Con tantos años de trabajo, es primordial enlazar la figura de Cecilia Milone con Córdoba. Entre tan vasta trayectoria, la actriz forjó relación con estas tierras desde el año 1992, cuando llegó aquí por primera vez gracias al éxito de Drácula, obra de la que se despidió definitivamente el año pasado.
Tras ese cierre de personaje, retomó su proyecto Master Tango, compleja obra en la que pone en escena todas sus cualidades artísticas: escribió el libro, dirige la obra y además, la protagoniza con sus dotes en la comedia musical mediante su resonante voz y su talento como actriz.
Con esto sobre la mesa y luego de su escandalosa separación de Nito Artaza, Milone emprendió una gira que la pondrá nuevamente en escena en la provincia.
En diálogo telefónico con La Voz, recuerda sus primeros pasos aquí, destacando que más allá de encontrar un público cálido, también disfrutó de salir a recorrer el paisaje. “Cada vez que iba con los elencos, me escapaba sola. Córdoba es una provincia grande, con ciudades seguras que uno siente propias al amar tanto este país”, recuerda.
Y, consultada por el significado de Drácula y su histórico papel de Mina Murray, Milone afirma que fue uno de los papeles más importantes de su vida, por trascendencia, aprendizaje y tiempo invertido en ella.
“Si bien la hice en diferentes etapas, sentí la necesidad de optar por la resolución de Mina. Ese personaje merecía que una actriz jovencita pudiera tomarla. No quería envejecer junto a Mina. Me pasó que la última vez que la hice, tenía que interpretar mi propia juventud y había movimientos o recursos que ya no los tenía. Hay que saber irse a tiempo”, comenta.
El tango como protagonista
Actualmente, Cecilia Milone es una de las voces femeninas más reconocidas del tango. Es que la actriz y cantante ha dado diversos espectáculos relacionados al tradicional género argentino y se ha encargado de rendirle homenaje a lo largo de su carrera.
De su sangre y de su cuerpo nació Master Tango, a la que define como un máster de cualidades académicas por todos los elementos que pone en escena y también por el recorrido histórico que hace a través de las canciones.
“La idea es repasar el juego de palabras del Master Tango, que el tango es un máster del sentimiento. Y cada noche, los propios intérpretes hacemos otro máster cuando repasamos temas tan definitivos y tan propios de nuestro ADN. Somos defensores de los clásicos y al tango le sumamos folklore, porque a la vista está que están emparentados. Entonces la obra va por esos caminos”, apunta.
–¿Este máster propone disfrute y aprendizaje para el público?
–Por supuesto. Es una obra superadora porque el tango va más allá del tradicional 2x4. Tiene valses, candombes, milongas, todo está relacionado. Transitamos la obra con humor, con cuerpos de baile y jugando con monólogos interactivos para que pueda participar la gente. Contamos con la presencia de 4 músicos: Víctor Nocelli, Pablo Jiménez, Rubén Calegari y Juan Alberto Pugliano, quien además es mi director musical desde hace 25 años. A ellos se le suman los bailarines campeones metropolitanos: Ricardo Albornoz y Daniela Inglese y también Ariel Pastocchi y Nando José que son personas del musical más puro y duro. Ellos le dan el color teatral al espectáculo.
–¿Es difícil atraer desde el tango a las nuevas generaciones?
–En el caso de mi espectáculo, de algún modo, yo arrastro jóvenes que me han visto en Drácula, entonces eso hace que les dé curiosidad también verme como cantante solista. Claro que hay que tener conciencia de que es un género que representó a la juventud en la época dorada: en los ‘40, 50′. Hoy por hoy, a la juventud la representan otros géneros. Entonces siento que tenemos la obligación de no dejar de hacerlo y que esto se siga revitalizando de a poquito. Ejemplos sobran: mirá lo que hizo (Armando) Manzanero, cuando tuvo la brillante idea de producir aquel disco Romances con un joven Luis Miguel. Lo mismo que pasó con Soledad (Pastorutti) y el folklore. Como artistas tenemos que encontrar la manera de atraer a todo el público, incluyendo jóvenes.
–Pasé por tu Instagram y vi dos cosas: mucho apoyo de tus seguidores y una foto desde el Cine Gaumont. ¿Reparás en los comentarios de redes?
–Sí. Hay un feedback constante en el teatro con la gente y también se da en las redes. Más allá de cuidar el ego, digo ego porque uno puede salir lastimado con comentarios y agresiones, estoy permanentemente atenta a la devolución del público. Tampoco te tenés que creer que llegaste a un lugar que no llegó nadie, hay que tener la habilidad de participar con las redes sociales a través del alma, del corazón y de la sensibilidad. Si destacan mi performance es porque utilizo todos mis recursos de intérprete y toda mi potencia sentimental para desarrollar estos temas. Hay algo en el descarno en el tango que se siente como una catástrofe para todos y allí el intérprete es como un médium de alguna manera. Cuando cantás una canción muy romántica, estás un poco enamorándote de los sentimientos que tiene cada uno de la platea. Y cuando cantás un tema que tiene que ver con un dolor, también estás pegoteándote con el dolor de tu público.
–¿Y lo del Gaumont y la situación de la cultura?
–Son medidas que preocupan, que asustan. El arte es una elección que uno hace sabiendo que no estás planeando hacerte millonario. Puede ocurrir que tengas muchos éxitos y que puedas tener un giro en la suerte, como el caso de Francella, Darín o en la televisión una Susana o Mirtha Legrand. Ocurren esos giros de estelaridades que se posicionan en un lugar de una economía más estable, pero la mayoría de los artistas sabemos que elegimos una profesión y en general, tenemos que salir a defenderla. Somos abanderados de la defensa de nuestro arte. Posiblemente haya injusticias o abusos en el manejo de las instituciones, pero no por eso tenemos que dar todo por perdido. Es una responsabilidad, de las personas que tenemos como vocación su actividad, entretener y colaborar con nuestro propio país. Duelen estas medidas cuando son tan extremas y no tomamos conciencia de lo necesario que es apoyar la cultura.
Y quisiera no llorarte más
Recientemente, Cecilia Milone se separó de Nito Artaza. Más allá de la manera, la artista optó por el silencio y por escuetos mensajes en sus redes sociales. Mientras su vida personal hacía ruido en los programas de chimentos, publicó un descargo en su cuenta de Instagram y cerró la historia.
“El tango es un hermoso lugar para el desahogo el desamor”, dice al otro lado del teléfono ante la consulta por su ruptura.
Y jugando con la letra de la mítica canción de Gardel, la cantante volvió al primer amor para transitar su dolor allí.
–¿Trabajar en un proyecto como Master Tango ayuda a pasar de página?
–Y sí. Uno atraviesa idas y vueltas; momentos de tristeza, profundidad, alegría y momentos de nada. Es parte de la vida. A estas alturas, con 55 años se aprende que de eso se trata vivir y hay que mantenerse de pie en las circunstancias adversas. Por eso insisto en que hay que aferrarse a lo más profundo, a la hondura del alma y en mi caso es mi profesión. El tango me acompaña y me sostiene.
Para ir
Master Tango se presenta el viernes 31 de mayo a las 21.30 en el teatro Verdi de Villa María (Av. Hipolito Yrigoyen 328) y el sábado 1° de junio a las 21 en el teatro Ciudad de las artes (Av. Pablo Ricchieri 1955). Entradas disponibles desde $ 18.000 en boleterías del teatro y por autoentrada.com
