La hepatitis es la inflamación del hígado, el órgano que procesa los nutrientes, sintetiza las proteínas y cumple una función desintoxicante.
Existen diferentes tipos de hepatitis virales, de acuerdo al tipo de virus con el que la persona se infecte. Los más comunes son hepatitis A, B y C. La mayoría de las hepatitis son producidas por virus, aunque hay otras causas como el consumo excesivo de alcohol, toxinas, medicamentos o determinadas afecciones médicas.
Hepatitis A
La hepatitis A es una enfermedad aguda, nunca se cronifica y rara vez es mortal, puede causar síntomas e, inclusive, una insuficiencia hepática grave.
Se transmite por vía fecal-oral. El virus se encuentra en la materia fecal de las personas infectadas y puede pasar a los alimentos o bebidas. También se transmite al compartir elementos de higiene, utensilios de cocina con una persona con hepatitis A. No se transmite por contacto casual.
Los síntomas aparecen entre los 14 a 28 días, principalmente son fiebre, náuseas, vómitos, pérdida del apetito, cansancio, ictericia, orina oscura y heces blanquecinas. Algunas personas pueden no presentar síntomas.
Esta infección se previene lavando y cocinando los alimentos; lavándose las manos; consumiendo agua potable o hervida. Es necesario vacunar a los niños a los 12 meses de vida y a quienes nacieron a partir de 2005. La vacuna también está recomendada, previa evaluación médica, para poblaciones de riesgo.
Los síntomas desaparecen en algunas semanas, no tiene tratamiento específico.
Hepatitis B
La hepatitis B puede causar daño hepático grave, cronificarse, generar cirrosis y cáncer hepático.
Se transmite compartiendo elementos cortantes o punzantes, teniendo relaciones sexuales vaginales, anales y orales sin preservativo, o desde la persona gestante al hijo, fundamentalmente durante el parto.
Los síntomas aparecen entre 30 y 180 días después de la infección, éstos son: fatiga, náuseas, vómitos, fiebre, orina de color oscuro, materia fecal de color más claro, ictericia, dolor abdominal. Sin embargo, algunos pueden no presentar síntomas.
La mejor manera de prevenirla es vacunarse. En Argentina, la vacuna es obligatoria y está disponible gratuitamente para toda la población en los vacunatorios de todo el país.
También se previene usando preservativo, evitando compartir agujas o elementos cortopunzantes y utilizando materiales descartables o esterilizados para tatuajes o piercings, entre otros. En embarazadas, es necesario solicitar los estudios necesarios para evitar la transmisión al bebé.
La hepatitis B aguda no tiene tratamiento específico, deberá mantener reposo, una nutrición adecuada y supervisión médica. La infección crónica en cambio puede tratarse con antivirales para retrasar el avance del virus.
Hepatitis C
La hepatitis C puede ser leve, o tan grave que puede causar cirrosis, insuficiencia hepática o cáncer de hígado. La mayoría desarrollará una infección crónica.
Se transmite fundamentalmente por contacto con la sangre y de la persona gestante al hijo durante el embarazo o el parto, la transmisión por vía sexual existe pero es de baja incidencia. No se transmite por leche materna, alimentos, agua; tampoco por besos.
La mayoría no tienen síntomas, salvo cuando se cronifica que puede tardar hasta 30 años desde la infección, cuando esto sucede es un signo de enfermedad avanzada. Los síntomas incluyen: anorexia, molestias abdominales, náuseas, vómitos y coloración amarillenta de la piel.
No existen vacunas, la prevención tiene que ver con reducir el riesgo de exposición al virus, usando preservativo, no compartiendo agujas u otros elementos punzantes y exigiendo el uso de materiales esterilizados para cualquier procedimiento que implique cortes o punciones.
No siempre requiere tratamiento. En algunos el sistema de defensas eliminará la infección. El resto deberá evaluarse con un médico para iniciar el tratamiento o no. En caso de necesitar tratamiento, éste puede curar la infección.
Es importante recordar que todas estas hepatitis se diagnostican por análisis de sangre que pueden hacerse en la mayoría de los laboratorios y que existen medidas de prevención simples, enfatizando en las vacunas contra el virus de la Hepatitis A y B, ambas altamente efectivas; siempre ante cualquier duda deberán consultar a un profesional.
