Romantizadas incontables veces en pantalla grande, las iniciaciones juveniles siempre deparan otra vuelta, un pliegue más en esa actualización constante del presente con la evolución del lenguaje audiovisual.
Es lo que ocurre en Bird de la británica Andrea Arnold (1961), que ya había transitado el género con destreza en las recordadas Fish Tank (2009) y American Honey (2016). La cámara sigue ahora de cerca a Bailey (Nykiya Adams), una preadolescente andrógina y mestiza que asiste a la asunción de su femineidad adulta en un suburbio de Londres caótico y hostil.
A la par que se desplaza por calles agitadas con frágil ánimo contemplativo, la protagonista discute con un padre joven (un histriónico Barry Keoghan) que está a punto de casarse con una chica que conoció hace meses, quiere salvar a su madre (Jasmine Jobson) del acecho de un novio violento (James Nelson-Joyce) e intenta ayudar a un hermano que planea huir a Escocia tras haber embarazado a su novia.
Todo tira para abajo en esa realidad precaria y cruda, que se trastoca con la llegada misteriosa de un hombre en búsqueda de su origen que porta el nombre de Bird (Franz Rogowski).
Bird y Bailey componen una dupla tan intermitente como estrecha a lo largo del filme, y su errancia extática se emparenta con la presencia ubicua de mariposas, gaviotas, zorros y caballos que no sólo anticipan una fusión mágica que clausura la película sino que señalan una línea conceptual del trabajo de Arnold, que en Cow (2021) había registrado la vida de una vaca de tambo.
Mutante fluida de un siglo incierto, Bailey filma el entorno circundante con su teléfono celular dando cuenta de un cine que está asimismo cambiando de piel e identidad, mixturándose con la fragmentación instantánea del primitivismo digital. La iniciación de Bird encuentra su justificación en ese diálogo espurio entre formatos y convenciones, evocador del cine ambiguamente clásico de Sean Baker.
Arnold en ese sentido no puede esconder su edad en las inconfundibles canciones que se filtran en la película y que remiten al britpop más paradigmático de la década de 1990 por más que se mencione a Harry Styles: Blur, The Verve y hasta Coldplay son revisitados con exaltado gesto karaoke en Bird, que con sus guetos gentrificados se parece de a ratos a una versión aggiornada de Trainspotting. Ese anacronismo curiosamente no desentona, añadiendo una capa más a un collage de esperanzada armonía.
Para ver Bird
Reino Unido, EE.UU., Francia, Alemania, 2024. Guion y dirección: Andrea Arnold. Con: Nykiya Adams, Franz Rogowski y Barry Keoghan. Duración: 119 minutos. Clasificación: apta para mayores de 16 años. Plataforma: Mubi.