El estreno de Camaleón: el pasado no cambia consolidó el regreso de Eugenia “la China” Suárez al primer puesto de lo más visto en Disney+, un hito que ya había logrado recientemente con Linda en la misma plataforma.
En ambas producciones, Suárez ofrece un protagonismo sólido, aunque sin destacarse especialmente. En Camaleón abandona la tonada sanjuanina y la austeridad de Linda, la joven empleada doméstica, para adoptar un registro más urbano y complejo.
En esta serie de seis episodios, interpreta a Sabrina Correa, una periodista que investiga casos de corrupción vinculados a Jorge Gelabert (Federico D’Elía). Durante su pesquisa, un intento de entrevista la lleva a reencontrarse con Salvador Carvallo (Pablo Echarri), su primer amor y un reconocido pintor.
Este encuentro sacude la estabilidad de Sabrina y reabre profundas heridas de su pasado.
Sucede que, a los 16 años, Sabrina conoció a Salvador a través de su mamá, Iris (Cecilia Dopazo), musa del artista.
Madre e hija pasaban horas en el estudio y en la casa de Carvallo, donde Sabrina forjó una íntima amistad con Diana (Sofía Palomino), la hija de Salvador.
Sin embargo, esta relación se fracturó cuando el amor de Sabrina por Salvador, el padre de su amiga, se volvió incontrolable.
Mediante potentes flashbacks, la serie revela cómo Salvador sedujo a Sabrina y, más adelante, expone que su comportamiento era recurrente.
El pintor atraía a jóvenes de su círculo cercano, aparentemente todas menores de edad, enamorándolas con promesas vacías. Las pintaba, les dejaba un tatuaje con su firma como marca imborrable y las abandonaba, lo que generaba un impacto emocional devastador.
El resurgimiento de su pasado impulsa a Sabrina a intentar reconectar, primero con Salvador –quien la rechaza nuevamente– y luego con Diana, cuya interpretación por Sofía Palomino es brillante.

Diana se presenta como rebelde, adicta y contestataria. Y termina siendo el talón de Aquiles en la aparente vida perfecta de su padre, un pintor de prestigio.
A medida que Sabrina y Diana enfrentan revelaciones dolorosas, esta última comprende que su vida turbulenta tiene raíces en las acciones abusivas de Salvador.
Paralelamente, el artista manipula los sentimientos de Sabrina y de otras dos adolescentes de 16 años, como Delfina (Ornella D’Elía) y Nina (Delfina Fernández Kubar), quienes comparten las mismas heridas y el rechazo frío de un hombre que solo las utilizaba.
La serie se destaca por su consistencia, con un gran trabajo de Natalia Garagiola en la dirección y de Marcela Guerty y de Pamela Rementería en el guion. El dramatismo llega a su punto cúlmine cuando, en medio de un raid de recaída, Sabrina logra convencer a las dos chicas abusadas de ir en contra de la persona a la que supuestamente aman.
Sabrina, como hilo conductor, desentraña las acciones de un pederasta abusador a través de su investigación testimonial. A lo largo de los episodios, el espectador asiste a la compleja “caída de la careta” del pederasta por parte de las víctimas, en un proceso doloroso y liberador.
Por su parte, Pablo Echarri construye un Salvador encantador e inocente en la superficie, lo que realza la perturbadora dualidad del personaje.
Un punto flojo de la trama tiene que ver con el llamativo accionar de los padres de las víctimas. Gelabert –presentado como empresario influyente– sólo atina a ir a golpear a Salvador. Y Javiera (Analía Couceyro) –madre de Nina y socia del abusador– busca a Sabrina como si esta fuera la Justicia.
Como desenlace funciona bien, sin embargo demuestra alguna incongruencia con casos tan delicados como los abusos. Para colmo, el pintor huye en el aeropuerto sin ninguna represalia más que el escrache y la condena social.
Para ver
Camaleón: el pasado no cambia está disponible en Disney+. Cuenta con seis episodios de 30 minutos cada uno.