Reconocible por su capacidad para desdibujarse hasta lo intangible, Steven Soderbergh explora el thriller de fantasmas desde un procedimiento técnico en Presencia, su última película (más bien penúltima, ya que está pronta a estrenarse la subsiguiente Código negro). Todo ocurre en el interior de una casa elegante a la que se muda la familia conformada por el matrimonio de Rebekah (Lucy Liu) y Chris (Chris Sullivan), y sus hijos adolescentes Chloe (Callina Liang) y Tyler (Eddy Maday).
La introducción ya sugiere algo inusual, ya sea por la manera animista con que se mueve la cámara a media altura, espiando a los nuevos habitantes desde ventanas o rincones a la manera de una “presencia”, como por el señalamiento que hace la agente inmobiliaria de un mueble de madera centenario con espejo que adorna la planta baja y que desentona en el contexto decorativo. Las sospechas se enfatizan cuando uno de los operarios que trabajan en el lugar recomienda no entrar al cuarto en que dormirá Chloe.
El punto de partida de Presencia es, sin dudas, interesante: entre la visión ubicua del Gran Hermano, el drone doméstico o un voyeur invisible, los planos secuencia que el propio Soderbergh filma cámara en mano fusionan el lente con un supuesto protagonista espectral, como si la filmación incidiera directamente en la trama y toda la película no fuera más que un punto de vista subjetivo. Los diálogos y los conflictos de la familia se ven a cierta distancia, y así ellos mismos parecen personajes secundarios de sus propias vidas en sus preocupaciones, cenas o situaciones íntimas.
De hecho, es con la llegada a la casa de Ryan (West Mullholland), el novio de Chloe, que la extrañeza escala en intensidad. El encierro de la pareja en la marcada habitación y sus crecientes escarceos sexuales provocarán la ira de la “presencia”, que en un diálogo entre Ryan y Chloe adopta un nombre hipotético: para ellos, se trata de Nadia, una amiga de la joven que era adicta a las drogas y murió de manera reciente.
Si en un principio Presencia tiene algo de la originalidad espectral de A ghost story o del objetivismo hogareño (móvil en vez de estático) de Aquí, en su desarrollo cae presa de convencionalismos que la acercan a las ocurrencias deslucidas de M. Night Shyamalan. El recurso óptico se vuelve gratuito, monótono, una excusa para contar desde otro lugar lo mismo de siempre.
Para ver Presencia
EE.UU., 2024. Guion: David Koepp. Dirección: Steven Soderbergh. Con: Lucy Liu, Chris Sullivan y Callina Liang. Duración: 85 minutos. Clasificación: Apta para mayores de 13 años. En cines.