Hubo una época no muy lejana en la que semanalmente alguna figura de renombre era cancelada. La opinión pública se dividía en quienes defendían y quienes repudiaban con ardor la acción colectiva; cualquier emoción moderada caía mal. Asistimos ahora a los regresos desde las tierras de la cancelación, gracias a otra disposición de las emociones.
El pasado noviembre, salió en la revista The New Yorker un artículo sobre el presente de Louis C.K., una de las cancelaciones más polémicas de Estados Unidos. Su ascendente carrera como comediante se interrumpió en 2017, cuando cinco mujeres denunciaron las conductas inapropiadas que tuvo con ellas. Luego de negarlo, el comediante admitió que las mujeres decían la verdad, manifestó su arrepentimiento y anunció su retiro temporal.
Ocho meses después, se presentó espontáneamente en un bar de comediantes neoyorquino. En 2020 lanzó el especial de comedia Sincerely Louis C.K. y en 2021 otro titulado Sorry, mientras retomaba las giras.
El pasado noviembre lanzó el tour de su nuevo show Ridiculous y publicó su primera novela, Ingram. Su cancelación es un tema que aparece en entrevistas, en su rutina de stand-up y se insinúa en algunos pasajes de su novela.
Louis C.K. se apropió de su cancelación.
Storytelling
Argentina cuenta con su propia lista de cancelados, aunque no todos volvieron del ostracismo. Uno de los regresos triunfales fue el del youtuber Martín Cirio, sobre todo porque las acusaciones se probaron falsas ante la Justicia.
Cancelado en 2020, regresó en 2023 con un documental donde explicó lo sucedido y retomó su canal de YouTube. Gran parte de su contenido refería a su cancelación y actualmente utiliza ese episodio con fines humorísticos. Hizo muchas presentaciones en vivo, recibió premios y se dio el lujo de declinar la codiciada invitación a los personajes del año 2025 de la revista Gente.
El recorrido mediático de Cirio y de C.K. responde a un tipo de ordenamiento de las emociones bajo el imperativo de la productividad. Este análisis de Cristian Alarcón aparece en su prólogo a Argentina (re)sentida (2025, Sudamericana), una reunión de artículos orientados a mapear las emociones sociales que sostienen la política de nuestro país.
Alarcón encuentra que las subjetividades del presente están fuertemente atravesadas por emociones exacerbadas, pero también por la exaltación del yo, que convierte cada historia en una narración rentable.
Empezar el gimnasio, dejar el azúcar, cursar una carrera y hasta ser cancelado es material para exponerse. Lo importante es mostrar arrepentimiento, un poco de sufrimiento y mucho optimismo traducido en conceptos vacíos como “resiliencia”, y en acciones igualmente vacías como intencionar.
Rotos en llanto
En algún momento, ser hipócrita fue algo malo: un acto silencioso e íntimo, confesable al oído del párroco, psicólogo o referente espiritual.
Paula Sibilia, también en Argentina (re)sentida, entiende que ese paradigma cedió en favor del espectáculo del bienestar. Cualquier persona, sobre todo las figuras públicas, gritan sus cambios, se alientan a sí mismos, muestran registros de sus avances, porque siempre hay a la vuelta de la esquina una mejor versión de nosotros que tenemos que alcanzar.
Las figuras canceladas que regresan pueden hacerlo gracias a que el espectáculo del bienestar se monta sobre el escenario de la sinceridad. Graban videos en los que lloran, piden disculpas y despegan. El público los ve resilientes y empoderados, valientes y resucitados. No eligen hacerlo, es un gesto compulsivo de la lógica que hace del Yo un capital explotable.
Se trata, en definitiva, del modo en que se moldean las emociones del público. La furia de la cancelación masiva se troca en comprensión y admiración una vez que el cancelado se haya sincerado y dejado a un lado el humor para contar lo que siente. La vulnerabilidad hace a su humanidad.
No somos, entonces, tan racionales ni singulares como creemos. Nos sumamos a la turba iracunda y nos alejamos de ella no tanto por nuestros elevadísimos principios éticos sino porque nos hace sentir mejores. Mejores que el resto.
