Este jueves quedó inaugurado un nuevo espacio para el arte cordobés en la ciudad de La Cumbre.
Se trata de un original proyecto ideado por Capital Creativo que conjuga obras de diferentes artistas jóvenes y de renombre dentro de un espacio arquitectónico recientemente renovado. En una antigua vivienda de esa ciudad serrana funciona ahora Casa Toledo, un hotel boutique comandado por Santiago Seisdedos que tiene la particularidad de ser además una galería de arte.
La diferencia con otras propuestas es que las obras, que se encuentran además a la venta, están distribuidas en todos los espacios del lugar, incluidas las habitaciones.
Los artistas que forman parte de este primer lote, que cambiará dentro de seis meses para ofrecer una propuesta vinculada al paisaje de otoño-invierno, son: Julia Romano; Manuel Coll; Roberto Lizaso; Martín Carrizo; Damián Santa Cruz; Romy Castiñeira; Federico Galará; Luciano Giménez y Samantha Ferro. Además destacan tres artistas residentes en La cumbre: Leonardo Menna; Solange Bendjeunian y Ana Gilligan.
Entre la serie de obras que están salpicadas por doquier hay un balance equilibrado entre pinturas, esculturas, instalaciones, fotografías y cerámica, entre otras.
Manuel Coll, uno de los reconocidos artistas que forman parte de esta muestra, habló sobre sus trabajos: “Me interesa mostrar cómo la pintura construye una idea sobre el paisaje. Retomo la tradición de la idea del paisajista cordobés, tratando de problematizar cómo la pintura y la imagen va modificando como vemos la naturaleza. Lo mismo con las palabras, sobre cómo generar cierta arquitectura simbólica”.
Samantha Ferro también presentó su trabajo, una reinterpretación de las viejas placas de vidrio fotográficas antiguas. “Esto es parte de una experimentación que hice hace años entre la foto y la escultura. La idea es llevar la foto a la tridimensión y las fotos son el registro de un recorrido diario que yo hacia desde barrio Alberdi hasta la facultad. La idea era registrar cómo fue mutando”.
En el evento, al que fue invitado a participar La Voz, se recorrieron las instalaciones y cada artista pudo exponer sobre el sentido de su obra cuya curaduría demandó varios meses de trabajo para poder seleccionar las piezas que dialogaran con el paisaje del lugar.
Florencia Gauna, una de las gestoras a cargo aseguró: “Este es un proyecto diferente. No es un hotel común, tiene una apuesta muy alta. Queremos darle más valor al circuito del arte a que la obra circule más allá de los coleccionistas para darle más visibilidad a los artistas. Todo lo que hacemos genera una onda expansiva”.
Y luego aclaró: “En lugar de usar las obras para decorar, decidimos en consenso con los arquitectos, ir organizando la exposición en lotes que van cambiando con cada estación. Las personas pueden venir en otoño y encontrarse afuera con un paisaje completamente diferente de lo que puede ocurrir en verano. Que estos lotes puedan ir rotando con diferentes hilos curatoriales para renovar los artistas y las obras”.
Además Casa Toledo se comprometió, gracias a la gestión de Capital Creativo, a adquirir obras para ir generando así su propia colección estable.
Siu Lizaso, otra de las organizadoras, explicó que la idea original era hacer que las obras que se instalaron en esta antigua casa pudieran dialogar con la arquitectura contemporánea de la remodelación.
“Nosotras trabajamos con arte contemporáneo y nos interesa que llegue a otros públicos. La reflexión que cada una de las personas que viene hace sobre el paisaje es lo que guía el recorrido. Son pocas las obras que hablan del paisaje directamente, sino que en realidad hablan de las memorias o de los sentimientos que nos despierta, los recuerdos y las ausencias. La idea es entender al paisaje como una construcción artística y hacerlas dialogar con esta casa”, explicó.
Roberto Lizaso, otro de los artistas comentó sobre sus pinturas: “Busco la vibración de los colores. Me paro frente a un paisaje pero no trato de copiarlo, sino de interpretarlo y eso me va ayudando a hacer la composición. Luego voy buscando equilibrar los colores porque creo que los colores tienen una vibración que es muy sutil pero produce energía”.
Por su parte, Solange Bendjeunian, radicada en La Cumbre, comentó que sus obras hechas en papel (una completamente blanca y hasta sin firma a la vista) tenían que ver con una necesidad de silencio tras los incendios: “Tuve una necesidad de despojarme de lo pesado y aunque parezca trillado ‘menos es más’. Esta obra es muy despojada y el blanco significa el silencio, la paz”.
Para ir a Casa Toledo
Bartolomé Jaime 1090 Cruz Chica, X5178 La Cumbre. Además de habitaciones y arte, el lugar cuenta con Alma, un restaurante que abre de lunes a lunes con una carta acotada y selecta. Se puede merendar, almorzar y cenar.