“Es un desafío enorme, como lanzarse al abismo. Estar más de una hora solo en el escenario, con la adrenalina de interpretar decenas de personajes, saltando entre texturas psicológicas y emocionales completamente distintas en cuestión de milésimas de segundo, es intenso”, reflexiona Ariel Staltari al ser consultado en diálogo con La Voz por su papel o, mejor dicho, sus múltiples papeles en Agotados, obra en la que encarna a más de 40 personajes.
Dentro de este amplio abanico de personalidades, Samuel es el protagonista. Él es un actor en ascenso que mientras espera su “gran oportunidad”, trabaja atendiendo el teléfono de reservas de un exclusivo restaurante de Buenos Aires. Desde hace varios meses, la obra se presenta semanalmente en Buenos Aires y este 25 de julio llega a Córdoba para una única función en el Teatro Ciudad de las Artes.
–Definiste esta obra como una experiencia vertiginosa. Siendo un unipersonal donde interpretás 40 personajes, creo saber dónde está el vértigo. Pero... ¿Cómo se vive el asumir un proyecto que desde el inicio te supone esta exigencia?
–Si bien al principio tenés como un vértigo y una adrenalina increíble, después conforme pasa el tiempo y vas transitando la obra, te invade la felicidad. Ir cambiando de personajes y generar diálogos en segundos lleva todo un trabajo, una preparación y una concentración muy importante, pero que a la vez obviamente es muy disfrutable.
–Y además para este cambio de personajes no contás con mucho más que con tus capacidades actorales. ¿Es así?
–Totalmente. Interpreto a todos estos personajes sin demasiada artillería extra, es todo con imaginación, no es que me voy cambiando o tengo un tiempo para algo. Ni para maquillaje, ni para luces demasiado rimbombantes, efectos especiales, ni para nada que se le parezca a toda esa ‘aparatología eternautesca’ (dice en referencia a El Eternauta, serie de Netflix en la que él interpreta a Omar). Es un tipito solo arriba del escenario jugando a hacer de otros, y el público creyéndose que esos otros están.
–¿Y se la creen? ¿Cómo percibís sus reacciones desde el escenario?
–Y… el público pasa por varios estados. Al principio es asombro, intentan entender qué es lo que les estás contando. Pero una vez que se instala el código empiezan a acompañarme y, en ese acompañamiento, empiezan a sufrir conmigo. Empiezan a sentirse asfixiados porque ven que estoy de acá para allá, sin respiro, y creo que si pudieran subir al escenario para ayudarme, lo harían. Después ya aflojan y se empiezan a reír y a disfrutar. Y en algún momento se sienten atravesados por la emoción. Cuando te querés acordar, la obra no sólo terminó, sino que además te dejó un mensaje.
–¿Y de qué mensaje estamos hablando?
–Básicamente te genera una repregunta. Te lleva a refleionar sobre qué estás haciendo por intentar perseguir tus sueños, si sos feliz en tu trabajo, y si serías capaz de patear el tablero y pegar un volantazo para cambiar tu realidad.
–Hiciste mención a “El Eternauta”. ¿Cómo te llevás con ser reconocido como Omar de “El Eternauta”?
–No me molesta que me vinculen con mis trabajos, porque también soy eternamente el de Okupas, o el de El puntero, de El Marginal, o el de Un gallo para Esculapio. Y ahora soy el de El Eternauta. Lo lindo es ser, porque todos esos alguien habitan en vos. Para mí es algo muy hermoso haber compuesto tantos personajes, y que hayan alcanzado la trascendencia como para meterse en el corazón y en el imaginario de la gente, eso es buenísimo.
–En una gira de prensa por esta serie apuntaste a que era una ficción que le podía abrir puertas a muchos colegas. Pero... ¿Cómo fue en tu caso? ¿sentís que le dio un nuevo empuje a tu carrera?
–En mi caso todavía no es que me llegaron 352 mil ofertas de trabajo, ni mucho menos. Pero bueno… estoy trabajando. Estoy con la segunda temporada de El Eternauta, haciendo esta obra de teatro que es de un nivel de exigencia importantísimo. Y además, como si fuera poco, tengo mi escuela de actuación. Seguramente, a partir de ahora, cuando quiera contar una historia no voy a esperar tanto a que me llamen, aunque estaría buenísimo que me llamen y me convoquen. Pero, con el guionista que habita en mí, puedo tener la posibilidad escribir mis historias, y escribirlas para mí. La idea es seguir haciendo girar la rueda y seguir soñando, que no es menor. Estoy viviendo un lindo momento pero todavía no se llegó a ningún lado. Hablando en términos económicos, sigo siendo inquilino.
– Agotados es una adaptación de Fully Committed, obra de Broadway de Becky Mode y Mark Setlock. Y junto con Pablo Fábregas trabajaron en la adaptación del guion. ¿En qué porcentaje sienten que argentinizaron el relato?
–Fuimos bastante fieles al material original, pero intercambiamos un montón de personajes que no los sentimos cercanos, por otros que son sumamente reconocibles en nuestra sociedad. Hay un sindicalista, una compañera del restaurante que es venezolana, una persona como Omar de El Eternauta, que echa putas contra su país y se va a vivir a Estados Unidos creyéndose que es mejor. Hay muchos personajes que están muy cercanos y que los vas a reconocer de inmediato y ubicar dentro de nuestra sociedad. Creo que la adaptación de la obra es un gran punto a favor, la fortalecimos, y esto no va en detrimento de la obra ya escrita, sino que creo que fortalecimos mucho la estructura, fue un gran laburo de adaptación.
–Vuelvo al público. Siendo un unipersonal, te apoyás de alguna manera en él como si fueran tus compañeros en esta historia.
—El público, en esta obra, tuvo un rol central. Fue el testeo con ellos lo que terminó de darle forma a la estructura del proyecto. Fui descubriendo distintos recovecos que me ofrece la historia, lugares donde disfruto y donde siento que me voy fortaleciendo cada vez más. Y eso está buenísimo, porque podés ensayar durante seis meses seguidos, pero uno siempre termina de construir el relato con el público presente. Es inevitable: la retroalimentación te coloca en otro lugar. Función tras función, todos los jueves a las 22.15 en el Paseo La Plaza, la obra fue creciendo hasta llegar a este momento en que está, como se dice, a punto caramelo. En su 70/30, como un buen fernet, lista para pisar Córdoba.
Para ir
Agotados. Elenco: Ariel Staltari. Dirección: Pablo Fábregas. Autora: Becky Mode. Adaptación: Pablo Fábregas y Ariel Staltari. En Ciudad de las Artes (Av. Ricchieri esq. Concepción Arenal). A las 21. Entradas: entre $ 30.000 y $ 33.000. A la venta en Autoentrada.