Una verdadera heist movie o película de robo a bancos es la que resalta la figura del ladrón como una forma de posicionarse en contra del sistema capitalista. Y en esa celebración de lo ilegal y del delito están la ideología y la fuerza narrativa del subgénero, de por sí subversivo.
El bandido perfecto (2022), dirigida por el canadiense Allan Ungar, tiene la virtud de contextualizar al protagonista con pistas sobre la sociedad en la que vive, cuando, en plena era Reagan (década de 1980), la economía norteamericana se va a pique. “La erosión progresiva del estilo de vida estadounidense y del sueño americano resultó en la tragedia actual de desempleo y estancamiento económico”, se lo escucha decir al presidente de Estados Unidos en un televisor.
La crisis lleva a Robert Whitman (Josh Duhamel) a convertirse en un experto ladrón de bancos, basado en la historia real de Gilbert Galvan Jr., quien escapó de una prisión en Míchigan y viajó a Canadá para asumir una identidad falsa y robar 59 bancos. Todo un récord.
Si bien el director recurre a la puesta en escena de las películas de robo a bancos más trilladas, el filme tiene la ventaja de contar con un personaje principal carismático, que se gana la confianza de la gente con su encanto y con sus salidas improvisadas en cada robo, sin que nadie resulte herido y sin que lo puedan atrapar, sobre todo el policía que hace de contrapunto y que lo persigue en todo momento, Snydes (Nestor Carbonell).
El papel de Duhamel lo es prácticamente todo, es el que conduce la historia y el que hace que empaticemos de inmediato, mientras vemos cómo se va introduciendo en el mundo de los robos a bancos. “Nadie nace malo. Como todo, requiere de práctica”, nos dice al comienzo en voz en off, como síntesis de lo que vamos a ver.
Además, Robert conoce a Andrea (Elisha Cuthbert), de quien se enamora y con quien decide irse a vivir. Pero la difícil situación económica le da el impulso que necesita para empezar a robar bancos, actividad en la que se hace muy bueno. Robert estudia los movimientos de los cajeros y de los guardias, haciéndose pasar por cliente o por inspector, hasta que se da cuenta de que la seguridad de los bancos es endeble.
El otro nombre importante es el de Mel Gibson, que hace de un mafioso de barrio que controla los juegos clandestinos y otros negocios ilegales, y que frecuenta un bar de mala muerte donde se junta con sus secuaces. Es un personaje secundario que se va a conocer con Robert para tramar futuros robos.
De todas maneras, lo mejor está en los momentos en que Robert asalta los bancos con disfraces precarios y ridículos, con pasos de comedia favorecidos por la actuación de Duhamel, capaz de sostener las escenas dramáticas y cómicas con la misma convicción, mientras se escapa como un camaleón escurridizo (el clásico de Culture Club, Karma Chameleon, es clave).
El solo hecho de poner el foco en un ladrón de bancos ya es suficiente para verla. Además, la película honra al subgénero de robos con secundarios de primer nivel, como el gran Gibson, al que siempre es un placer ver despotricar contra la corrección política y sus representantes.
Para ver “El bandido perfecto”
Bandit, Canadá, 2022. Thriller. Dirección: Allan Ungar. Guion: Kraig Wenman, basado en el libro “The Flying Bandit”, de Robert Knuckle y Ed Arnold. Elenco: Josh Duhamel, Elisha Cuthbert, Mel Gibson, Nestor Carbonell, Swen Temmel, Keith Arthur Bolden, Dylan Flashner y Rachael Markarian. Fotografía: Alexander Chinnici. Música: Aaron Gilhuis. Duración: 126 minutos. Apta para mayores de 16 años. En Netflix.