La actriz colombiana Ana María Orozco viene a Córdoba en un plan distinto al que la hizo, literalmente, famosa en el mundo entero. Es que ella fue ni más ni menos la protagonista de Betty, la fea, aquella novela inolvidable que era una suerte de fábula del Patito Feo en versión adulta.
Ahora mostrará otra cara muy distinta en la obra teatral El árbol más hermoso del mundo, actuando junto al peruano Salvador del Solar, este jueves en la Ciudad de las Artes.
Orozco vive en Buenos Aires desde hace 20 años. Viaja mucho por trabajo, pero es su lugar de residencia. Estuvo casada con un músico argentino con quien tuvo dos hijas, y con ellas se quedó viviendo en la capital argentina.
Desde ahí atiende al Zoom. A cara lavada, no hay rastro alguno de Beatriz Pinzón Solano.
Hace tres años empezó el proceso de montaje de la obra El árbol más hermoso del mundo, escrita y dirigida por Francisco Lumerman, pero trabajada en conjunto con ella y Del Solar, su compañero en escena (y además su pareja en la vida real).

“Salvador y yo somos muy fans de Francisco desde hace años. Ya nos habíamos acercado y entonces tuvimos la confianza de un poco involucrarlo en esta exploración, de contar con él y que él haya tenido la generosidad de abrirnos también las puertas de su casa, que es Moscú Teatro”, repasa.
Fueron tres años de encuentros, idas y vueltas, ensayos e improvisación. “El año pasado la montamos en Bogotá durante diciembre y ya todo febrero acá fueron ensayos exhaustivos montando ya para el escenario de Moscú Teatro”.
–La obra es un drama. ¿Cómo es tu personaje?
–Tiene también sus tintes de humor. La obra es el encuentro entre dos extraños, dos personas de dos ámbitos, dos mundos totalmente diferentes que se encuentran casualmente, y cómo ese encuentro hace que puedan aflorar y abrirse ellos y que podamos ver su vulnerabilidad, su humanidad, su soledad. También cómo ese encuentro modifica algo en ellos y cómo continuaría su vida. Es una obra que te deja preguntas, que toca algo muy humano. Mi personaje está necesitando una pausa, está en esos momentos en la vida en que necesitas parar, poner todo en paréntesis y preguntarte dónde estoy, qué estoy haciendo, si es la vida que quiero llevar o no. Todos tenemos la fantasía en algún momento de nuestra vida de perdernos un rato y desaparecer.
–¿Qué es lo que te gusta del trabajo y la mirada de Francisco?
–Me interesa mucho su exploración de lo humano, de esta vulnerabilidad, su aproximación al teatro de una manera tan cotidiana, tan sencilla, pero a la vez muy compleja. Yo le encuentro algo muy chejoviano, esta cosa de tratar de desmenuzar, dilucidar qué hay. En un comienzo no sabes bien de qué va, o crées que no te está contando mucho cuando de pronto, de un momento a otro, te da vuelta.

–Decís que todos en algún momento fantaseamos con otra vida. ¿A vos te pasó eso? Vos venís de familia de actores, trabajás desde muy pequeña y pareciera que siempre hiciste lo que quisiste, la vida que soñaste quizás de chica.
–No... (risas). Me llevó un poco ese impulso de la vida de la familia pero yo me lo pregunté más entrados los 20. Se fue dando y yo lo fui encontrando, al principio no era muy consciente de la decisión que estaba tomando. Siempre he sido estudiosa y me he preparado, no en una escuela formal pero en talleres, mi papá mismo me ayudaba mucho a estudiar y preparar los personajes. Yo soñaba con dibujar, con estudiar Bellas Artes, era lo que quería hacer, y bailar. Lo he hecho ya después como entrenamiento, son intereses muy genuinos que sigo cultivando pero no es a lo que me he dedicado mayormente.
–¿Y qué significa seguir en el teatro y a esta escala de hacer gira nacional? ¿Con qué te conecta esa situación teniendo en cuenta también que vos tenés otra cara que es mucho más masiva a partir de la serie “Betty, la fea”?
–Sí, eso para mí ha sido un poco accidente en mi vida. Uno puede hacer televisión y todo, pero tener un éxito así es como una suerte. No es que yo trabajé para eso... pasó pero mi búsqueda artística siempre ha seguido, he podido hacer otro tipo de personajes. Obviamente, la visibilidad que ha tenido Betty, la fea es propia, pero después yo sé dónde estoy en el sentido de seguir buscando. Entonces hacer teatro, que no había tenido la oportunidad de hacer así, tener este proceso es como un sueño también, algo que tenía pendiente y que lo necesitaba. Ha sido un proceso hermoso porque se dio en el tiempo que se tiene que dar. Es volver como a lo más puro y esencial del actor: con su cuerpo en un escenario frente al público. Cada función es diferente, la misma obra va mutando, van apareciendo nuevas cosas. Es algo muy vivo que empieza también a cobrar vía propia y a pedir otras cosas.
“Betty, la fea”, un fenómeno que la llevó puesta
–¿Cuál es tu relación actual e histórica con “Betty, la fea”? ¿Renegaste alguna vez del éxito del personaje? ¿Te sentiste presa?
–He pasado por todas las olas. Al principio, hace 20 y pico de años, fueron como dos años y medio de filmar la tira. En ese momento los horarios no estaban regulados en Colombia entonces se grababan 20 horas, 18 horas al día, el cansancio era extremo. Esta exposición, todo esto que se fue dando que fue medio bola de nieve, es muy exigente. Una cosa es el reconocimiento a tu trabajo, que es hermoso y todos los actores, artistas, de una manera pues también lo esperamos y trabajamos para eso; pero ya un éxito así como esta fama que ya escala a esos niveles no es fácil de manejar para ninguna persona. Eso sí me afectó en un momento, me incomodó, pero con los años la verdad pues todo, como siempre en la vida, decanta y para mí queda el agradecimiento y el cariño de la gente. El personaje es hermoso, es una obra que sigue vigente de la que estoy superorgullosa. Sigo además interpretándolo, porque el año pasado estrenamos una primera temporada de una serie basada en la historia original. Este año se estrena la segunda y ha sido una vuelta muy bonita. Pasados tantos años, encontrarme con el personaje a esta edad, pensar en el personaje a los 50 años, es muy bonito también.
–En este regreso, ¿se buscó adaptar el personaje, que creció en otro paradigma, a un marco más actual?
–Claro, sí. La idea era ubicarnos en el contexto actual y ha sido también un reto grande, un desafío porque sigue siendo entretenimiento, tiene su humor, pero bueno, Betty es un personaje que también tenía un mensaje potente. Estamos trabajando en eso permanentemente porque tiene su proceso. Estoy muy satisfecha y contenta con lo que hemos encontrado, lo hemos hecho con mucho respeto y mucho cariño a este legado porque realmente es un gran legado y personaje de la historia. Yo tengo la oportunidad de estar como parte de la producción, cuidando al personaje y acompañando la historia, viendo para dónde va.
Para ver
El árbol más hermoso del mundo. Con Ana María Orozco y Salvador del Solar. Jueves 22 de mayo a las 21.30 en la Sala Mayor del Teatro Ciudad de las Artes (Av. Pablo Ricchieri 1955). Entradas por Autoentrada y en boleterías del teatro.