El judaísmo ha sido siempre un horizonte retrospectivo para Daniel Burman, que viene cimentando en torno a esa raíz un abanico de producciones emparentadas. Del drama costumbrista de El abrazo partido a la intriga histórica de Iosi, el espía arrepentido, el realizador fue también abriendo la férrea herencia hebrea a temas y a formatos actuales, y Transmitzvah marca en ese sentido un nuevo e inesperado giro en su trabajo.
El filme ahora llegado a Netflix, tras un breve paso por cines, sigue inconfundiblemente ligado a la tradición étnica del barrio porteño de Once, y muestra al clan Singman y su rutina en torno al negocio Singman modas que manejan el padre Arón (Alejandro Awada) y su mujer Mirna (Karina Bazán).
En esa rápida presentación de personajes y escenarios situada en el pasado se accede a la rebeldía proverbial del niño Rubén (Milo Burgess-Webb), que se niega a celebrar su bar mitzvah por considerarse una niña, lo que provoca la ira sagrada de su dogmático padre.
La desafiante inversión de roles amparada en los vestidos femeninos del local familiar prueba ser fructífera en el presente, cuando Rubén ha cambiado de sexo para devenir la estrella de pop yiddish Mumy Singer (Penélope Guerrero), que regresa tras muchos años a la Argentina haciendo gala de su acento español y fama coreográfica. El recibimiento doméstico por parte de su hermano Eduardo (Juan Minujín) y la pronta muerte de Arón anticipan que el filme no irá por el lado del conflicto filial, sino del vínculo fraterno que Burman había abordado en filmes como Dos hermanos (2010).
Más aún, Transmitzvah es una fábula mágica que explora los diversos sentidos de la dualidad, ya sea por el parecido y el contraste entre Eduardo y Mumy como por la regresión que vive esta al querer celebrar la fallida bar mitzvah que rechazó siendo Rubén, cuando en verdad debería celebrar la bat mitzvah correspondiente a las mujeres.
Las profecías, los cálculos numerológicos, las citas eruditas y un viaje iniciático a Toledo expanden esa faceta simbólica de Transmitzvah, que al mismo tiempo elude la reivindicación de género haciendo jugar la transexualidad como un elemento anecdótico.
La película atraviesa precisamente varias fronteras narrativas, cruzando realismo, musical y comedia fantástica con una ligereza desprejuiciada, lo que da como resultado un filme artificioso, ocurrente, desconcertante. “El origen lo volvemos a inventar cada vez”, señala Sergio (Gustavo Bassani), pareja de Mumy, dando la clave nítida de aquello que Burman busca hacer con su cine.
Para ver “Transmitzvah”
Argentina, 2024. Guion: Daniel Burman y Ariel Gurevich. Dirección: Daniel Burman. Con: Penélope Guerrero, Juan Minujín, Alejandro Awada, Gustavo Bassani y Karina Bazán. Duración: 102 minutos. Clasificación: Apta para todo público. Plataforma: Netflix.