Este jueves se estrenó 50 segundos, el documental sobre Fernando Báez Sosa. Con tres episodios de una hora, el relato audiovisual reconstruye lo que fue la noche del 18 de enero de 2020, cuando un grupo de rugbiers asesinó al joven en ese minuto fatal.
El director Martín Rocca y la productora Fábula obtuvieron imágenes exclusivas, así como también la palabra de los condenados y de sus familiares.
Si bien los rugbiers rompen el silencio, no quiebran el pacto ni se acusan entre ellos para desligar responsabilidades.
Cómo es 50 segundos: el caso Fernando Báez Sosa
De manera exclusiva, el documental toma grabaciones de celulares, historias de redes sociales de los dos grupos, cámaras de seguridad de esa noche, registros del juicio y entrevistas a familiares, para darle voz a todos los involucrados del caso.
Así, los amigos de Fernando que estuvieron con él cuentan en primera persona qué fue lo que pasó.
Graciela Sosa, su mamá, también detalla cómo se enteró de la peor noticia y cómo vivió el proceso del juicio. Como la primera vez que la vimos en cámara, su testimonio sigue siendo desgarrador.
Al momento de construir los perfiles, el documental plantea la figura de Fernando –en la palabra de sus seres queridos– como la de un hijo ejemplar, estudioso, trabajador, solidario y con carácter.

En contraste, los rugbiers aparecen demonizados y descriptos como violentos, impiadosos y sádicos.
Allí entra la palabra de sus familiares. Hablan el padre y la hermana de los Pertossi, la mamá de Blas Cinalli y el padre de Máximo Thomsen.
Todos muestran el dolor visible de una vida destruida y cargan con la pregunta latente sobre qué hicieron mal en la crianza. Aun así, se refieren al asesinato como “la pelea” y hablan del “fallecimiento del chico” o “la muerte del chico”.
La intervención de Emilia Pertossi, hermana de Ciro y Luciano y prima de Lucas, generó un fuerte impacto negativo en los espectadores. Ella compara la ausencia física de Fernando con el dolor que ellos sienten por tener a sus familiares presos.
Por su parte, la palabra de los rugbiers no muestra un arrepentimiento creíble. Tanto en el juicio como en las entrevistas con Netflix, no piden disculpas ni nombran siquiera a Fernando. Solo expresan llanto y dolor cuando hablan de lo mal que la está pasando su propia familia. Lamentan que María Paula Cinalli, Marcos Pertossi y Javier Thomsen deban atravesar el calvario de ver a sus hijos involucrados en un asesinato y tras las rejas.
Pero ellos no responden por qué mencionaron a Pablo Ventura (un joven que ni siquiera había viajado) como parte del grupo para que lo detuvieran; por qué se limpiaron las manchas de sangre; por qué hicieron señas amenazantes antes de la pelea; ni por qué golpearon hasta matar. Solo lamentan estar presos.

No tuvieron piedad, y el arrepentimiento que muestran es únicamente por su propia situación.
Como se ve en las imágenes finales, los amigos y la familia de Fernando, a pesar de haber obtenido una “justicia parcial” (en palabras de Fernando Burlando, abogado de la familia), nunca tendrán consuelo.


























