A mediados de junio estrenó en cines Gatillero, último filme de Cristian Tapia Marchiori que, entre sus particularidades, destaca por haber sido filmado en plano secuencia, sin cortes.
Desde este 19 de septiembre la película protagonizada por Sergio Podeley está disponible en HBO Max y Maite Lanata, integrante también del elenco, habló con La Voz sobre los aspectos de esta producción que la convierten en una obra “artesanal, física y viva”, muy diferente a la oferta masiva de las pantallas actualmente.
La historia de Gatillero sigue a Pablo “El Galgo” Correa (Podeley), un exsicario en decadencia que recibe de su antigua jefa (Julieta Díaz) una última misión para recuperar respeto. Lo que parece una oportunidad se convierte en una trampa que lo obliga a sobrevivir a una noche frenética de persecuciones y traiciones. Thriller, drama social y acción se combinan en un relato visceral sobre la redención en un mundo donde la vida vale poco.
“La verdad que es un formato bastante innovador y creo que esto es precisamente lo que atrapó a la mayoría del elenco”, reconoce Maite.
“El hecho de que sea una propuesta tan artesanal y física hace que sea una película muy viva”, precisa la actriz, y ubica a esta producción en el carril contrario a aquellas donde prima la edición, los efectos especiales, y la espectacularización de las escenas.

“Hacer esta película implicaba muchos riesgos, sobre todo en una época en la que el ojo está tan puesto en la inteligencia artificial o en producciones con efectos. Gatillero es todo lo contrario: un trabajo muy artesanal. Se planta desde otro lugar, está filmada en locaciones reales, sin artificios, con un equipo que pone literalmente el cuerpo. Es un cine de garra y de energía", distingue.
–Y no solo con el cuerpo, me imagino que mentalmente filmar de esta manera genera una presión extra. Porque si alguien comete un error, se tiene que volver a cero.
–Sí, totalmente. Algunas tomas tenían recorridos de hasta tres kilómetros por la calle y duraban más de 20 minutos. Eso demandaba una coordinación absoluta entre elenco, dirección y equipo técnico. No había margen de error porque todo estaba al servicio del ritmo interno de la historia y del movimiento de la cámara. Era un trabajo muy coreográfico, con detalles que no son comunes en el cine, donde generalmente tenés cortes. Acá no. Por ejemplo, la cámara giraba y recién ahí veías el tiro: esa coordinación entre actores, cámaras y acción era clave. Por momentos se sentía más parecido a hacer teatro, por la continuidad y la precisión que exigía.
–En ese contexto las charlas previas con el elenco y el vínculo con el director debe ser clave para lograr que funcione.
–Sí. En mi caso, como mi personaje no es tan grande, la preparación de mesa no fue tan extensa, pero me sirvió mucho que Cristian me contara su idea. Él vivió en el barrio y sabía qué quería narrar: no quería estigmatizar a todos dentro de una misma clase social, sino mostrar distintas realidades. Eso fue clave para comprender desde dónde abordar mi personaje. A Cristian no lo conocía, y me entusiasmó tanto él como director como lo que quería contar. Hay veces que el director, al no ser dueño del guion, no empatiza tanto con él. En cambio acá era su historia, y él te transmitía esa pasión. Él ya tenía la película muy clara en su cabeza y eso nos ayudó mucho.
–Hablemos entonces de tu personaje, Isa. ¿Qué nos podés contar?
–Mi personaje y el de Ramiro Blas son quienes representan de alguna manera la esperanza de un cambio social frente a la ausencia del Estado y las redes de poder que operan en los barrios. Pero la historia gira principalmente en torno al personaje de Sergio Poderley, que lleva el peso de la película, de alguna manera todos lo acompañamos a él. Sergio interpreta a un exsicario que sale de la cárcel, vuelve al barrio y le encargan un ataque en un kiosco. Eso sale mal y desata un conflicto con la mafia que domina la zona.
–Te vimos en “El marginal”, en “En el barro” y ahora en “Gatillero”. Si bien tu carrera es diversa, pareciera que ya te movés con naturalidad en estos mundos marginales. ¿Lo sentís así?
–Puede ser. Es verdad que tanto El marginal como Gatillero cuentan realidades sociales, atravesadas por la ficción, y son mundos muy marginales. En el caso de Gatillero lo interesante es que el rodaje coincidió con un contexto político y social muy particular: estábamos justo antes de las elecciones, en medio de mucha incertidumbre y discursos muy polarizados. Eso también se refleja en las paredes del barrio, en las pintadas, en la atmósfera. Me parecía muy potente poder mostrar una realidad puntual de la Argentina desde ese lugar.
Maite se reconoce “muy contenta y sorprendida” con el resultado final de esta película. “Durante el proceso habíamos trabajado con una especie de maqueta que Cristian armó para mostrar cómo iba a ser cada plano. Pero verla en el cine, completa, fue realmente atrapante, tiene una energía que se transmite de principio a fin. La cámara, siempre en movimiento y muchas veces en mano, genera una cercanía enorme. Como espectador no pestañeás”.
“Obvio, siempre soy autocrítica con mi trabajo y hay cosas que me gustaría haber hecho de otra forma, pero también entiendo que uno es parte de un engranaje mayor y que la película, como conjunto, funciona muy bien”, suma.
Actualmente Maite Lanata está a la espera de dos lanzamientos que la tienen como protagonista. Uno de ellos es Carne, una película con una historia muy particular ambientada en un mundo distópico donde ya no existe la carne; el otro, Inadaptada, serie sobre salud mental en adolescentes.
–Como denominador común, muchos de tus proyectos tienen un fuerte anclaje en problemáticas sociales actuales. ¿Esto es casual o es algo que priorizás a la hora de elegir?
–Sí, me moviliza mucho cuando los proyectos abordan temas sociales que están en el día a día de la gente o que representan una causa. Igual a veces también elijo por cuestiones estéticas o por la dirección, pero cuando hay contenido social me atrapa especialmente. También soy una nostálgica de las novelas. Antes estaban esos espacios de la ficción que te permitían hablar sobre temas de actualidad en tiempo real. Recuerdo 100 días para enamorarse, que abordó el debate sobre el aborto justo cuando el tema estaba en el Congreso. Ese tipo de cruce entre ficción y realidad me moviliza mucho. Por eso me parece fundamental apoyar la cultura: muchas veces parece invisible, pero en el trasfondo marca muchísimo. Y llevar esos temas a lo audiovisual, aunque sea con ficción, permite contar relatos muy reales.
Para ver
Gatillero. Película dirigida por Cristian Tapia Marchiori. Disponible en HBO Max. Elenco: Sergio Podeley, Julieta Díaz, Ramiro Blas, Maite Lanata, Mariano Torre, Matías Desiderio, Susana Varela, Gonzalo Gravano, Bianca Di Pasquale y Carolina Saade.