A favor: Los premios siempre son un riesgo
Noelia Maldonado
No bien se conocieron las nominaciones a los premios Carlos, se conocieron también los artistas que quedaron descontentos: Camilo Nicolás, El Coto y Pablo Albella, Gladys Florimonte, fueron algunos de ellos.
Y si bien hay que decir que varios tienen razones para rezongar (hay gente con trayectoria que no figura ni por asomo en las ¡37 nominaciones!), también hay que decir que cualquier instancia de premiación conlleva su recorte, sus riesgos y, por supuesto, sus injusticias. Esas son las reglas del juego.
Vamos a poner ejemplos a escala global: Margaret Qualley no fue nominada este año a los Oscar pese a su brillante actuación (que incluso le dejó secuelas físicas por largos meses) en La sustancia. Angelina Jolie tampoco fue nominada por Maria (filme sobre María Callas que aún no estrenó en Argentina pero que la instituye ante la crítica como una “señora actriz”) y hay quienes vociferan que se cometió la misma injusticia con Daniel Craig por su desempeño en Queer.
Seguro ellos también tienen razones para sentirse disconformes, mientras crecen los enojos contra la impresionante cantidad de nominaciones para Emilia Pérez, filme que llega con polémicas. Muchas veces las nominaciones (y los premios) reflejan no solo un gusto o un reconocimiento por la obra, sino también una postura política. Argentina, 1985 perdió el Oscar contra Sin novedad en el frente, justo en un año en el que la guerra estaba a la vuelta de la esquina.
Pero volviendo a los Carlos, que es lo que aquí nos convoca, no es la primera vez que ocurre que se pone en tela de juicio a quienes seleccionan y a quienes eligen ganadores. El año pasado, incluso, hubo quienes lo llamaron irónicamente “premios Pardo”, en referencia a uno los empresarios más importantes que tiene el sector.
Sin embargo, y pese a ciertas críticas, tampoco se puede reconocer este año que haya una animosidad por premiar a las obras más taquilleras o a los personajes más resonantes. El claro ejemplo es Mestiza, que tiene 11 nominaciones y ninguna figura de las “televisivas” que traccionan público por su popularidad o por las redes. Es por puro talento.
En suma, es muy difícil escapar de las posibles injusticias y, aunque se trabaje duro para minimizarlas, siempre alguien va a quedar afuera. Alguien que quizás, también merezca un reconocimiento por haber trabajado duro para su público.
En contra: Es hora de revisar criterios
Giuliana Luchetti
Como todos los años, los premios Carlos 2025 volvieron a generar polémica, esta vez por la ausencia de reconocidos humoristas en las ternas y por la falta de criterio a la hora de la selección de los ternados. Camilo Nicolás, junto con otros grandes del género, como Oficial Gordillo, El Coto y Hola Soy Pablo, así como Gladys Florimonte, manifestaron su descontento al no figurar entre la lista de nominados.
Camilo Nicolás, humorista cordobés que ya lleva 15 años generando risas en el público, utilizó sus redes sociales para expresar su indignación, resaltando que no fue considerado en ninguna de las 37 categorías. Más allá de la comprensible molestia por quedar fuera de la premiación, Camilo se refirió a la ausencia de categorías específicas que reconozcan el stand up y el humor individual, géneros que, año tras año, atraen multitudes en Carlos Paz.
Ahora bien, si bien es cierto que no existen las ternas “mejor humorista” o “mejor stand up”, como señaló Camilo, sí están las categorías “mejor espectáculo de humor”, “mejor labor humorística en espectáculo” y “mejor humorístico-musical”. Sin embargo, la cuestión de fondo sigue en pie: si hay ternas con hasta siete nominados, ¿no podía haber un espacio para estos artistas que, con su talento, llenan teatros y hacen reír a miles de espectadores?
A este reclamo se sumó también la mirada crítica de Gladys Florimonte, quien en dialogo con Intrusos expresó sentirse “ninguneada” por el jurado, cuestionando la falta de reconocimiento tanto para ella como para su equipo de No te vistas para cenar. Además, señaló que la dirección de su obra está a cargo de Lía Jelin, una referente del teatro con una trayectoria indiscutida, lo que hace aún más incomprensible la falta de nominaciones. Su crítica también alcanzó a otros actores y actrices que, a su criterio, fueron ignorados injustamente, dejando en evidencia que la polémica se extiende a toda la estructura de la premiación.
No hay entrega de premios sin controversia, eso es un hecho. Pero también es cierto que resulta llamativo que artistas con trayectorias consolidadas sean sistemáticamente ignorados, algunos incluso en su propia tierra. Asimismo, es curioso el escaso espacio que se le da al humor en la entrega de los premios, teniendo en cuenta que Córdoba hizo de este género su marca registrada.
En medio de este revuelo, queda claro que es hora de que el humor se reconozca como una de las grandes fortalezas de Carlos Paz, y también de revisar criterios de selección y darles a los artistas el espacio y el reconocimiento que se merecen.