El futuro llegó hace rato, y con él, un sinfín de avances tecnológicos que arrasaron con la cotidianidad de las personas. ¿Qué tan diferente es el uso natural de nuestro smartphone del dispositivo que los personajes de Black Mirror llevan incrustado en la sien?
Lo que también trajo –tal como anticipó la serie en cada una de sus temporadas– fue un presente desolador para la humanidad. Justamente, al momento de escribir esta nota, en X se debate el accionar de los llamados “Buenos Vecinos” porteños que atacaron a una vendedora ambulante, impidiéndole trabajar y agrediéndola con insultos racistas.
Tan terrible como esta realidad es el primer episodio de la temporada 7, estrenado este jueves 10 de abril. Todo lo que ocurre en Una pareja cualquiera resulta tristemente aplicable al presente.
Sin ánimo de spoilear, vemos a un matrimonio que se prepara para ser padres, pero, en el camino, la mujer, Amanda, es diagnosticada con un cáncer cerebral terminal. Entonces aparece Rivermind, una empresa que ofrece una solución experimental: el reemplazo del tejido neurológico por tecnología sofisticada.
Amanda sobrevive, pero pasará sus días atada a una (carísima) suscripción mensual para poder funcionar y vivir. Eso sí: para tener mejor cobertura de señal y evitar anuncios absurdos –emitidos en su boca inconscientemente– deberá pagar un plan superior. Rivermind es capitalismo puro; por eso ofrece mejoras, suscripciones premium y VIP a precios impagables para una familia tipo.
Desesperado, Mike trabaja mil horas extras y comienza a streamear para humillarse y conseguir unos dólares más. ¿Les suena?
En Bête Noire, dos excompañeras de secundaria compiten en una empresa de golosinas. Emily, la chica acosada y genio de las computadoras, jura vengarse de María, la popular de la clase y ahora jefa, creadora de los productos estrella de la marca. Gracias a un dispositivo cuántico que altera realidades, Emily pudo ser lo que quiso en la vida, pero nada la llenó tanto como vengarse de sus antiguas acosadoras.
Las dinámicas de la inteligencia artificial se manifiestan también en Hotel Riviere, un episodio en el que se recrea una antigua película con tecnología actual. Al mejor estilo Black Mirror, introducen a una estrella de cine para que actúe (y filme) en tiempo real el clásico británico. El amor, como hilo conductor, demuestra una vez más que la interacción entre humanos e inteligencias artificiales está llena de posibilidades infinitas. Al menos, así lo plantea la serie.
Apología, el quinto episodio, es una oda a la memoria y al repaso de toda una vida a través de los recuerdos. También, con el dispositivo que ya conocemos de temporadas anteriores, Phillip (un genial Paul Giamatti) intenta reconstruir su historia con Carol, el amor de su vida. El paralelismo es llamativo: él la “bloqueó”, tachando y eliminando absolutamente todas las fotos de ella. A tal punto que ya no recuerda su rostro.

Gracias a las posibilidades del chip o aparato que va en la sien, descubre el motivo de su distanciamiento… y también lo distinta que podría haber sido su vida si tan solo hubiera respondido una carta que nunca llegó a leer.
Por último, el inabarcable mundo abierto de los videojuegos. Colin Ritman (Will Poulter) regresa como programador prodigio en Juego y Nanette Cole (Cristin Milioti) ahora es la capitana de la USS Callister, en el último.
Estos capítulos también tienen referencias de las experiencias gamers actuales. Las más directas son pensar los Thrognlets como Tamagotchis en tierras de Minecraft y, por otro lado, la supervivencia de los tripulantes del Callister como una especie de Battle Royale similar a una partida de Fortnite o Call of Duty: Warzone.
La vida misma: lo que Charlie Brooker y su equipo de guionistas venían advirtiéndonos sobre la llegada de años espantosos como sociedad inmersa en dispositivos tecnológicos que en vez de acercarnos, nos alejan.
Para ver
Black Mirror, temporada 7. Seis episodios, todos disponibles en Netflix.