En Córdoba, uno de los sucesos musicales más interesantes y lisérgicos de las últimas semanas tiene nombre y apellido. O, en todo caso, un seudónimo lo suficientemente potente para generar una curiosidad instantánea en cualquier corazón cercano al pulso del viejo y querido Rock, así con mayúsculas.
Se trata de Las Rutas y su flamante primer álbum, Hasta que se apaguen todas las luces, un compendio de seis canciones que contagia entusiasmo inmediato a partir de un cóctel de emoción, ritmo y distorsión, y que será presentado este sábado en Casa Babylon.
El cuarteto, formado hace cuatro años por Javier Duckardt, Juan Cosenelli, Juan Cruz Ludeña y Juane Hueda, estrenará formalmente este trabajo que llega apenas doce meses después de su primer esbozo musical, el auspicioso EP Los perros. No obstante, en un año pueden pasar muchas cosas, y eso es lo que reafirma Hasta que se apaguen todas las luces: muestra un crecimiento sin atenuantes por parte de una banda que ya se erige como una de las principales manifestaciones rockeras y bluseras de la ciudad.
“Cuando arrancamos en el 2021, al principio teníamos muchas ideas colgadas o cosas nuevas que nos iba bajando, pero siempre con la idea fija de tocar ‘rock y blues’, en definitiva, siempre fue lo que más nos gustó, tanto como género para escuchar, como para tocar”, admite Hueda, guitarrista y cantante, en una reflexión especialmente tipeada para La Voz antes del show que compartirán con Ayermaniana en el ex-Abasto.
“El desafío era poder darle frescura a un género que tiene miles y miles de exponentes zarpados. Lo cual nos llevó a buscar matices psicodélicos que pudieran amalgamar bien con los riffs punzantes que iban saliendo”, dice luego, a manera de anticipo de lo que puede percibirse en la cosmovisión musical de Las Rutas.
“Muchas veces nos parecía muy bueno el sonido logrado entre ensayo y ensayo, pero al final seguíamos buscando un sonido aún más ajustado y característico. Finalmente, como resultado de tantos ensayos y compartir mucha música entre nosotros, logramos llegar a lo que hoy se puede apreciar en nuestro segundo material de estudio”, contextualiza.

Un acto revolucionario
Al teorizar sobre Hasta que se apaguen todas las luces, Hueda explica que la amplitud del disco –con momentos nostálgicos y otros rabiosos, en un interesante abanico de matices y variantes– tiene que ver con la necesidad de la banda de encontrar su propio registro dentro de estilos largamente desarrollados desde la segunda mitad del siglo 20 a esta parte.
“Al haber tantos subgéneros dentro del rock, no queríamos que nos encasillen en algo genérico, la idea era poder mostrar todos los rasgos y los estadios emocionales que podían estar atravesándonos y para ello era necesario tener versatilidad, pero sin caer en un popurrí”, resume el guitarrista y vocalista, que comparte funciones con Duckardt mientras Cosenelli y Ludueña se hacen cargo de la base rítmica.
“Nos fuimos apoyando en donde nos íbamos sintiendo más cómodos, por eso no podían faltar las baladas, como tampoco algunos tintes bien pesados rozando el stoner y por momentos el metal”, dice Hueda sobre un tracklist que navega por aguas revoltosas pero también se permite la contemplación y el encuentro cercano con otros sentimientos, siempre “con el rock and roll y el blues como base”.

Pero más allá de lo estrictamente musical, Las Rutas también ha dado vida a un manifiesto de este tiempo y espacio. En las letras del álbum se perciben las marcas de un contexto complejo a nivel social, en el que el individualismo y la falta de diálogo resultan cada vez más normales.
Contra eso, una respuesta posible es hacer una música a partir del encuentro con otros. “En el medio del caos y la confusión, donde todo por momentos parece irremediablemente perdido, el arte hecho canción se vuelve una herramienta revolucionaria”, escribió la banda en su perfil de Instagram al promocionar la salida del álbum.
“Entendíamos que en un momento tan delicado que pasamos como país, tanto en lo económico como en lo emocional, teníamos el deber como artistas de aportar una voz más, un grito. Entonces resulta muy gratificante poder darle vida a todo esto, porque el mensaje es claro: seguir a pesar de la adversidad y la descompostura social”, observa Hueda, quien al instante levanta otra de las banderas de la banda: “La música como refugio y como expresión de lucha ante la desigualdad”.
Amigos son los amigos
La visión humanista que expresa el grupo en sus canciones tiene un correlato directo en el show que darán este sábado en Casa Babylon, cuando además de Las Rutas se presente también el quinteto porteño Ayermaniana. Con la cordobesa Pamela Rudy como tecladista, el grupo psicodélico pondrá en escena las canciones de No quedan días por gastar, otro álbum lanzado en las últimas semanas y con aroma a foto de su tiempo.
“Invitamos a Ayermaniana porque lxs consideramos nuestros amigxs y hermanxs. Mas allá de la admiración musical que podemos tener por algún artista, nos gusta tocar con nuestros amigos, es decir, con artistas donde la admiración es mutua, donde haya un vínculo de amistad y respeto”, asegura Hueda, que se anima a prometer dos shows “donde ambas bandas lo van a dar todo” y también “una puesta en escena un poco más jugada que las anteriores”.
En ese sentido, Las Rutas adelanta varios shows en distintos puntos del país (Buenos Aires, tanto ciudad como provincia; Mendoza, La Pampa) y una nueva instancia de presentación de disco en Río Cuarto (el 10 de mayo en UMF, junto a Zombie Loco). Pero también hay un más allá en el horizonte.
“Estamos componiendo canciones nuevas. Es como que al poder grabar todo lo que ya teníamos, empieza una época hermosa llena de creatividad donde las nuevas ideas y colores empiezan a florecer”, comenta Hueda, encargado de darle voz individual a una identidad que, como el entramado sonoro de Hasta que se apaguen todas las luces, echa mano a ese componente colectivo que destaca al rock como música y como cultura.

-En el disco hay un halo de camaradería y código común entre ustedes. Se nota que la pasan bien haciendo música juntos, incluida la participación de Joan Manuel Pardo, de Camionero. ¿Qué pueden decir del componente humano-social detrás de este disco y de la banda?
-Si hay algo que siempre nos caracterizó, es justamente ese sentido de comunidad, de amistad y camaradería. A lo largo de los años, el mensaje siempre fue el mismo: “Nadie se salva solo”; y lentamente fuimos armando un grupo humano increíble, que al día de hoy no solo nos acompaña, si no que nos alienta y nos sostiene en momentos complicados. Las bandas amigas, como lo son Camionero, Ayermaniana, Levantamiento Neblina, solo por mencionar algunas, tienen un feedback con nosotros muy lindo ya que comparte este sentido de compañerismo y amistad muy fuertes, donde todxs se ayudan con todxs, donde nadie es más que nadie y que al final, todo eso converge en Hasta que se apaguen todas las luces. El resultado es un presente de madurez y como dijimos antes, de compañerismo, por eso invitamos a Joan, por los años de haber compartido tanto juntos y haber forjado una amistad increíble, tanto con él como con Santi (baterista de Camionero). Por ese vínculo tan estrecho, hasta parece un integrante más de Las Rutas (risas).
Para ir
Las Rutas presenta Hasta que se apaguen todas las luces este sábado en Casa Babylon (bv. Las Heras 49) a partir de las 20. Banda invitada: Ayermaniana. Entradas en venta desde $ 9 mil en Alpogo.com.