Si ya miraste la nueva miniserie de Netflix, “Incontrolables” (Wayward), y sentiste que te incomodaba, es porque su trama de terror no es pura ficción. La producción, protagonizada por Toni Collette, atraviesa las pesadillas que, lamentablemente, muchos jóvenes vivieron en instituciones reales.
Aunque la serie no se basa en un caso específico de la vida real, sus argumentos están directamente inspirados en hechos documentados dentro de lo que se conoce como la Troubled Teen Industry (Industria de Adolescentes Problemáticos) en Estados Unidos. Este es un negocio súper lucrativo que, desde hace décadas, ofrece programas de supuesta “rehabilitación” para jovenes rebeldes o con problemas de conducta.
La historia de “Incontrolables” de Netflix, basada en hechos reales
La trama de “Incontrolables” arranca de una forma que, increíblemente, se repite en cientos de testimonios reales: adolescentes secuestrados en medio de la noche por desconocidos y trasladados lejos de sus casas. Lo más tremendo es que, a menudo, los propios padres están al tanto del plan, creyendo que la disciplina extrema y el encierro son la única solución.

En la ficción, los jóvenes llegan a Tall Pines, donde Evelyn (Collette) les promete transformarlos en personas “obedientes, productivas y felices”. Pero en realidad, sufren manipulación psicológica, castigos extremos, torturas y vigilancia constante.
Cientos de testimonios de exalumnos de estas escuelas privadas revelaron un panorama desolador: abusos, humillaciones, y reglas inhumanas. Casos como el de Paris Hilton, que relató su experiencia en un internado de Utah y la expuso en el documental The Program, ayudaron a visibilizar lo que pasaba detrás de las puertas cerradas.

Expertos aseguran que muchas de estas escuelas funcionan como verdaderas sectas, imponiendo obediencia mediante el miedo y el adoctrinamiento. Los castigos incluían aislamiento, privación de sueño y humillaciones públicas. De hecho, muchas instituciones, al igual que se ve en la serie, intentaban desacreditar a los adolescentes denunciantes ante sus padres, diciendo que “inventaban todo”.
La miniserie toma todos estos elementos dramáticos incluyendo los experimentos con sustancias alucinógenas y los abusos y los lleva al extremo, convirtiendo a Evelyn en una líder de culto que usa la escuela como fachada para algo mucho más siniestro.