Este viernes, Darío Sztajnszrajber regresa a Córdoba para dar una charla de tres horas sobre el amor en Quality Espacio. Reconocido por su capacidad de hacer accesibles temas complejos, Sztajnszrajber se propone “desarmar” las formas hegemónicas del amor a través de la filosofía y bucear otras perspectivas.
“Estoy feliz de volver. La gente tiene ganas de seguir estas reflexiones. Hay mucha voluntad de cuestionamiento, pero también de tomarse esto entre lo profundo y lo liviano porque alivia (o aliviana) cosas que nos tomamos con demasiada solemnidad”, cuenta en diálogo con La Voz.
El divulgador cuenta que su propuesta para trabajar el amor es, como diría Friedrich Nietzsche, “a martillazos” para cuestionar aquellos marcos preestablecidos y desarmar las supuestas certezas que nos impone la sociedad.
“Vivimos en una sociedad que exige seguridad y lugares fijos. Lo que hace la filosofía es desmadrar todo eso; ir a fondo para vislumbrar hasta qué punto tal vez no haya fondo, y poder preguntarnos cómo se vive con eso como algo liberador, no opresivo. Es también una manera de recuperar algo muy humano como la perplejidad”, explica.
Esta disciplina, según él, no busca dar respuestas, sino desarmarlas para generar una transformación interna: “La filosofía es transformadora. Es todo lo contrario al conductismo. No es una disciplina que ayuda a encontrar respuestas”.
Un amor que arda
En su análisis, el sentido común impone un modelo “monocromático y disciplinador” para el amor. Por eso, el entrevistado señala que este es un buen momento “para cuestionar formas instituidas del amor”.
“La forma en que hoy se ama anula y niega al otro porque anula y niega la diferencia”, resalta.
En la charla, Darío Sztajnszrajber contrapone dos modelos: el tradicional y dominante, al que llama “farmacológico”, que busca calmar y completar al individuo, y otro que él prefiere, que conmociona, arde y nos pone en jaque.

“En el primero pregona la idea de que, cuando uno ama, va en busca de su otra mitad, no como realización, sino más bien como ansiolítico. Pero el amor que a mí me interesa es un amor que arda e incinere. Me gusta pensar al amor como un encuentro con el otro donde, desde su otredad, te socava. El amor no es convertir al otro en un insumo. Si el otro se vuelve un medio para tu felicidad, ya no hay un otro. El otro te desafía, te perturba, te transforma. Yo prefiero pasar por la vida ardiendo, aunque sepa que eso también trae dolor, desamor e inestabilidad”, revela.
Entre risas, Darío reconoce que hay gente que se siente identificada con este último modelo, mientras que otra “sale corriendo” porque su búsqueda se centra más en la tranquilidad de la relación.
“El que venga al show no va a salir ni tranquilo, ni con verdades, ni con respuestas; todo lo contrario”, afirma.
–O sea que el amor romántico es nuestro principal enemigo.
–El mandato del amor romántico, no el amor romántico. La propuesta –que trabajo en la charla y en mi libro El amor es imposible– es recuperar el amor romántico sin eso de que si “no te enamorás de un modo no es amor”. Es como si estuviera preguionado, de dónde tenés que partir y adónde tenés que llegar, como si fuese un producto en una cadena de montaje. Lo interesante del amor romántico es desposeerlo de lo regulativo. Tiene impacto y encanto, genera estremecimiento. Si el amor romántico se burocratiza, pierde su romanticismo porque se vuelve una práctica. Lo mágico del amor romántico tiene que ver con que es incalculable, imprevisible y no sigue normas. Nos arrebata. Es una experiencia de derrumbe.

–Hay mucho miedo a sufrir. ¿No pensás que estamos cada vez más desvinculados?
–Hay que repensar la idea de duelo y de separación. El desamor es constitutivo del acontecimiento amoroso. Así como siempre estamos amando, siempre nos estamos separando. No llegar a eso te lleva a blindarte. “Con tal de no sufrir en el amor, mejor no me enamoro”. Hay que repensar la idea de falta y dolor. El amor nunca se consuma en un 100%, siempre falta algo. Cuanto más arde, más duele y genera una sensación de cierta rispidez. Sólo cuando pensamos que el otro nos pertenece, al darse la ruptura, sentimos que lo perdimos. Uno pierde lo que creyó que tuvo. Si uno se corre de ese paradigma, se reconfiguran la ruptura, el desamor y el duelo y no te blindás. Estos tiempos de desvinculación tienen que ver con el miedo a no sufrir.
La fragilidad humana
El filósofo también aborda al impacto de la inteligencia artificial, la cual, desde su perspectiva, revela la fragilidad humana que intentamos negar. “Ponemos demasiado acento en ver qué provee la IA de novedoso y me parece que lo interesante es ver qué revela de nuestras propias limitaciones”, explica.
“Utilizarla frenéticamente para que te dé consejos o te ayude a resolver cuestiones vinculares habla más de nuestras carencias que de otra cosa. La IA revela nuestra fragilidad y, si algo hemos hecho en los últimos tiempos, es negar esa fragilidad y crear una imagen de omnipotencia, creer que lo podemos todo. El amor es una gran demostración de que no lo podemos todo. Un día te pegó el flechazo y se te derrumbó lo que tenías proyectado”, añade.

Con casi 20 años de experiencia como docente en escuelas secundarias, Sztajnszrajber sabe cómo captar la atención del público, especialmente de los jóvenes.
“La clave de la docencia es esa transferencia que se da con los que participan del acontecimiento. Ese siempre fue mi propósito en el aula. No me importaban ni cuándo tocaba el timbre ni los exámenes. Lo único que buscaba era lograr que pasara algo en esos 80 minutos y que los chicos se llevaran algo transformador”, señala, a la vez que reconoce que “ese cambio de escorzo” sigue siendo el norte en sus shows.
Su método incluye cruzar la teoría con ejemplos de la actualidad y otros mitos y relatos buscando siempre que el otro sienta que lo dicho puede ser “transformador en su propia existencia”.

Al final de la nota, el filósofo adelanta que está escribiendo un nuevo libro centrado en la muerte y el tiempo de vida que le queda a uno, un tema que lo conmueve profundamente en esta etapa de su vida.
“Creo que hay una edad en la que uno se plantea qué le queda. Tengo 57 años, se me murieron mis padres y se me están yendo los referentes. Las enseñanzas están, pero no las personas. Hay algo de esa pregunta por el morir o por lo que resta que me parece fundamental trabajar”, cierra.
Para ver
Darío Sztajnszrajber presenta su charla sobre el amor en el marco del ciclo “Pensar al otro” este viernes 5 de septiembre en Quality Espacio (avenida Cruz Roja Argentina 200). Entradas disponibles en la web de Quality desde $ 25.300 hasta $ 46 mil (los precios incluyen gasto por servicio).