La única magia que el espectador de Nada es lo que parece 3 espera ver realizada es la que le permita desaparecer en medio de la función y reaparecer en su casa con la plata de la entrada en la billetera, porque a los pocos minutos descubre que el verdadero truco de esta secuela dirigida por Ruben Fleischer no es otro que estafar al público con el habitual producto fabricado en serie, desprovisto de personalidad o de cualquier rasgo que pueda considerarse cine.
Lo que inevitablemente nos lleva a plantearnos la pregunta esencialista sobre qué es el cine, porque es inconcebible que se gaste tanto dinero y se desaprovechen tantos grandes actores en una película decididamente tonta, realizada mediante una fórmula sin inspiración ni riesgo, con planos torpes, actuaciones modélicas, giros predecibles y pavadas artificiosas para simular entretenimiento.
Con películas así no vale la pena gastar un centavo, y menos si se trata de una pavadita insustancial como esta nueva entrega de una saga ya de por sí innecesaria, cuyo único mérito es su reparto, con nombres como los de Jesse Eisenberg, Woody Harrelson, Isla Fisher y Dave Franco, quienes regresan después de casi diez años como “los Jinetes” ilusionistas que montan espectáculos multitudinarios mientras resuelven algún caso delictivo.
Y esta vez se les agregan tres nuevos magos: Charlie (Justice Smith), Bosco (Dominic Sessa) y June (Ariana Greenblatt), con quienes tendrán que robar un diamante legendario heredado por la villana de turno, Veronika Vanderberg (Rosamund Pike), luego de ser convocados por El Ojo, la sociedad secreta de magos a la que pertenecen y que les da las indicaciones para cada caso.
La villana megalómana que interpreta Pike es un personaje que está siempre al borde de lo caricaturesco (en el peor de los sentidos), incapaz de representar amenaza alguna, mientras que la excusa de robarle el diamante durante un evento que preside permite a la película desplegar sus momentos de acción y los trucos más arriesgados de los Jinetes.
Sin embargo, lo que podría haber sido una película entretenida o ingeniosa patina en lo mismo de siempre, con la trama habitual y sus sorpresas y cameos tan pavos como todo lo que se ve en sus casi dos horas.
Nada es lo que parece 3 luce como una de esas series sin vida hechas para rellenar los catálogos de las plataformas de streaming, con los personajes hablándole al público para luego mostrarle cómo hacen las ilusiones, quitándole por completo todo el misterio y el encanto.
Ni hablar de las malas decisiones que toma el director, apoyado por un montón de guionistas al vicio, que no hacen uno, como cuando un par de personajes entra a un cuarto dado vuelta, un recurso que se repite en la escena siguiente y que, al hacerlo, pierde todo sentido, como si no confiara en la inteligencia de la audiencia o como si no se diera cuenta de su propia falta de ideas.
Lo mejor que le puede pasar a la película es que aparezca un mago de verdad y la haga desaparecer, o al menos que la haga un poco mejor. Pero, tal como está planteada la trama, ni la magia más auténtica ni el ilusionismo más efectivo van a poder salvar un producto fabricado para que el pasajero insomne de un colectivo de larga distancia pueda conciliar el sueño.
Para ver
Nada es lo que parece 3 (Now You See Me: Now You Don’t, Estados Unidos, 2025) Thriller. Mala (*). Dirección: Ruben Fleischer. Guion: Seth Grahame-Smith, Michael Lesslie, Rhett Reese y Paul Wernick. Elenco: Jesse Eisenberg, Woody Harrelson, Dave Franco, Isla Fisher, Lizzy Caplan, Justice Smith, Dominic Sessa, Ariana Greenblatt, Rosamund Pike y Morgan Freeman. Fotografía: George Richmond. Música: Brian Tyler. Duración: 112 minutos. Apta para todo público (con leyenda). En cines.
























