Se acerca Navidad y no puede faltar en la cartelera el slasher con psicópata disfrazado de Papá Noel, un subgénero que tuvo su apogeo en la década de 1980, cuando empezaron a proliferar películas de terror producidas en masa para saciar la demanda de un público joven cada vez más fanático de la sangre y las muertes truculentas.
Sangriento Papá Noel (1984) es una de las principales representantes de esta vertiente gore del género, y es la película que inspiró a Mike P. Nelson para hacer Noche de paz, noche de horror, que actualiza la historia del niño que presencia el asesinato de sus padres a manos de un hombre disfrazado de Papá Noel y que, años más tarde, comienza a asesinar a quienes se cruzan en su camino (es la segunda remake después de Silent Night, de 2012, y séptima entrega de la saga).
Acá nuevamente el niño Billy (Logan Sawyer) es testigo del asesinato de sus padres, que ocurre mientras van en auto y se detienen en un semáforo. Lo curioso (y lo que introduce el elemento fantástico) es que, tras un disparo desesperado de la madre que derriba al psicópata, Billy se acerca para comprobar si está muerto y el asesino le traspasa su alma, personificada en una voz llamada Charlie (Mark Acheson), que convivirá con él.
Ya de adulto, Billy Chapman (Rohan Campbell) va a matar a todo aquel que le indique Charlie. Sí, como Venom, con diálogos constantes entre él y la voz que lo habita.
Billy prefiere matar con un hacha (elemento habitual del slasher) y cada muerte se anuncia con el nombre de la víctima en pantalla, sobre un fondo rojo intenso que anticipa la sangre.
Cuando llega a Hackett, Minnesota, Billy ve de pasada a Pamela (Ruby Modine) en un restaurante y se enamora; luego la sigue hasta su trabajo en una tienda de adornos, administrada por su padre, el Sr. Sims (David Lawrence Brown), a quien Billy pedirá trabajo para estar más cerca de ella y poder cortejarla
Billy se muestra nervioso y torpe a la hora de entablar charla con Pamela, pero pronto pegan onda y empiezan a salir, lo que le permite al director presentar a los personajes secundarios e introducir un par de situaciones que abren una subtrama con un secuestrador de niños encubierto por la policía, todo mientras Billy habla y discute con la voz de Charlie, haciendo que a la gente que lo rodea le parezca un tipo raro.
La relación entre Billy y Pamela prospera y, a su vez, desencadena nuevas muertes. Pamela también se muestra algo agresiva y violenta, sobre todo cuando hacen bullying a su sobrino (lo que explica su afinidad con Billy), y además aparece un exnovio policía, Max (David Tomlinson), que no deja de llamarla y molestarla.
Lo demás es el habitual slasher de fórmula que ya conocemos, aunque lo bueno es que Nelson apuesta todo a las escenas de matanza, como la de un baile con nazis disfrazados de Papá Noel que se convierte en un baño de sangre efectivo y desenfadado, el punto alto del filme.
La película tiene un desarrollo más lento de lo habitual que le da cierta singularidad. Y si bien desde temprano intuimos cómo va a terminar, logra sostenerse gracias a la dimensión psicológica de los diálogos entre Billy y la voz de Charlie y a la forma en que va ejecutando las muertes, lo que la vuelve una digna remake del clásico de 1984.
Para ver Noche de paz, noche de horror
Silent Night, Deadly Night, Estados Unidos, 2025. Terror. Guion y dirección: Mike P. Nelson, basado en el filme original “Silent Night: Deadly Night”, escrito por Michael Hickey. Elenco: Rohan Campbell, Ruby Modine, David Lawrence Brown, David Tomlinson, Sharon Bajer, Erik Athavale, Logan Sawyer y Mark Acheson (voz). Fotografía: Nick Junkersfeld. Música: Blitz//Berlin. Duración: 96 minutos. Apta para mayores de 16 años (con reservas). En cines.

























