Si todavía existen feligreses y no solamente hombres de negocios entre aquellos que viajen hasta la Costa Azul para asistir al Festival de Cine de Cannes, entonces habrá quienes pisarán el famoso Teatro Lumière con el deseo de renovar su fe en el cine.
El Festival de Cannes, cuya 78ª edición comienza este martes y se extenderá hasta el sábado 24 del corriente, es mucho más que un festival en una sobrevalorada ciudad costera.
Pasado mañana llegará Tom Cruise para acompañar la última Misión Imposible, Juliette Binoche ya camina por las calles d’Antibes porque tiene que presidir el jurado de la selección oficial, mientras otras estrellas de Hollywood, el cine europeo y asiático se dejarán ver por la alfombra roja. No faltarán tampoco los latinoamericanos, aunque con menor presencia. El cineasta mexicano Carlos Reygadas es miembro del jurado, su compatriota Gael García Bernal presentará Magellan en una sección no competitiva y el magnífico actor argentino Nahuel Pérez Biscayart se desempeñará como jurado de la sección “Una Cierta Mirada”.
Todos peregrinan a Cannes: productores, compradores, distribuidores, cineastas, cinéfilos y periodistas. Son 12 días en los que se delinea el año cinematográfico.
Paso obligado
La alfombra roja es un paso obligado para todos los que participan de la competencia. 21 películas son las elegidas.
Hay títulos para todos los gustos: Wes Anderson estrena The Phoenician Scheme; Richard Linklater, Nouvelle Vague; y Ari Astor, Eddigton. Esos tres títulos estadounidenses bastan para entrever los límites de la diversidad en Cannes.
El excentricismo de Anderson y su puesta en escena geométrica pueden convencer más o menos, pero como siempre garantiza un elenco estelar variopinto: Benicio del Toro, Tom Hanks, Scarlett Johansson, Benedict Cumberbatch, entre otros, son los intérpretes de un relato que se presenta como la historia de una familia y sus negocios.
Linklater estará bajo la mira. Su película se centra en los días de rodaje de Sin aliento. Eso quiere decir que Jean-Luc Godard volverá espectralmente al festival. El fantasma del genio se resiste al olvido. Eddigton es en los papeles una película de terror.
Microscópica presencia argentina en Cannes
La presencia argentina es microscópica. Hay algunos que otros actores, un cortometraje (Tres), un largo en la sección paralela de menor peso (en ACID CANNES se verá Drunken Noodles).
En la competencia oficial hay que observar con catalejo los créditos de Die my Love, de Lynne Ramsay. La cineasta canadiense ha adaptado la implacable novela de Ariana Harwicz titulada Mátame, amor. ¿Cómo habrá transformado la prosa desinhibida de la escritora argentina en cine? En el mezquino catálogo del festival, la sinopsis es lacónica como un corto de los Lumière: “Amor. Demencia. Demencia. Amor”.
La única película latinoamericana en competencia es O Agente Secreto. El cineasta brasileño Kleber Mendonça Filho es el autor por antonomasia de Brasil, alguien que ha estrenado todas sus películas en Cannes.
La historia de su nueva película transcurre en 1977 y en Recife, territorio predilecto del cineasta. La fecha del relato no admite dudas: el protagonista que vuelve a la capital de Pernambuco durante los festejos del carnaval no conocerá solamente la mentada alegría brasileña. Son años de violencia política y de represión.
En competencia vuelven viejos ganadores de la Palma de Oro: los hermanos Dardenne y Julia Ducournau estarán con Jeunes Meres y Alpha respectivamente. Quizás se trate del año de la consagración de muchos cineastas que pasan por Cannes sin ese momento irrepetible de levantar la Palma de Oro.
Los cinéfilos depositarán su fe en Mastermind, de Kelly Reichardt, en A Simple Accident, de Jafar Panahi, o en Sirät, de Oliver Laxe. Puede ser también la consagración de Sergei Losnitza con Two Prosecutors o el ascenso definitivo de la cineasta española Carla Simón: Romería tiene todo para cosechar elogios y premios.
Por ahora, el humo del Vaticano del cine es rojo. La alfombra roja luce espléndida y sin pisadas. El 23 en la tarde de Francia se sabrá cuál película le sigue a Anora, última ganadora de Cannes. ¿Quién puede desmentir las implicancias de lo que pasa si se gana en este festival? Nada fue igual para Sean Baker después de aquel mayo del año pasado. Lo mismo pasará con quien se lleve la Palma de Oro en este 2025.
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