Hedonista y melancólico, el cine de Luca Guadagnino no es el más acorde para conversar con la sordidez gélida y experimental de la escritura de William S. Burroughs, aunque ese desfase sea justamente la apuesta de Queer.
Entre el homenaje y la provocación, el realizador italiano adapta una de las novelas insignia del narrador estadounidense, ícono contracultural del siglo 20. Daniel Craig es el encargado de interpretar a Lee, alter ego del autor, que cumple una vieja tradición fronteriza al vagar como extranjero anglosajón por un México pintoresco.
Solitario y risueño, el protagonista va de bar en bar buscando la mirada de jóvenes a los que seducir y llevar a su morada, un departamento desolado en el que se acumulan documentos, jeringas, armas, guías turísticas y una máquina de escribir.
Esa alternancia inicial de efebos clandestinos hace explícito el submundo homosexual que pretende retratar de manera descarnada Queer (“marica”), no solo en los hechos sino también en los diálogos, que giran enfáticamente en torno a ese código de reconocimiento entre pares.
Lejos de la sordidez, el filme se revela preciosista en sus escenas de sexo, más sensuales que explícitas (hay aquí un espejo con la anterior Desafiantes, aunque allí el contexto deportivo era más favorecedor); el tono está dictado por la efervescencia del tecnopop (suena Leave me alone, de New Order, en medio de un chute de heroína); y la historia se bifurca de manera intermitente hacia la comedia y la peripecia de aventuras, haciendo de la marginalidad un rasgo anecdótico.
Así, cada tanto hace su aparición el bonachón Joe (un gordo y barbudo Jason Schwartzman) para romper el hielo en los tugurios mejicanos, y en la segunda mitad Lee emprende junto con su joven amante Eugene (Drew Starkey) un viaje a la Latinoamérica profunda para consumir la mítica ayahuasca, entre acechos de víboras y la hospitalidad de unos nativos chiflados (con cameos de los argentinos Lisandro Alonso y Andrés Duprat).
Todas estas licencias acaban siendo excesivas y hasta algo onanistas, celebratorias del amor entre gringos en terreno exótico (Craig en efecto parece un James Bond gay de vacaciones) y de una etiqueta queer que ha perdido toda la inocencia y visceralidad de la novela.
Las mejores escenas son las surrealistas, que citan la esperpéntica versión que hizo David Cronenberg de El almuerzo desnudo de Burroughs, un ejemplo opuesto de cómo la fidelidad y la profanación pueden volverse una sola.
Para ver “Queer”
Italia, EE.UU., 2024. Guion: Justin Kuritzkes. Dirección: Luca Guadagnino. Con: Daniel Craig, Daan de Wit y Jason Schwartzman. Duración: 135 minutos. Clasificación: Apta para mayores de 13 años. En cines.