Un susurro invocó mi nombre es el primer largometraje de los directores Emilia Cotella y John Mathis, una coproducción cordobesa y estadounidense, que tiene a la “Reina del Grito”, Clara Kovacic, como protagonista.
Este fin de semana fue de puro rodaje en Colonia Caroya, que se transformó en un pueblo imaginario llamado “Villa Lamentos”, en el que se desarrolla la trama de la película Un susurro invocó mi nombre.
Se trata de un filme de terror basado en un guion de Emilia Cotella, con la actuación protagónica de Clara Kovacic, conocida en el ambiente del cine como “La Reina del Grito”. Participó en películas como Los Olvidados, El último zombi y El Desarmadero. Incluso, aparece en la película No miren arriba, un tanque de Netflix protagonizado por Leonardo Di Caprio y Jenifer Lawrence.
Las principales escenas se rodaron en Córdoba Capital y en Colonia Caroya, que fue el lugar elegido porque la trama se desarrolla en un pueblo serrano y la ciudad era la que más se adaptaba al relato.
Miedo telúrico
Es una película de “terror folklórico”, donde las sombras y la naturaleza forman parte de la oscuridad que aparece durante todo el desarrollo, que comienza con un grupo de amigos realizando un ritual de “ayahuasca” que sale mal y termina con la muerte de uno de los personajes.
Pero más allá del dolor de esa pérdida, que impactó muy fuerte en cada uno de ellos, los mismos participantes de aquella noche vuelven a reunirse una década más tarde y confrontan las consecuencias a gran escala que ocasionó jugar con las fuerzas más profundas de la tierra.
El elenco se completa con talento local, como Antonio José Francisco Kassab, Andrés Jeremías Malakkián, Valeria Beltramo, Cristian Cavo y Ciro Cavo, entre otros.
Emilia no sólo es la autora de la historia, sino que también dirige la película con su pareja, John Mathis, un joven de Carolina del Norte, Estados Unidos, que conoció en Londres, donde estaban cursando una maestría en cine. Allí no sólo nació el amor, sino también la sociedad cinéfila.
Así surgió la idea de la película y, después de tocar muchas puertas, consiguieron el financiamiento de dos productoras estadounidenses: Bovadilla Production y Non Linear Films –del propio Mathis-.
Decidieron viajar a filmar a la Argentina porque la historia se desarrollaba en un pueblo cordobés y hacer una adaptación en otra locación iba a costar mucho más caro que trasladar el rodaje a nuestro país.
Cuando Emilia conoció Colonia Caroya, supo que era la “Villa Lamentos” que había imaginado mientras escribía el guion.
Eligieron “La Casa del Encuentro”, un edificio antiquísimo, ubicado al lado de la Iglesia de los Padres Pasionistas, que cuenta con una gran cantidad de habitaciones y amplios espacios donde la producción montó hasta una sala velatoria para una de las escenas.
También se rodó en el sótano del lugar, que ofrece un aspecto lúgubre y dramático.
Con la emoción de una ópera prima
Cotella se mostró muy emocionada porque es su primer largometraje y eligió el terror para darle vida a su ópera prima.
Sostuvo que en los últimos años hubo una especie de resurgimiento de un público ávido del cine de miedo, que en Argentina pasó por distintas etapas. El reciente estreno de El Escuerzo de Augusto Sinay, es el antecedente más cercano de la respuesta en las taquillas.
El rodaje de Un susurro invocó mi nombre culminó este domingo y sólo quedan algunas tomas paisajísticas que se realizarán en el corredor de Sierras Chicas para luego volver a Inglaterra para comenzar con la posproducción.
Si bien había intenciones de presentar la película en algunos festivales, Cotella explicó que no van a llegar con los tiempos, por lo que seguramente va a ir directo al estreno, que aún no tiene fecha concreta.
Con sólo 23 años, esta joven directora está cumpliendo un sueño y espera que este sea el puntapié inicial para otros trabajos junto a John, que es su compañero en la ficción y en la vida real.