Hace 40 años, en la calle Salta al 100, pasando la mitad de la cuadra, abría sus puertas lo que por entonces sería la flamante sede de la Escuela Provincial de Arte Figueroa Alcorta. El edificio, en realidad un galpón umbrío, había funcionado como depósito y también, anteriormente, según algunas versiones, como sala de velorios.
Ese espacio se transformó en un centro vibrante para la enseñanza de lo que todavía se denominaba “bellas artes”. Para varias generaciones de artistas de Córdoba, fue un lugar de encuentro con saberes y oficios, un pasadizo a los primeros deslumbramientos con nuevos territorios de la creación, y asimismo un ámbito de roce con almas gemelas y una guarida para las experiencias vitales de todo tipo emprendidas por la comunidad que allí se reunía.
Dos décadas más tarde, la Figueroa le decía adiós a esa calle céntrica y se mudaba a la Ciudad de las Artes, para convertirse luego en una de las ocho escuelas fundantes de la Universidad Provincial de Córdoba.
De esos rulos del tiempo se desprende “El lado oscuro de la Luna-La Escuela Figueroa Alcorta de calle Salta - 1984-2004-2024″, una exposición que reunirá obras de casi 90 artistas que estudiaron en la antigua sede entre 1984 y 2004.
“En ese lugar y período nos formamos muchos de los docentes que actualmente compartimos conocimientos con las nuevas generaciones de todas las escuelas fundantes de la Facultad de Artes (FAD). Es por ello que queremos reunirnos varios artistas –87 seremos– en la actual sede de la Escuela Figueroa Alcorta, para homenajear a nuestro lugar de aprendizaje y para visibilizar un período de la producción de las artes visuales cordobesas que permaneció oculto por diversos factores”, señala el artista visual Héctor Romanzini, organizador y curador de la muestra.
La exhibición abrirá al público el viernes 13 de septiembre a las 19 en la Ciudad de las Artes (Riccheri 1955, esquina Concepción Arenal), y se podrá visitar con entrada libre y gratuita de lunes a viernes de 8.30 a 21.30, durante todo el mes.
Volver a mirar
“Los seres y los objetos que nos iluminan tienen obviamente una cara que nos irradia luz y calor, su cara diríamos oficial, la que todos ubican, la que todos recuerdan, la que todos reseñan. Pero casi siempre hay otras caras, facetas, que permanecen ensombrecidas u ocultas, tan ricas como las publicitadas por el destino”, señala Romanzini en el texto de presentación de la muestra.
Escribe el artista y curador: “En un momento vital de este grupo de amigos que nos presentamos ante ustedes, compartimos un lugar físico, identificado en la nomenclatura municipal como calle Salta Nº 74, Centro. Ensombrecido galponazo, que extrañamente brillaba y mucho; de orígenes tan sombríos como su apariencia”.
Romanzini recoge dos versiones sobre el edificio: “Ese portal al lado de una vidriera habría sido anteriormente, según unos, los depósitos de los objetos prendados del antiguo Banco Social, refugio de las últimas esperanzas de los maltratados por las finanzas; para otros, las salas velatorias que facilitaba la Municipalidad a las familias de escasos recursos, lugar entonces de las últimas despedidas de los pobres”.
“Con esa carga energética fundacional –recuerda–, las almas y los haceres de los atravesados por las artes curamos, aprendimos, hicimos sin saber un faro, un faro de cabotaje, tal vez, incomprensible para la gente de provecho, pero maravilloso e inconmensurable”.
El artista rememora aquellos años, como si mirara un aleph: “Era entrar y chocarse con una manifestación; la Mona Lisa o la Venus de Milo; una carrera de bicicletas o de patines en los pisos altos; modelos crucificados a caños que goteaban; unos tipos pintados de amarillo gesticulando en el montacargas”.
También se podía “ligar torta en la presentación de un trabajo final; el locro de un Paicor para adultos; dibujar gente desnuda, para espanto de tus familiares o extraños; ver documentales franceses en súper8 y el Arterama en el episcopio; ponerse de novi@; pelearse y arreglarse”. O salir a la noche de la escuela y cruzarse a policías pesados y a los cirujas de la peatonal.
“Todo eso por separado y todo a la vez; todos esos desajustes de la lógica social en un lugar, un tiempo y un zeitgeist, ya partidos, pero que venimos con alegría a descubrirles o a recordarles”, resume Romanzini.
Investigación
La idea es que cada artista muestre una obra “vieja”, de aquel tiempo, y una obra nueva. También se podrán ver videos con testimonios.
El origen de la muestra es una investigación iniciada por Romanzini para una tesis de licenciatura en Arte y Gestión Cultural: “Empecé a recopilar datos en la pandemia –cuenta–. Armé la tesis, y me quedó el contacto de un montón de gente. Fue ahí que me picó el bichito de hacer algo con la Figueroa, porque todavía la mayoría de los profesores están”.
Además de información y testimonios, el artista recopiló fotografías que hablan por sí solas de la intensidad de ese período. Hay, por ejemplo, una imagen muy poco conocida del momento de realización del Chancho Cecor (1995), obra de intervención callejera con la que Alicia Rodríguez, Marivé Paredes, Viviana Oviedo y Cristina “Kiki” Roca le dieron voz y cuerpo al descontento social, con una irónica alcancía gigante que aludía en su título tanto a ese artefacto casero para el ahorro como al apodo del gobernador Ramón Bautista Mestre.
Hay registros de la acción artística realizada en agosto de 1996, en respuesta a la reforma educativa que había anunciado el Gobierno provincial. El proyecto impulsaba el cierre de establecimientos educativos, muchos de formación técnica, así como de las escuelas de Arte. En este contexto sociopolítico, “Las chicas del chancho y el corpiño” (en colaboración con Fabián Liguori) desarrollaron una serie de acciones en las que participaron artistas, alumnos y docentes de las instituciones afectadas.
En la primera acción, un centenar de personas envueltas en bolsas negras de consorcio permanecieron acostadas durante cuarenta minutos sobre la Av. Maipú, rodeando una enorme bandera en forma de cruz con la inscripción “Muerte de la educación / Entierro de la cultura”, con el Réquiem de Mozart de fondo.
Otra fotografía es capaz de narrar una anécdota muy divertida sobre la dinámica puertas adentro de la Figueroa, que podía incluir momentos lúdicos. En la imagen se ve una cabeza esculpida, montada en el borde de una pared donde se ha dibujado el cuerpo.
“Es una historia muy graciosa –revela Romanzini–. Esa cabeza había sido realizada durante un ejercicio de tercer año. Teníamos que hacer cabezas. Por ese entonces en la Escuela había muchos noviazgos, y por lo general las chicas hacían bustos de sus novios. Y pasaba que, cuando había rupturas, los bustos andaban vagando por las aulas o se usaban para trabar las puertas. Esa cabeza que se ve en la foto es el ex de una amiga. Entonces un grupo la agarró y la puso en la tapia. La usaban para tiro al blanco cuando estaban en hora libre, y le habían puesto ‘Tiro al pichón’. Luli Chalub y Claudia Carranza hicieron la pintada en la pared”.
Esas y otras historias están enredadas en “El lado oscuro de la Luna-La Escuela Figueroa Alcorta de calle Salta 74″, una muestra que puede ser la ocasión de un viaje en el tiempo.
Todos los artistas que participan
Víctor Barrera, Gabriela Barrionuevo, Luciana Bertoloni, Gladys Bonaudi, Daniel Brito, María del Carmen Cachín, Eugenia Cadelago, Calderón del Chancha, Juan Carlos Callejón, Juan Canavesi, Rafael Carletti, Fernando Castro, Jorge Castro, Ariela Cervera, Carina Cervigni, Carina; Luli Chalub, Omar Charaf, Carina Charras, Flavia Colombo, Luis De Mattia, Cecilia Dehner, Beto Díaz, María José Escola, Alejandra Espinosa, Carlos Estevez, Adrián Ferrero, Julio Gambero, Susana García Theaux, Andrés Gigena, Mariana Gluzman, Veky Gómez, Luciana González de Cecco, Carlos González Soria, Teo Hepp, Candelaria Jaimez, Mónica Jibsi, Marcelo Jijón, Norma Lesaca, Eduardo Livadioti, Cecilia Luque, Analía Mamut, Mario Marmaj, Patricia Menna, Marcela Millicay, Walter Moyano, Alejandro Nazrala, Ana María Olmo, Juan Carlos Oro, María Luisa Ortiz Zavalla, Mariana Oviedo, Ramiro Palacio, Marivé Paredes, Fernando Paredez, Celia Pecini, Adriana Peñeñory, Enrique Pereyra, Enrique, Alejandra Pérez Álvarez, Liliana Rodríguez, Martín Rodríguez, Agustina Rodríguez Suhurt, Héctor Romanzini, Carlos Romero, Fabiana Rossi, Roberto J. Saez,Flavia Sánches, María Florencia Sarría, Estela Sartori, Mariela Schauvinhold, Belkys Scolamieri, Sebastián Silber, Fernando Sosa, Laura Sosa Loyola, Paula Spada, Beatriz Tesan, Gustavo Toniutti, Andrea Toscano, Laura Vaieretti, Marta Valdez, Blanca Vicens, Mariana Villada, Daniel Vocos, Fabiana Alaniz, Gabriel Amaya, Carlos Balderramas, Gabriela Bárcena, Verónica Bario, y Guillermo Zárate, Guillermo.
Para ver
La exposición con obras de 87 artistas abrirá al público el viernes 13 de septiembre a las 19 en la Ciudad de las Artes (Riccheri 1955, esquina Concepción Arenal). Se podrá visitar con entrada libre y gratuita hasta fin de mes, de lunes a viernes de 8.30 a 21.30.