Fabuloso y contradictorio, Hollywood es una vez más terreno de sátira en El estudio, la frenética serie de Seth Rogen (Ligeramente embarazada, Buenos vecinos) para Apple TV+. Creada, guionada y producida por el actor canadiense en tándem con su habitual socio Evan Goldberg, la tira de diez episodios recrea los tirantes pormenores de la industria audiovisual a partir de las peripecias erráticas del ejecutivo Matt Remick (Rogen), un cinéfilo dispuesto a todo con tal de hacerse un nombre en Los Ángeles.

La influencia del protagonista pasa a ser clave cuando el exigente jefe del ficticio estudio Continental Griffin Mill (Bryan Cranston) lo asciende a director ejecutivo en reemplazo de la veterana Patty Leigh (Catherine O’Hara), pero tirando abajo su pretenciosidad artística al exigirle que facture millones con mediocres tanques comerciales. El episodio piloto gira enteramente alrededor de ese despropósito, cuando Remick debe buscar guion, director y elenco para un proyecto sobre la bebida frutal Kool–Aid y piensa nada menos que en Martin Scorsese para llevarla a cabo.
El director de Buenos muchachos aparece en persona en un par de escenas tan graciosas como tensas en que se establece el carácter netamente endogámico de El estudio, que abunda en referencias y cameos cómplices vinculados al medio (Paul Dano, Steve Buscemi, Charlize Theron, Sarah Polley, Zac Efron y Zoë Kravitz son algunos de las renombradas celebridades que se interpretan a sí mismas en la serie). Por su parte, Remick vive sus andanzas torpes y disparatadas junto al asistente cocainómano Sal Saperstein (Ike Barinholtz) y un equipo de colegas que incluye a Chase Sui Wonders y Kathryn Hahn.
Plena de gags, diálogos rápidos y una ternura loser que recuerda a los hitos de la Nueva Comedia Americana en que participó Rogen, El estudio se destaca asimismo por una premisa ambiciosa –digna de Remick– de filmar cada escena con una toma única, lo que le imprime a la tira una agitación equiparable a la del estresado protagonista que busca agradar a cualquier precio y termina siempre cosechando el peor de los desprecios. De fondo y no tanto, Los Ángeles resalta visualmente con sus palmeras, descapotables y mansiones.

Arte y comercio
El personaje de Remick nace de una vieja anécdota del año 2000 cuando Rogen daba sus primeros pasos junto a Goldberg en la industria, y que involucra un encuentro con un productor que les confesó que se había metido en el negocio por amor a las películas pero que ahora su trabajo era arruinarlas. La frase representativa de un modo cínico y frustrante de hacer cine se le quedó pegada a Rogen hasta hoy, que ha llegado a ser un intérprete y productor reconocido (de su sociedad con Goldberd bautizada Point Grey Pictures han salido series premiadas como The Boys y Pam & Tommy).
Pero los hechos de El estudio surgen asimismo de las experiencias de primera mano de Rogen: apadrinado por el director Judd Apatow a partir de la tira de culto Freaks and Geeks, el comediante nacido en Vancouver pasó a experimentar situaciones imprevisibles cuando se largó a jugar destacados roles adelante y detrás de cámara. Así, el ridículo encargo millonario de Kool–Aid emula a las adaptaciones El avispón verde (2011) o Tortugas Nina: Caos mutante (2023) en las que Rogen trabajó, e incluso a un proyecto nunca concretado que adaptaría el juego Monopoly con dirección de Ridley Scott.
La experiencia que sin embargo marcó a fuego a Rogen fue Una loca entrevista (2014), que con su relato sobre el secuestro del presidente norcoreano Kim Jong–un sentó las bases para un ciberataque sin precedentes a la productora Sony Pictures, que rompió entonces lazos con Rogen (la vengativa Patty de El estudio estaría inspirada en Amy Pascal, jefa de Sony en aquel momento).

Finalmente, cuando Rogen trabajaba con Steven Spielberg en la autorreferencial Los Fabelman se le ocurrió que podría reflejar estas y otras vivencias suyas en una meta–comedia acerca de Hollywood reminiscente de series como The Larry Sanders Show, que el actor veía con Goldberg cuando eran púberes en la década de 1990. Para darle veracidad al proyecto y forma concreta a Remick, ambos productores se reunieron durante meses con ejecutivos, agentes y publicistas de la industria. De todo ese proceso Rogen extrajo algunas conclusiones, volcadas al retrato descarnado de El estudio.
“Estos personajes están en el punto de inflexión entre arte y comercio. Tienen que decidir a menudo y de manera personal: ¿le doy lugar a la creatividad, o me inclino por lo que más me conviene apoyándome en una opción financiera defendible? Al fin y al cabo el suyo es un trabajo de oficina. No quieren que los reten y no quieren pasar vergüenza. Pensé que recrear eso era divertido”, le dijo Rogen a Esquire.
Y cerró: “Para mí es un papel muy entretenido de hacer. Notar el pánico y la alegría y el orgullo que vienen con el éxito, y la disminución del riesgo. Lo mucho que ellos aman visitar el set, y la tragedia del hecho de que nadie los quiere alrededor. Todo eso es inherentemente estimulante”.
Para ver
Los dos primeros episodios de El estudio están disponible en Apple TV+, con nuevos episodios a estrenarse cada miércoles.