El nombre de Parthenope remite a la sirena de la mitología griega que, según la Odisea de Homero, intentó seducir a Ulises con su canto, pero él, advertido, se ató al mástil de su barco para resistir la tentación. Al fracasar en su intento, Parthenope, cuyo destino estaba ligado al éxito de su seducción, se arrojó al mar y murió. Su cuerpo fue arrastrado hasta la costa donde más tarde se fundaría Nápoles, estableciendo un vínculo trágico entre la ciudad y su leyenda.
La última película de Paolo Sorrentino lleva el nombre de su protagonista, epónimo de Nápoles. Parthenope busca ser una exploración de la identidad napolitana a través de la protagonista, una joven cuya historia se despliega a lo largo de varias décadas en las que el director busca mostrar todas las capas de complejidades que caracterizan el “ser napolitano”.
Pero mientras Sorrentino ve estos episodios como los elementos definitorios de una identidad napolitana construida a través de los siglos, queda atrapado en la paradoja de su propio cine: su estilo, tan magnético en sus inicios, se ha convertido en un manierismo autorreferencial. Así, la joven interpretada por Celeste Dalla Porta es una figura etérea atrapada en la superficie de una película que no la lleva a encarnar en un personaje.
Sorrentino filma a su protagonista con devoción casi fetichista, abusando del primer plano hasta volverlo un recurso vacío en la repetición. Y esa insistencia en la belleza de la actriz -indiscutible y obvia- con cada primer plano aleja toda emoción y profundidad.
Algo similar sucede con el uso del travelling, recurso cinematográfico que, cuando no está al servicio de la narración, corre el riesgo de convertirse en una estilización vacía, como aquí, que se vuelve un gesto reiterado que acerca, una y otra vez, a la protagonista con la cadencia de un comercial de alta costura. No es menor que Yves Saint Laurent figure entre los productores de la película, como ya ocurrió en Extraña forma de vida, el cortometraje de Pedro Almodóvar. Al igual que en aquella ocasión, Parthenope tiene su momento videoclip, en el que la ropa parece más importante que quien la viste.
La película transita por una sucesión de personajes que representan conceptos más que individuos: Parthenope es la ciudad, el cura es la Iglesia, el hermano es la familia, el amante, la Mafia; un conjunto de estereotipos que logran que la película quede reducida a un catálogo de postales bellas pero inertes.
Parthenope es una película que no logra escapar de su propio artificio y su conexión con la sirena mitológica no es más que un guiño sin resonancia real, una promesa de profundidad que nunca se concreta. En Parthenope, todo es bello, nada es conmovedor. Un eterno travelling de belleza sin emoción, de nostalgia sin tragedia.
Para ver “Parthenope”
Dirección: Paolo Sorrentino. Año de estreno: 2024. Duración: 136 minutos. Idioma: Italiano. Reparto: Celeste Dalla Porta; Stefania Sandrelli, Gary Oldman, Silvio Orlando