El término "bookfluencer" está íntimamente ligado al auge de los entornos digitales, donde las redes sociales moldearon nuevos roles, funciones e incluso profesiones. Dos cordobeses creadores de contenido, David Valdéz (28) y Gonzalo Ludueña (22), dialogaron con La Voz para ampliar la perspectiva sobre este fenómeno.
Valdéz explica que ser un bookfluencer es “ser una persona que tiene un alcance determinado en torno a la literatura, que puede llegar a un público masivo e intercambiar contenido de valor”.
Por su parte, Ludueña prefiere definirse como un “creador de contenido literario”. El autor sostuvo que la creación va más allá de la influencia y requiere pensar, leer y producir en torno a los contenidos que previamente decodificó.
El desafío de lo efímero y las estrategias de cada plataforma
La estrategia digital requiere constancia y atención del consumo de la audiencia. El principal desafío que presenta la publicación en TikTok o en Instagram es “lo efímero que deben ser”, según precisó David Valdéz.
Además, detalló que el público no tarda más de 3 segundos en decidir si quedarse a ver un video. Esta inmediatez obliga a los creadores a hacer contenidos “cada vez más cortos”.
Valdéz, quien también es community manager, explicó las estrategias específicas para cada plataforma. TikTok actualmente se caracteriza por su sencillez y por valorar el contenido espontáneo, donde predomina la idea de que menos es más.
En cambio, “Instagram tiene un enfoque más comercial y está orientado a la venta, por lo que se aprecia una estética más cuidada y una mayor división en los tipos de contenido”, agregó el escritor.
La originalidad al momento de vender el producto a través de reels y otros contenidos es fundamental. Ludueña, quien se dedica a las redes sociales desde 2020, sumó que una de las claves para mantenerse es “leer lo que te gusta, para que el entusiasmo y las ganas sean genuinos”.
La literatura frente a la inmediatez digital
En cuanto a la relación entre los formatos cortos y la escritura, David Valdéz planteó que la inmediatez “moldeó la forma de escribir”, y cuestionó si una novela de 700 páginas sirve para un público adolescente “que se aburre al leer solo dos o tres páginas en el colegio”.
Sin embargo, Ludueña sostuvo que la literatura propone un tiempo diferente al de la pantalla. “La gente se acerca a un libro buscando frenar y deglutir un poco más la información”, comentó a La Voz. “De hecho, está demostrado por los best-sellers de novela juvenil que los jóvenes pueden leer libros larguísimos, con un promedio de más de 300 o 400 páginas”, agregó.
El valor del arte más allá de los clics
Para aquellos que sueñan con iniciarse en la escritura o en la creación de contenido, los bookfluencers ofrecen consejos basados en la experiencia.
Gonzalo Ludueña contó que al principio se sentía muy incómodo con la exposición ante la gente que conocía. Frente a su vivencia, aconsejó a los aspirantes a identificar su creencia limitante y recordó que para generar contenido sólo se necesita un teléfono, “no el último modelo”.
David Valdéz animó a la gente a “hacerlo sin miedo” y a no quedarse con la duda del “qué hubiese pasado; si vibra con vos, si lo sentís así, muy profundo dentro de tu corazón, animate”, dijo.
En referencia a la medición constante de clics y seguidores, el community manager advirtió que “cantidad no es sinónimo de calidad” y que las redes, “aunque alimentan el ego a través de los ‘me gusta’ y los seguidores, no deben definir el arte”.


























