Surgida en simultáneo a una época en que las computadoras y los videojuegos empezaban a ser furor, la franquicia Tron acompañó la revolución tecnológica desde la imaginería sci-fi de un cine que sería no menos transformado por lo digital. La saga de Disney creada por Steven Lisberger hace 43 años alcanza su tercera y demorada entrega con Tron: Ares, asumiéndose como un emblema retro que guiña al pasado y a los viejos seguidores a la vez que busca captar la atención de las nuevas generaciones.
La incierta brecha abierta por el advenimiento de la inteligencia artificial es en ese sentido el eje del filme que dirige el noruego Joaquim Ronning, un director favorito de Disney a la hora de emprender continuaciones (Piratas del Caribe 5, Maléfica 2), y que cuenta asimismo con un renovado elenco en el que solo Jeff Bridges permanece como eslabón original. Jared Leto es la cabeza visible de la secuela (el actor y músico estadounidense también oficia de productor), en el rol de un humanoide que pasará a jugar un papel crucial en la evolución de la IA.
Leto es Ares, un programa informático con forma de robot antropomórfico diseñado por Julian Dillinger (Evan Peters), joven techie megalómano que busca llevar las creaciones informáticas de La Red al mundo real con propósitos de seguridad militar. Asistido por una madre severa que lo alerta de sus ambiciones (Gillian Anderson), Dillinger está forzado a competir incansablemente con la empresa rival y de cuño progresista Encom, fundada por el legendario inventor de La Red Kevin Flynn (Bridges).
La CEO de esa corporación, Eve Kim (Greta Lee), está detrás del Código de Permanencia forjado décadas atrás por Flynn y profundizado por su fallecida hermana Tess que permitirá que los humanoides como Ares vivan más allá de los 29 minutos que los relegan a una existencia efímera; básicamente, la llave que hará de la IA un ser vivo.
En su misión por detener el avance de Dillinger y reconvertir a la IA en un bien para la humanidad ella se topará inevitablemente con el implacable soldado Ares y su colega Athena (Jodie Turner-Smith), dando lugar a una serie de persecuciones y batallas frenéticas que son motivo icónico de la saga.
En ese sentido, tanto Tron (1982) como Tron: El legado (2010) destacaron por sus efectos visuales de circuitos luminosos y motos de alta velocidad sin lograr imponer una narrativa convincente que las eleve al modelo de emblemas cyberpunk como Matrix o Blade Runner, por más que ostentaran al imperecedero Bridges o a los futuristas Daft Punk como artífices de banda sonora.
Algo de esa inestabilidad explica el paréntesis de 15 años entre El legado y Ares, un barajar y dar de nuevo que dejó sin realizar una continuación de El legado llamada “Ascension” que conservaría como director a Joseph Kosinski (quien después saltó al reconocimiento con Top Gun 2: Maverick y F1) y retomaría la trama sobre algoritmos isomórficos que habían encabezado Sam Flynn (Garrett Hedlund) y Quorra (Olivia Wilde).
Solo Leto quedó en pie de aquel proyecto trunco, que se actualiza al presente en Ares al incorporar el tema de la IA pero al mismo tiempo exhibiendo una faz analógica, en tanto la acción sucede mayormente en la realidad antes que en La Red.
Ares se muestra también un tanto nostálgica en sus citas a la estética 8-bit, los arcades y Depeche Mode, siendo que la música es de nuevo un punto fuerte teniendo en cuenta que Nine Inch Nails grabó la estimulante banda sonora.
Sin límites
Como su título mitológico lo sugiere, Tron: Ares se asoma al vértigo del siglo 21 apoyado en un cine mainstream de narrativas y arquetipos convencionales, acaso eternos. “Mientras mayor sea la profundidad con que mires el vacío, más te será revelado de vos mismo. Y todo este esfuerzo de crear el ciberespacio y la IA probablemente termine revelando más sobre nosotros que sobre la tecnología. Es una especie de espejo lo que estamos forjando. Y la pregunta es: ¿vamos a utilizarlo de una manera positiva?”, se pregunta Lisberberg, que se mantiene como productor ejecutivo y asesor creativo en Tron: Ares, en una entrevista con Polygon.
Y completa: “Vivimos en un mundo en el que debemos reconocer un montón de limitaciones que nos conciernen. Ahora estamos creando la IA, una entidad que potencialmente no tiene límites. ¿Queremos realmente eso? ¿Queremos tener una versión de nosotros mismos y de cómo pensamos que no posea límites? Esta entidad no tiene límites y estamos celosos de su habilidad para pensar, pero quizás la IA esté celosa de nuestro físico. ¿Vamos a ser los padres de la IA, o va la IA a empezar a tratarnos como niños? Uno de los dos vamos a tener que ser dominantes”.
Para ver Tron: Ares
EE.UU., 2025. Guion: Jesse Wigutow. Dirección: Joaquim Ronning. Con: Jared Leto, Greta Lee y Evan Peters. Duración: 119 minutos. Clasificación: Apta para todo público. En cines.