Andrea Rincón debutó recientemente como conductora y en diálogo con Mariana Fabbiani para DDM Rincón habló de este nuevo desafío, y también hizo referencia a sus luchas personales, de las que no se arrepiente porque asegura que todas la dejaron una enseñanza.
“El día que debutamos no pude ir con el auto de los nervios. Me cuestan un poquito las emociones, no las puedo manejar muy bien”, contó.
Cuando Fabbiani le preguntó cuál fue la batalla más dura, Rincón precisó: “Todas las batallas en el momento, son las más duras. Lo que pasa es que hay que saber antes de meterse en las cosas que uno puede decidir, porque hay cosas que vienen y te atraviesan y ya está, no las decidimos. Pero hay cosas que sí. Por ejemplo ¿estoy preparada para conducir un programa? y lo mismo para las relaciones humanas. Hoy estoy sola, y elijo estar sola, porque sé que no estoy preparada para tener una pareja".
“¿Cómo te das cuenta?“, quiso saber la conductora y Andrea precisó: ”Hoy siento que no es negocio. Cada desamor me deja como fuera de juego un tiempo largo. Como sin fuerzas, como si estuviera muerta en vida. Hoy siento que no estoy capacitada para volver a lo mismo, porque me pude levantar, volví a resurgir, y no tengo ganas de volver al mismo lugar. No tengo ganas de sentir esa sensación de no sentirte amada, de no sentirte elegida. Hoy estoy muy bien conmigo misma... Hoy me amo a mí, pero yo antes no me amaba a mí, sino no me hubiese hecho tanto daño, pero aprendí a amarme".
Andrea Rincón y su acercamiento con Dios
“Cuándo venían a hablarme de Dios yo te decía ‘no, yo soy el otro, te equivocaste, golpeaste la puerta equivocada’. Y sí, yo estaba claramente en el otro bando. Cuando me enteré que existía y empecé a darme cuenta que realmente existía, cambió todo.
“A mí vino Dios y me puso una piña en el mentón. A mí realmente me pusieron una mano en la espalda, me hablaron de Dios, y sacaron demonios tipo exorcismo. Terminé tirada en el piso con los ojos dados vuelta real. Se llama liberación, yo me asusté, agarré mi bolsito, me puse toda mi ropa, me fui a dormir a la casa de mi papá, me quedé seis meses guardada, leía la Biblia y ahí empecé”, contó.
“Entré en pánico, porque me empezaron a pasar muchas cosas sobrenaturales, me da como un poco de miedo contarlo acá en televisión, me ponían las manos y estuve como dos años que escupía sangre en el momento en el que me ponían las manos”, siguió.
“Dije: ‘me voy a morir’, me fui a hacer estudios de todo tipo... por eso empecé a estudiar, a hacer estudios bíblicos, me puse a estudiar la Biblia más a fondo, y a empezar a entender que a veces las personas no hacen las cosas porque quieren, sino porque hay una fuerza que no las podemos ver, y que suceden”, cerró.