El actor británico Jonathan Pryce interpretó al Papa Francisco en el filme Los dos papas (2019), del brasileño Fernando Meirelles. Por ese trabajo, fue nominado al Oscar como mejor actor en la edición 2020 del premio de la Academia de Hollywood.
Ese filme explora la relación entre el Papa Benedicto (interpretado por el también británico Anthony Hopkins) y el Papa Francisco, dos de los líderes más poderosos detrás de los muros del Vaticano, que deben abordar sus propios pasados y las demandas del mundo moderno para forjar un nuevo camino para la Iglesia Católica.
A días del estreno, Pryce, que ya se había puesto en la piel de un argentino (Juan Domningo Perón) en Evita (1996) de Alan Parker, estuvo disponible en una rueda de prensa de la que participó La Voz.
“Yo no construí el personaje, él me construyó a mí”, contestó en aquella oportunidad al ser preguntado sobre su trabajo.
Sobre si había encontrado algún “gen argentino” detrás de Perón y Francisco, dijo que no, aunque advirtió que ambos personajes “tuvieron en un punto de inflexión en sus vidas” que los llevó a atravesar momentos oscuros.
“Tampoco sé qué me une a mí con estos dos personajes icónicos de este país, excepto que soy galés, a lo mejor tengo algún vínculo con la Patagonia”, sumó Pryce a modo de chiste para romper el hielo de las primeras preguntas.
Este actor, que por entonces tenía 72 años, trabajó en conjunto con Juan Minujín, quien interpreta a Jorge Bergoglio joven, para poder grabar escenas en español que tuvieran acento porteño. Además realizó una intensa búsqueda de material de video para poder conocer en profundidad los rasgos que hacen a Francisco uno de los líderes más carismáticos de la política mundial.
“Yo no soy católico pero es el primer Papa que escuché para ver qué tenía para decir, no por cuestiones religiosas sino por cuestiones políticas que atañen al mundo”, dijo Pryce acerca de la figura que representaba Francisco.
“Vi muchos videos para ver cómo caminaba, cómo hablaba. Yo quería saber cómo decía las cosas, su voz, sus movimientos. Sé que en cierta manera fue fácil porque me parezco físicamente a él, pero no camino como el Papa, él camina como yo”, señaló en tono de broma, al tiempo que mostró que tiene un problema en el pie que le hace caminar rengo.
Las locaciones de la película se dividieron en la Villa 21 de Buenos Aires, el Castel Gandolfo de Italia, los recintos del Vaticano y el Valle de Traslasierra en Córdoba. Aunque las ubicaciones vinculadas con la Iglesia fueron en su mayoría replicadas, para Pryce fue todo un desafío la filmación en la villa ya que era un ámbito desconocido para él y terminó siendo una experiencia a la que calificó como enriquecedora.
“Sentí la responsabilidad de estar en Buenos Aires y creo que una de las cosas más poderosas que me pasó fue poder filmar en ese lío que es la Villa 21. Luego me sentí descolocado cuando me tocó ir a filmar a Italia”, confesó.
Acerca de ese proceso corto, pero intenso dijo: “La bienvenida que nos dieron en la villa fue una gran experiencia y yo disfruté mucho de eso. Fue impresionante ver a personas reales que celebraban que estuviéramos allí porque de alguna forma u otra era validar la manera en la que viven. Diferente a los políticos que solo tratan de sacárselos de encima. Vi a los pobres vivir al lado de los ricos durante los dos o tres días que grabamos allí”.
Lo interesante de ese proceso fue que el actor galés pudo además ver la otra cara del país, ya que su trabajo en Evita junto a Madonna fue completamente distinto.
“En aquel momento después de filmar salíamos todas las noches a restaurantes y clubes, pero ahora no. Aunque estoy muy grande para salir a discos. Y siento que después de filmar esta película no nos quedaban ganas de ir restaurantes a gastar mucho dinero como lo hace la gente que vive de fiesta”, precisó.
Y agregó que su percepción de Buenos Aires cambió rotundamente desde los 90 hasta ahora: “Antes esta ciudad se sentía diferente, la gente gastaba mucho dinero e iba a fiestas todo el tiempo. No creo que hoy suceda eso o quizás soy yo el que no está al tanto”.
Por último, consultado sobre cómo analizaba que la película pueda llegar a estar disponible en salas al mismo tiempo que en Netflix, Pryce se mostró muy optimista: “Lo bueno es que va a ser vista por más personas que si solo estuviera en los cines, es una forma más igualitaria de distribución”.