La televisión argentina acaba de sumar un nuevo capítulo a su historia de secretos de producción. Nico Occhiato, conductor de La Voz Argentina, reveló en su programa un dato inesperado sobre la reciente final del ciclo: el momento más emotivo del certamen, el anuncio del ganador, no fue en vivo ni espontáneo, sino una escena grabada y actuada por todos los finalistas.
Durante una transmisión, el creador de Luzu TV comenzó comentando con naturalidad: “Ayer fue la final de La Voz, chicos. Ganó Nico Beringer, ganó el Team Luck Ra.”
Sin embargo, enseguida corrigió su propia afirmación con una frase que encendió la polémica: “No, no, no. Fue grabada.”
Occhiato calificó la decisión de grabar la final como una “c…” —en tono de lamento—, aunque aclaró que no fue una determinación suya ni del equipo de producción principal.

El secreto peor guardado: cuatro finales y una consigna inesperada en La Voz Argentina
Según el conductor, para mantener la expectativa y evitar filtraciones, la producción de Telefe optó por grabar cuatro versiones distintas de la final, una por cada finalista, antes de revelar el verdadero ganador.
“Desde que dicen ‘vamos al corte’ hasta que volvemos, se grabaron cuatro programas distintos”, explicó Occhiato. Cada participante debía actuar su propio triunfo frente a las cámaras.
“Les dijeron: ‘Tienen que hacer como que ganaron’. O sea, todos actuaron que ganaron”, detalló, dejando entrever el nivel de exigencia emocional que implicó la decisión.
La definición real se conocía fuera del aire, cuando la escribana del programa anunciaba en el estudio quién había sido elegido como ganador. “La escribana dice: ‘Chicos, ganó Nico Beringer. Así que pongan el tape correspondiente’”, agregó Occhiato.
El sistema, diseñado para preservar el suspenso televisivo, dejó sin embargo un costo en términos de autenticidad. El conductor reconoció entre risas que el público nunca llega a ver “la cara de orto del que pierde”, una expresión que utilizó para remarcar la falta de reacciones genuinas.
Aun así, resaltó la actitud profesional de los finalistas, que debieron celebrar de manera convincente incluso cuando sabían que el resultado podía no ser el suyo. “Cuando les dicen que ganó Nico, igual Alan y Eugenia lo abrazan y festejan. Todos están ahí, todos actuando la emoción”, comentó entre asombro y humor.
La confesión de Occhiato reveló uno de los mecanismos más guardados del formato, un procedimiento habitual en certámenes internacionales para evitar filtraciones antes de la emisión final.
Aunque la práctica no es inédita en la industria, la franqueza del conductor encendió las redes, donde muchos espectadores se declararon “decepcionados” por descubrir que el momento cumbre del reality era grabado.
Otros, en cambio, defendieron la estrategia como parte del show: “Así funciona la televisión, hay que vender emoción”, escribió un usuario en X (Twitter). Entre el humor y la sinceridad, Occhiato volvió a demostrar su estilo frontal: rompió la cuarta pared y reveló cómo se fabrica la magia de la TV argentina, donde hasta las lágrimas de emoción pueden tener libreto.