Camilo Nicolás es un humorista cordobés que transita su decimoquinto año de trayectoria en diferentes formatos como el stand up, la comedia y la improvisación.
Este año, la 59ª edición del Festival Nacional de Doma y Folklore decidió traer de vuelta el humor al escenario de la mano del también influencer, a quien le toca el desafío de plantar una bandera para que el género vuelva a conquistar un lugar en el festival.
En conferencia de prensa, el artista confesó que es una gran responsabilidad poder transmitir lo que busca y ser “el puntapié” para sumar a más humoristas en próximas ediciones festivaleras.
Nuevos tiempos, ¿nuevo humor?
Llevando la risa como estandarte, considera que pertenece a una generación en la que los comediantes deben aggiornarse a los nuevos tiempos, dejando atrás el humor tradicionalista. Camilo manifestó que en otras épocas “el humor se pasaba de mambo” y actualmente los comediantes pueden discernir sobre qué cosas hablar y reír.
“La sociedad ha evolucionado y si los humoristas no lo hacemos, los equivocados somos nosotros, no quienes no nos contratan para un festival”, explicó.
De todos modos, consideró que es un error “medir con la misma vara de hoy” el humor de antes, donde estaba permitido hablar de cuestiones que la sociedad normalizaba.
En ese sentido, tomó como ejemplo a grandes exponentes del género como Tinelli, Olmedo y Porcel para demostrar que las bromas eran avaladas por la misma gente. Hoy en día, según comentó, los comediantes deben entender el avance de la sociedad en relación al género, a la discapacidad y a los cuerpos ajenos, donde muchas cosas “nunca deberían haber sido graciosas”.
“Por ahí dicen que ahora no se puede hacer humor con nada, pero no, hay cosas con las que no se puede hacer humor porque no está bueno”, agregó a la reflexión.
Recordó que el comediante tradicional, muchas veces, entre un grupo de espectadores se enfocaba en el gordo o el feo, haciendo reír a toda una audiencia donde una persona “la pasaba mal”.
En la actualidad explicó que el humor es más autorreferencial y uno busca reírse de uno mismo. “Agarrar a alguien para la cagada para hacer reír a otros, ni en el humor ni en ningún ámbito se permite, y eso está buenísimo. No te podes reír de alguien está mal”, finalizó.