La fibromialgia es una condición que no deja marcas visibles, pero impacta en el cuerpo, la mente y la vida diaria de quienes la padecen.
La doctora Liliana Morales, especialista en reumatología, integrante del equipo del Instituto Médico Strusberg, nos ayuda a conocer más sobre esta patología, para profundizar su comprensión y mejorar la visibilidad.
–¿Qué es la fibromialgia y cuáles son los síntomas para detectarla?
–La fibromialgia antes era conocida como “reumatismo muscular o de partes blandas”, o “reumatismo psicogénico”. Constituye una patología que fue reconocida como tal en la década de 1990 y reconocida como tal por el Colegio Americano de Reumatología. En 1992, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la reconoció como una enfermedad del tipo de reumatismo no articular.
La doctora Morales agrega que es una enfermedad “cuyo síntoma predominante es el dolor generalizado, extenso, músculo esquelético de más de tres meses de evolución. Aunque la causa exacta de la fibromialgia sigue siendo desconocida, suele estar acompañado por síntomas como el cansancio extremo (la fatiga) y alteraciones del sueño que suelen verse representadas en el sueño no reparador, entrecortado o superficial”.
“Puede estar acompañado –agrega– por trastornos del humor que pueden presentarse como síntomas de ansiedad, sensación indefinida de miedo, mareos, taquicardias, palpitaciones, temblores, y dificultad para relajarse, entre otros”.

La depresión, también
Morales asegura que “la depresión, denominada distimia o depresión menor, suele aparecer también en los casos de pacientes con fibromialgia mediante la presencia de sentimientos de tristeza y pérdida del humor. Es común que en los pacientes sea recurrente el cansancio para realizar sus actividades de la vida diaria, el trabajo, las actividades familiares, la dificultad para tomar decisiones, la pérdida de autoestima y el surgimiento de ideas de inutilidad”.
“También es clásico que el paciente que padece esta patología presente trastornos cognitivos simples como dificultad para memorizar, falta de concentración para realizar las tareas, problemas para retener información y dificultad en la resolución de tareas aritméticas simples que puede provocar un fuerte impacto en la calidad de vida del mismo”, asegura
–¿Es una enfermedad inhabilitante?
–Esta patología no altera estructuralmente al paciente. No tiene un impacto a nivel articular, no hay artritis, no hay inflamación con dolor en las articulaciones. Sin embargo, en el examen físico, el reumatólogo puede identificar puntos gatillo, es decir, puntos específicos que ya están determinados en ciertas regiones del cuerpo que al realizar el examen físico despiertan dolor más intenso que el que el paciente refiere. La suma de la sintomatología suele producir alteraciones no estructurales y si, la presencia de otro tipo de alteraciones que puedan visualizarse a través de otros métodos de diagnóstico como análisis, estudios de imágenes. Si debemos decir que es una patología que provoca un fuerte impacto en la calidad de vida del paciente porque le produce lo que se conoce como discapacidad funcional.
–¿A qué edad suele aparecer y a quiénes afecta con más frecuencia?
–Es una patología que con mayor frecuencia se presenta en mujeres de edad media, pero también puede afectar a hombres, adolescentes y puede aparecer también en ancianos. Según la OMS, las mujeres representan cerca del 80% de los casos de fibromialgia. Es general que el paciente manifieste mucha limitación para hacer las actividades de la vida diaria. Para diferenciarlo de otras enfermedades reumáticas, el paciente durante el examen físico o a simple vista, no es simple comprobar la presencia de alteraciones estructurales como sí ocurre en otras patologías.
La causa de la fibromialgia
La causa de la fibromialgia no es del todo clara, para la especialista. “Se han podido definir que existen alteraciones en algunos mecanismos que tienen que ver con la conducción nerviosa, es decir, alteraciones de ciertas sustancias que participan en la conducción nerviosa del dolor, denominados neurotransmisores”.
A esta patología se la conoce como “la gran simuladora”, y recibe ese nombre ya que el paciente tarda mucho tiempo recorriendo los consultorios de distintos especialistas hasta conseguir el diagnóstico y el tratamiento adecuado.
“Básicamente, se define a través de la clínica que el paciente refiere, es decir, los signos y los síntomas que presenta en conjunto con lo que el especialista encuentra en el examen físico”, dice Morales.
–¿La genética influye en el desarrollo de la enfermedad?
–No es una enfermedad de transmisión genética.
–¿Qué tratamientos existen?
–En cuanto al tratamiento, como es una enfermedad que puede afectar distintas áreas, el enfoque debe ser multidisciplinario. Es menester contar con la colaboración y el trabajo en equipo de psicólogos, psiquiatras, fisioterapeutas, fisiatras y por supuesto, el reumatólogo que es quién define el diagnóstico y acompaña al paciente. El reumatólogo es quien debe ser parte de la conducción de esta patología que es crónica, debe involucrarse para buscar el tratamiento adecuado y que mejor satisface las necesidades del paciente con el fin de lograr una mejor calidad de vida al mismo. El tratamiento desde el punto de vista reumatológico consiste en la dispensa de fármacos y el acompañamiento de un tratamiento no farmacológico ya que si esta enfermedad se transforma en una patología que no tiene resolución puede afectar la calidad de vida del paciente. Es importante resaltar que no se trata de una patología de naturaleza autoinmune, es decir, no existen mecanismos que produzcan o despierten la producción de autoanticuerpos y que lleve de fondo un trastorno inflamatorio de ninguna de las estructuras del cuerpo.
–¿Qué rol juegan la actividad física y la alimentación en el tratamiento?
–Sin dudas, como en cualquier otra enfermedad crónica, es fundamental la realización de actividad física periódica (la que más le guste), actividades recreativas y el cumplimiento de una dieta saludable.
–¿Qué le diría a una persona que recién recibió el diagnóstico?
–A una persona a la cual se le diagnostica fibromialgia le diría que su enfermedad no es mortal ni deformante, que es una patología que existe y no se trata de un caso de hipocondría. Sin embargo, le contaría que es un diagnóstico que puede tratarse y controlarse con terapias farmacológicas y no farmacológicas. Es importante recalcar al paciente que debe involucrarse en el control de sus síntomas colaborando con su médico dando aviso periódico de su evolución, realizando actividades recreativas y adhiriendo a los distintos tratamientos para conseguir el más efectivo.