Hernán Casciari lleva adelante un sinfín de proyectos artísticos con Orsai, su plataforma de contenido autogestionada y colaborativa. A través de ella, desarrolla iniciativas editoriales, audiovisuales, literarias, sonoras e incluso educativas.
Por estos días, el escritor está presentando Canelones, una miniserie basada en un cuento propio que fue producida gracias al aporte de casi 5.500 socios. El pasado miércoles se proyectaron en el cine las primeras funciones exclusivas para los colaboradores, y próximamente otros socios podrán verla vía streaming.
En medio de estas actividades, Casciari está preparando una nueva visita a Córdoba. Llegará al Ciudad de las Artes acompañado de su ya reconocida madre, Chichita.
La obra que presentan esta vez se titula La señora que me parió. En diálogo vía Zoom con La Voz, Casciari adelanta que hay marcadas diferencias con Una madre extrovertida, la primera que realizaron juntos.
“Son los mismos personajes, pero la principal diferencia con la anterior es que esta fue concebida de forma autogestiva, con el apoyo de 126 socioproductores, y logramos llegar de manera más mainstream. La hacemos en calle Corrientes con estructura, escenografía y puesta de luces. Lo anterior era mi vieja y yo en el off, marginal, y sin pensar demasiado.
–¿Hay preparación actoral o son ustedes naturalmente?
–Nos subimos al escenario desde 2016 sin ningún tipo de ensayo. Ahora estamos con una enorme experiencia y es casi como si hubiéramos ensayado cinco años. Pero la realidad es que nunca nos importó tanto. No es la interpretación ni la calidad actoral el plus de lo que hacemos, sino que sea verdad.
–¿Qué te genera un evento como la presentación de “Canelones”?
–Es una satisfacción compartida. Estuvimos presentándola a los socios productores con una doble función en el teatro 25 de Mayo, en Buenos Aires, donde asistieron más de 1.200 personas. Es motivo de celebración porque empezamos haciendo revistas y libros. Después, cuando nos empezó a ir bien, nos animamos a producir una película, La uruguaya. Más tarde llegaron las miniseries, documentales y series animadas. Ahora se viene una etapa muy fuerte en 2025. Orsai se convertirá en el paraguas que abarcará una gran cantidad de proyectos: audiovisuales, teatrales, de ficción sonora, libros, revistas… Va a ser algo muy lindo.
Clima de época
Hace dos años, en San Juan, un profesor de secundaria fue suspendido por leer una versión acortada de Canelones. Sin embargo, cuando los padres descubrieron el cuento completo, se escandalizaron por el contenido de ciertas líneas y por la presencia de palabras como “teta”, “culo” y “poronga”. Más allá del revuelo, en las redes sociales se generó un debate sobre la censura y la literatura que circula en las escuelas.
Con las diferencias sustanciales del caso, en estos días el tema vuelve a estar en boca de todos, ahora en torno a Cometierra, el libro de Dolores Reyes que se ha convertido en blanco de críticas de los sectores libertarios, junto con otras obras de escritoras como Sol Fantín o Gabriela Cabezón Cámara.
Consultado sobre este debate, Hernán Casciari aclara que los casos no son comparables: ”Lo mío fue más un berrinche de una mamá que se encontró con unas malas palabras en un texto que su hijo estaba leyendo; no se parece en absoluto a una cuestión más política como la que se está dando ahora”.
Y añade: ”En este caso, se trata del trabajo de autoras argentinas como Dolores Reyes, Aurora Venturini y otras. Ahí entra la ideología, la batalla cultural que está impulsando la derecha, y un montón de cuestiones mucho más complejas que la boludez que me pasó a mí”.
Al expresar su opinión sobre la censura, señala: ”Todos los intentos que haga una autoridad, una gobernación, un Estado, un director de colegio o un padre por censurar un texto a un chico, lo único que van a lograr es que el chico tenga muchísimas más ganas de leerlo. Así que bienvenida esa influencia”.
–¿Estás de acuerdo con esa afirmación de que los jóvenes cada vez leen menos?
–La forma en que una persona recibe una historia tiene muchos formatos. Podés escuchar un audiolibro, ver una serie o leer un libro. Ahí ya te mencioné tres. A mí los formatos no me interesan, lo que me importa es que la gente acceda a esas historias. Si la pregunta es si los jóvenes –o cualquier grupo– consumen menos historias hoy en día, la respuesta es que no: reciben más historias que nunca. El cómo las reciben, sinceramente, me chupa un huevo. Entonces, si las historias llegan a través de la lectura, la escucha o a través de pantallas, me da lo mismo. Lo importante es que esa historia llegue a la cabeza del otro, y creo que eso está ocurriendo como nunca antes en la historia de la humanidad.
–¿Fue una búsqueda de tu parte abarcar todos los formatos?
–No. Yo soy consumidor de contenido antes que creador. Cuando empecé a consumir contenido en diferentes formatos, naturalmente empecé a crearlo en esos mismos formatos. Cuando tenía 15 años, me pasaba el día leyendo. Ahora no, ni en pedo. Hoy hago de todo: leo, escucho, veo. Mi forma de crear contenido refleja quién soy como consumidor. No es algo estratégico, simplemente ocurre así. Por ejemplo, los cuentos los leo en voz alta para un programa de televisión o de radio, y después los subo, o alguien más los sube, a TikTok, Instagram, Twitter, Spotify y todos los canales de difusión posibles. No es algo que planee estratégicamente ni que me preocupe. Sé que pasa y está buenísimo que pase.
Para ir
Hernán Casciari se presenta el sábado 30 de noviembre en el teatro Ciudad de las Artes (av. Pablo Ricchieri 1955). Entradas, desde $ 29.900, en boleterías del teatro y vía autoentrada.com.