El nombre de Roberto Gómez Bolaños vuelve a sonar con fuerza con el estreno de Chespirito: sin querer queriendo.
La bioserie repasa momentos clave de su vida, y uno de los más llamativos es cuando decide dejar a su familia por amor: un amor que nació en los camarines y frente a las cámaras, mientras grababa el programa más exitoso de su carrera.
Allí, Bolaños y Florinda Meza dieron rienda suelta a una pasión que cambiaría sus vidas.
Al mismo tiempo, Graciela Fernández, su esposa por más de 20 años, enfrentaba el dolor de la separación, sola con sus seis hijos.
Una historia de amores y rupturas
Graciela, la primera esposa, conoció a Roberto cuando tenía 15 años y él 22. Se casaron poco después y tuvieron seis hijos.
Durante dos décadas, ella lo acompañó a todas partes, incluso en las giras del elenco de El Chavo del 8. Sin embargo, la relación se quebró por las infidelidades del comediante, siendo la más resonante la que mantuvo con “Doña” Florinda.
En 1970, compartiendo escenas en la famosa vecindad, comenzó el vínculo con Florinda. Él estaba casado y ella también tenía una relación: Carlos Villagrán (Quico) reveló en 2011 que fue pareja de Meza, y que incluso pidió consejo a Chespirito sobre cómo manejar la situación. Poco después, Florinda comenzó un noviazgo con el director del programa, Enrique Segoviano, con quien llegó a comprometerse.
“Estaba a punto de casarme, y ahí a Roberto le dio la garrotera”, confesó Meza en una entrevista a Gerardo Rozín, en la cual repasó su vida amorosa.
Allí contó también que el comediante comenzó a seducirla enviándole flores a donde fuera, incluso si estaba con otro hombre. Una química evidente entre ellos quedó registrada en un video de 1974 en el aeropuerto de Ciudad de México, cuando el elenco partía a Nicaragua: en la escena aparecen Bolaños, su esposa Graciela, Florinda y Villagrán.
El primer beso entre los actores se dio el 12 de octubre de 1976, durante una gira en Chile. La relación secreta generó tensiones en el elenco. María Antonieta de las Nieves (“la Chilindrina”) criticó años después el trato de Meza hacia sus colegas. Como productora del programa, ella participaba también en decisiones clave del guion.
En 1977, Carlos Villagrán renunció al programa, y poco después lo haría Ramón Valdés (Don Ramón). Para entonces, el romance entre Florinda y Roberto ya era oficial. La actriz confesó que la relación enfrentó múltiples prejuicios y críticas: a ella la señalaban como “roba maridos”, a él como “padre abandónico”.
Según le contó Meza a Rozín, pasaron cinco años de cortejo antes de formalizar la relación. “Un día dejó de mandarme flores, y algo se desacomodó en mi mundo”, recordó. “Me decía: ‘Tú eres diferente’, incluso me compuso una canción con ese nombre”. A pesar de sus dudas, terminó enamorándose: “Caí como hoja en mar revuelto”, aseguró.
El beso que selló su historia ocurrió en un bar de Santiago de Chile. “Le pregunté: ‘¿Por qué haces esto si tenés una familia?’ Y me respondió: ‘Siento que mi vida está vacía’. Entonces le dije: ‘Si quieres besar a alguien, ¿por qué no me besas a mí?’”. Aquel instante lo compartieron con el hermano de Chespirito, presente en el lugar.
“Después me arrepentí. Él tenía un matrimonio de 18 años, seis hijos... era un equipaje enorme”, confesó. Sin embargo, la relación avanzó. Roberto solía decir a las parejas jóvenes: “Una pequeña fisura puede volverse un Cañón del Colorado. Luego es imposible cruzar al otro lado”. Para él, su mundo estaba vacío.
Florinda le puso una condición: no quería ser una más. “Yo no quiero ser una mujer más, quiero ser la única”, dijo. Y él la convenció con una frase: “Cuando un vaso está lleno, no le cabe nada más”. Así, dejó a su esposa y comenzó una vida con su compañera de elenco.
Pese a sus deseos, nunca pudieron tener hijos, ya que él se había practicado una vasectomía antes de conocerla. Convivieron durante 29 años y se casaron el 19 de noviembre de 2004. Diez años después, exactamente el mismo día, Chespirito falleció a los 85 años por una insuficiencia cardíaca agravada por el Parkinson.
“Pasó sus últimas dos fechas conmigo: el 12 de octubre brindamos como el primer día, y el 19 me dijo ‘felices diez años de casados’. Solo a él la muerte le habría dado permiso de quedarse hasta ese día”, contó Florinda en su última entrevista con Telefe.

Tras su fallecimiento, surgieron especulaciones sobre su herencia. Florinda aclaró en Telemundo: “En vida repartió lo que tenía. Fue un gran exmarido, le compró una casa a su exesposa y a cada uno de sus hijos”. Con lo que quedó, apenas alcanzaron a cubrir las deudas médicas. Incluso vendió su mansión de Cancún, que le resultaba inmensa sin él.
En sus redes sociales, en los días en que se quedó sin su esposo, Florinda dejó en claro sus sentimientos: “Ustedes saben que mi único y gran amor ha sido, es y siempre será Roberto Gómez Bolaños”.