División Palermo 2 aterrizó con éxito en Netflix. Desde su estreno el jueves pasado, fue directo a lo más visto en la plataforma (es la segunda serie en el ránking de Argentina), lo que evidencia cuánto esperaba el público el reencuentro con la historia delirante de la guardia urbana inclusiva que ideó Santiago Korovsky. Lo bueno es que la serie tira por el piso eso de que las segundas partes nunca fueron buenas.
De hecho, no es exageración decir que esta continuación es inclusive mejor que la primera temporada. “A mí también me pareció lo mismo. En principio, ya que no sea peor que la primera es un gran logro. Después cuesta la comparación, pero para mí está más afilada, porque además también la primera tenía la carga de presentar esos códigos y esos personajes y esta ya arranca con todo, con ese camino ya sembrado”, dice Daniel Hendler, que interpreta al “psicólogo manco” Miguel Rossi, coordinador de la guardia.
Él, junto a Hernán Cuevas (con quien tienen muchas escenas juntos), dialogaron con La Voz días antes del estreno.

“Esta segunda temporada tiene algo de jugar mucho más al límite en todos los campos y además el elenco se agranda muchísimo, porque somos un montón más de personas. ¡Parece Wes Anderson de tanta gente! Está buenísimo jugar al riesgo y no habernos quedado en lo que planteaba la primera, sino sumar más y apostar por más”, agrega Cuevas, actor de talla baja.
La primera temporada salió en 2023, y aunque parezca insólito, en Argentina y en el mundo muchos límites de lo que parecía improbable se cruzaron, “corriéndole la cancha” a la propia ficción.
Hendler asiente: “La realidad nos ofrece cada vez más unas capas de absurdo que la serie no se puede quedar atrás, en esa visita a los bordes de la realidad. Me parece que la serie se actualizó también ahí, entonces probablemente es más delirante conforme al contexto que se va volviendo cada vez más loco”.
–No es una serie que hable de política con nombres propios, pero sí introduce elementos del escenario político, al menos argentino e internacional también. En esta época encima hay tanta viralización y a veces una “cacería” después. ¿Cómo esperan que sea recibida la serie?
–Hendler: Yo creo que bien, porque más allá de qué piense cada uno de los responsables que están atrás de esta serie, o donde se ubica ideológicamente, por quién tiene más simpatía, me parece claro que el punto de partida es reírse sobre uno mismo, sobre nosotros mismos, que es un ejercicio sano incluso en cualquier discusión o disputa. De hecho es un arma que cada vez se está usando menos, en un momento en el que las posiciones cada vez están más extremadas y la discusión se empobrece mucho. Cuando hay alguien que lo primero que hace es cuestionarse y reírse de sí mismo, es ya de por sí un punto de partida amigable, piense lo que piense y con las diferencias que se pueda tener.
–De hecho, creo que la serie ridiculiza tanto a posiciones de derecha como de izquierda, digamos.
–Hendler: Creo que la serie también reparte para todos lados y no lo hace desde un lugar políticamente correcto o equilibrado, lo hace desde un lugar genuino de que es todo un gran papelón y no vas a ver ningunas banderas alzadas porque la idea no es esconderlas, sino es sobre todo buscar lo corrosivo en nosotros mismos. La cuestión inclusiva de la serie para mí tiene mucho más que ver con eso: con derribar algunas barreras en la discusión y poder discutir y reírnos de todo, más que con el hecho de que en el elenco haya minorías o cuestiones que por supuesto son importantes pero no es lo que termina de hacer inclusiva a esta serie.

–Cuevas: Y sobre todo el hecho de mostrarte un espejo de lo que se vive muchas veces en el día a día. Está bueno siempre al público, al espectador, decirle, ‘bueno, ¿vos qué pensás con esto?’ Y que el otro no trate de buscar una etiqueta, sino que pueda formar una opinión propia de esa situación y dónde se encuentra parado en ese aquí y ahora, en una realidad que sabemos lo que es hoy en día. ¿Qué mejor que decirle a la gente vos de qué lado te parás? ¿Vos desde qué lugar salís a la calle a ver a alguien diferente, o a ver una situación X?. Y eso está buenísimo, que te haga pensar.
–En la primera temporada hubo hasta gente que la utilizaba tomando la ironía pero al revés, malinterpretándola. ¿Qué devoluciones tuvieron, de los dos lados, digamos?
–Hendler: Yo no tuve mucha recepción de ese tipo de mensajes. Yo creo que de verdad, aunque suene un poco cursi, el humor derriba algunas barreras y divisiones. Y no es que la solución sea unirnos entre todos cuando claramente, bueno, tenemos diferencias y está bien que nos peleemos un poco. Pero el humor es un rato no solo de descanso, sino también de corrernos un poco de esa batalla enceguecida y está bien, bienvenido sea si alguien lo acomoda para sentirse cómodo con eso. No he notado tanto esto, el uso político, no creo que pase por ahí.
–Cuevas: A mí me pasaba mucho más el hecho del mensaje de ‘uh, sos de División Palermo qué bueno’. Muchas minorías, mucha gente de talla baja me preguntaba ‘uy, ¿cómo puedo participar de?’ porque también mucha gente creía que de verdad podría ser una guardia o que eso iba a ser un proyecto. Es lindo que el otro se identifique con el lugar de uno. Por lo de más, es comedia, no un jeroglífico político.

–Esta es una serie muy argentina, muy porteña, pero los propios ejecutivos de Netflix se asombraron de cómo había pegado en el mundo. ¿Les sorprende la universalidad, la llegada que puede tener?
–Cuevas: Yo tengo amigos en España que la vieron y primos en Francia y les encantaba, la recomendaban y todas estas devoluciones eran en ese sentido. Estamos hablando de algo que muchas veces los realizadores no se animan a hacer contenido, este tipo de comedia con esta temática. Romper barreras desde ese lugar es algo innovador y que gusta y que también da el permiso para que se meta mucho más la comedia en otros aspectos. Más allá de que sea Argentina y Latina, tiene que ver con algo de que minorías y discapacidades hay en todos lados y el trato del resto de las personas muchas veces es igual en todos lados.
–Hendler: Por otro lado, también la serie es tan local y retrata las idiosincrasias locales con tanta lupa, que también es lo que la vuelve atractiva en un mundo globalizado, en el que queremos conocer cosas autóctonas y tanto nos cuesta. Para disfrutar del turismo hoy, encontrarse con algo genuino de otra cultura, es todo un hallazgo. En ese sentido la serie sí ofrece una mirada también muy local y particular que creo que resulta atractivo.
–¿Va a haber tercera? Me dolió el final... me quedé con la sensación de que ¿se terminó?
–Hendler: Y... parece que sí, hay que hablar con Santi (Korovsky) pero parece que sí
–Cuevas: Todo concluye al fin...

–Bueno, ustedes se divirtieron un montón grabándola, según se ve en los créditos finales. ¿Fue tan divertido?
–Hendler: Lo que pasa es que está reducido a los momentos donde estallamos de la risa, pero también fue muy trabajoso, muy demandante el rodaje, fue una mezcla de las dos cosas.
Para ver
Los seis episodios de División Palermo 2 ya están disponibles en Netflix.