograr el auto cuidado y desarrollar hábitos saludables, además de informar de los recursos disponibles.
–¿Considera que debería tener mayor relevancia en la educación desde las escuelas primarias?
–Las escuelas primarias son un sitio estratégico para fomentar el cuidado de la salud bucal y general. Es una oportunidad fantástica para que los niños y niñas adquieran conocimientos y habilidades, y también los hábitos y prácticas de autocuidado. Por ejemplo, la implementación de “cepilleros” para que los niños puedan higienizar su boca en el ámbito escolar se considera una estrategia muy efectiva. Es importante insistir en la importancia del cuidado en los más pequeños. Se deben iniciar acciones desde edades más tempranas, aprovechando espacios como jardines maternales y guarderías.
Entre los principales consejos para un cuidado dental apropiado, Isla destaca la visita regular al odontólogo, cepillarse de manera adecuada, evitar el picoteo de alimentos azucarados entre comidas, tener una dieta equilibrada y el lavado frecuente tanto de dientes como de manos. Para evitar el contagio de Covid-19, a través del cepillado dental es importante lavarse las manos con agua y jabón antes de manipular el cepillo, no mantenerlo a la vista sino guardado, y evitar la contaminación cruzada guardándolos por separado.
–¿Qué otros profesionales de la salud intervienen en colaboración con odontólogos?
–Un aspecto importante para destacar del ámbito público es que el odontólogo está integrado a los equipos de salud humana, pudiendo trabajar de manera interdisciplinaria y articulando con otros sectores diferentes. Un ejemplo es el Programa de Salud Escolar. En los Centros de Atención Primaria y en hospitales polivalentes, trabajan de modo colaborativo médicos, enfermeros, nutricionistas, psicólogos, trabajadores sociales, fonoaudiólogos, fisioterapeutas, técnicos, personal administrativo y otros agentes que se desempeñan en las distintas instituciones. El trabajo con otros profesionales enriquece la atención odontológica de manera integral, oportuna e inclusiva.